La sonrisa de Antoñito

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Antonio Jiménez, todo un ejemplo de superación

Antonio Jiménez, el joven con sordoceguera de Algeciras que se hizo viral con el Resistiré de la pandemia y el himno del Cádiz CF en lengua de signos, apasionado del fútbol, cautiva a los profesionales de los Servicios Sociales de la ONCE por su actitud entusiasta de superación ante la vida

La fragilidad de su aspecto, delgado y sin todavía musculatura, contrasta con la robustez y fortaleza de su interior, la determinación de su carácter y la grandeza de su corazón.  Sonríe. Sonríe siempre, aunque no entienda ni le entiendan. Pero no es por disimular su sordoceguera, sino por su afán de adaptarse y salir de la sombra. Es un sí a todo. Su fuerza de voluntad, sus ganas de hacerse ver y hacerse oír le llevaron a hacerse viral en plena pandemia al grito de Resistiré en lengua de signos en medio de la mayor crisis que haya vivido España y el mundo en décadas, o, más recientemente, con el himno del Cádiz CF, muestra de su afición al fútbol, su verdadera pasión. Antonio Jiménez, Antoñito, se mantiene firme y erguido por las calles de Algeciras, por más que pese su mochila, que pesa, ante una vida que no se lo está poniendo nada fácil. 

Sebastián Herrera ejerce como técnico de rehabilitación de la ONCE en el Campo de Gibraltar desde hace 18 años y lleva a Antonio desde que se afilió a la Organización con cinco años. Desde entonces ha trabajado su autonomía personal y la optimización del pequeño resto visual que conserva en un ojo, y que le permite desplazarse con la ayuda del bastón, aunque sigue teniendo dificultades severas para sortear el deslumbramiento.

Una evolución admirable

“Su evolución ha sido admirable -reconoce con un punto de brillo en sus ojos-. No puedo expresarlo de otra forma. Cuando lo conocí de pequeño, que no tenía posibilidades de comunicarse prácticamente, fue un auténtico reto para todos los profesionales que empezamos a trabajar con él. Hasta hoy, que se puede expresar y te puedes comunicar con él sin ningún tipo de problema”. 

Antonio con Sebastián bajando las escaleras

Chano Herrera ha visto una evolución "admirable" de Antonio en su autonomía personal | Reportaje gráfico: Fernando Ruso

Chano, como le conocen en Algeciras, le ha enseñado a vestirse, a desplazarse, a coger el autobús para ir al Instituto, a caminar hasta el polideportivo, a incorporar como rutina en su vida el fútbol, su gran pasión. Y ahora tiene como meta enseñarle a cocinar, manejar el cajero automático y, lo más importante, a que no se frustre en el intento para seguir avanzando en su evolución. “Yo lo único que hago es enseñarle unas técnicas, vale, pero realmente el mérito es de Antonio, porque ha superado cada uno de los retos que se ha ido encontrando en su vida. Chano se muestra especialmente orgulloso de cada logro que alcanza el joven. “Para mí, que el año pasado preparara de forma autónoma su viaje a Tenerife, que preparamos durante varios meses, y que lo hiciera con esa ilusión... Tengo ahora mismo los vellos de la piel erizada -se detiene mostrando su brazo-. Yo no viví mi viaje de estudios tan emocionante como he vivido el de Antonio”, resume gráficamente.

Antonio andando por los pasillos del Instituto

Antonio Jiménez cursa 4º de la ESO en el IES Torre Almirante de Algeciras

Chano no tiene dudas, el chaval triunfará en la vida. “Antonio se ha ido abriendo camino poco a poco, lo que pasa es que la sociedad no está concienciada ni mentalizada para que una persona con una gran discapacidad entre en el mercado laboral -lamenta-. Es muy complejo, muy complicado, sobre todo en el Campo de Gibraltar. Queda mucho, cuesta muchísimo mentalizar al empresario y que no vean a la discapacidad como una limitación. Es al revés, son personas que en el momento que pueden desarrollar determinadas actividades lo realizan con un esfuerzo y de una forma continua y con una confianza que a veces nos falta a las personas que no tenemos discapacidad”.

“Somos una familia muy feliz”

Su madre Vanesa Gómez está siempre pendiente de sus entradas y salidas, sobre todo de sus vueltas, porque le tiene “aburrida”, dice, con el fútbol, que le hace volver sobre las 21:00 horas de lunes a viernes, y no antes de las 23:00 horas los fines de semana. Desde que nació, Antoñito se ha sentido arropado siempre por el amor de unos padres entregados. “La vida con él ha sido muy dura -reconoce-. A los ocho meses ya le operaron de cataratas. Verlo así es muy difícil, pero lo hemos sacado para adelante a base de llorar. Pero está ahí”, dice mirándolo con orgullo de madre. “Somos una familia feliz si, muy feliz”, concluye.

Antonio recibe un beso de su madre a la entrada del Instituto

"Lo hemos sacado adelante a base de llorar", dice orgullosa la madre de Antonio, Vanesa Gómez

María del Mar Delgado, profesora del equipo educativo de la ONCE desde hace tres cursos, conoció a Antonio a través del vídeo que se hizo viral en plena pandemia por su interpretación del ‘Resistiré’ en lengua de signos. Pocas semanas después le asignaron al alumno y fue -dice- todo un regalo. “Ver qué necesidades tenía, de qué manera podía intervenir para que avanzara y mejorara fue un reto profesional y una satisfacción”, explica. 

Actitud, entusiasmo y ganas de aprender

A su juicio, a Antonio le hace diferente su actitud, su principal fortaleza. “Sobre todo tiene mucho entusiasmo, muchísimas ganas de aprender, de conectar también con lo que le rodea”. Así vence la principal barrera a la que se enfrenta una persona con sordoceguera, la comunicación con el entorno que tanto limita su día a día. “Siempre tiene ganas de hacer cosas nuevas, de plantearse nuevos retos, nuevas metas que alcanzar y es fácil trabajar con él”, comenta en una de las aulas del IES Torre Almirante, donde el joven cursa 4º de la ESO.

Antonio recibe indicaciones de María del Mar en un aula

La maestra María del Mar Fernández subraya el entusiasmo de Antonio por conectar con todo lo que le rodea

María del Mar reconoce que en estos tres años ha aprendido muchísimo de él también viendo cómo como avanzaba. “Yo iba probando con diferentes técnicas para la comunicación. Como profesional a lo mejor creía que había cosas que no iban a funcionar y al final sí eran adecuadas y útiles para Antonio”, explica. 

Delgado cree que el joven da un claro ejemplo a la sociedad. “El ejemplo que da sobre todo es la actitud con la que se enfrenta todos los días a las dificultades en su entorno y en todas las facetas de la vida diaria, su flexibilidad para adaptarse a las cosas que van llegando nuevas, su entusiasmo para ponerle ganas y afrontar sus pequeños retos -explica-. Sobre todo, es un ejemplo dentro de la persona con sordoceguera por su lucha contra esas barreras de la comunicación”.

Subidón de autoestima

Antes que María del Mar, María Jesús Fernández, maestra de la ONCE desde 1990, atendió a Antonio durante toda una década. Se abrazan efusivamente cuando se encuentran por los pasillos desnudando un cariño mutuo. Le conoce bien. Su evolución -dice-, ha sido enorme. “Yo me encontré un niño que luchaba todos los días para para poder comunicarse con los demás y solamente lo hacía a través de la expresión facial y del movimiento. Y hoy es capaz de comunicarse casi con cualquier persona. Cada día se le ve un poco mejor. A nivel visual es muy autónomo en las cosas normales que hacen los niños de 18 años. En el momento que no tiene mediación es cuando tiene un poquito más de problema. Pero bueno, todo lo suple con el ánimo y con las ganas que tiene de estar incluido con los demás”.

María Jesús saluda a Antonio en los pasillos del Instituto

"Es un alumno con el que es muy fácil lucirse", dice María Jesús Fernández, que ha sido su maestra durante una década

Ese afán de conexión con el exterior le lleva a disfrutar en exceso del móvil y las redes sociales. Nada raro con 18 años, casi 19. “A mí no me preocupa nada de Antonio. Está bien orientado por parte del Instituto y de su familia. Desde el principio le hemos insistido muchísimo en el uso responsable del móvil. Para él ha sido una ventaja enorme poder disfrutar de estos medios de comunicación social”.

Su vídeo del Resistiré tuvo cerca de 90.000 descargas y el del himno del Cádiz CF en lengua de signos otras 85.000 escuchas. Esta iniciativa del aficionado cadista algecireño, que publicó en las redes el pasado mes de agosto, gustó tanto en Cádiz que el propio presidente de la entidad, Manuel Vizcaíno, le entregó una camiseta personalizada con su nombre con el dorsal en el descanso del partido entre el Cádiz CF y la UD Almería.

“Eso para él es un subidón de autoestima”, reconoce María Jesús. “Es como un reconocimiento social que a él le ayuda a sentirse mejor consigo mismo”. Antonio lo corrobora, le gusta esa fama, pero por una razón, “porque me vean cantando en lengua de signos”, asegura.

Antonio entre María Jesús y María del Mar

Tanto María Jesús Fernández como María del Mar Delgado destacan la actitud del alumno como su principal fortaleza

“Esas ganas que tenía de estar con los otros, de estar incluido, de salir de esa sombra, es la que le ha hecho salir hacia adelante”, añade Fernández, que reivindica la importancia que tiene la estimulación precoz y la atención temprana en el éxito del proceso de integración. Antonio no entró en ese aprendizaje hasta los 8 años. “Los niños tienen esa palabra mágica que utilizamos tanto, la resiliencia, una capacidad de adaptarse mucho mayor que los adultos. Y bueno, Antonio es un ejemplo de superación, eso es indiscutible”. Tres años después de haberlo dejado, María Jesús reconoce que un caso como el suyo deja huella en su trayectoria. “Es un alumno con el que es muy fácil lucirse porque tiene muchas ganas -reconoce la maestra-. Cualquier cosa que le planteas siempre te va a decir que sí. Rápidamente se adapta absolutamente a todo lo que le proponga. Con él la intervención siempre ha ido de menos a más”.

Objetivo, sentirse seguro

En el día a día de Antonio es fundamental el trabajo de Sara Ruiz, mediadora de FOAPS, la Fundación ONCE para la Atención de Personas con Sordoceguera, desde hace dos años. Los dos comparten pupitre de lunes a viernes en asignaturas como Lengua, Matemáticas, Inglés, o Geografía e Historia, para que él pueda llegar a entender los contenidos de la materia. Se lo explica en lengua de signos y también más detallado si fuera preciso. “La verdad es que desde la primera vez que lo vi hasta ahora ha evolucionado bastante”, comenta. “Su singularidad es que es capaz de hacer de todo, sabe desenvolverse bien en el ámbito social y escolar”, señala.

Antonio con Sara, su mediadora de FOAPS

La mediadora de FOAPS, Sara Ruiz, es otro pilar esencial en la comunicación de Antonio con su entorno

Eso ocurre de lunes a viernes. Un día a la semana, por la tarde, la mediadora acude a su casa para enseñar a sus dos hermanas lengua de signos, a través de juegos, para que la comunicación mejore también dentro de la familia. Y los fines de semana, permanecen en contacto vía WhatsApp para resolver las dudas que surjan. “Para mí es lo más satisfactorio de mi trabajo, que se sienta seguro, que sienta que puede hacerlo todo, y que en el futuro pueda trabajar en cualquier cosa que quiera. Tiene capacidad de adaptarse”, añade.

Antonio con Sara en los pasillos del centro

La mediadora de FOAPS enseña también lengua de signos a las hermanas de Antonio para facilitar la comunicación familiar

En su opinión, lo más complicado está resultando la inserción dentro de la propia clase con sus compañeros, que no terminan de estar involucrados con él, todavía no le hablan como a uno más. “Creo que dándoles una clase de lengua de signos básica podrían llegar a comunicarse con él de una forma más fluida”, sugiere.

Con los pies en la tierra

A Isabel Roldán tampoco le preocupa mucho el impacto que las redes sociales puedan tener en Antonio. Isa ha cumplido ya 32 años como instructora de Tiflotecnología en la ONCE de Algeciras y ha trabajado con él en los últimos cuatro años en todo lo relacionado a la informática y las nuevas tecnologías. “Me preocupa lo mismo que los demás niños de esa edad; lo que hay en redes metidos, la inseguridad que hay, el que estás vendido totalmente y es muy difícil que tú puedas controlar lo que hacen con lo que tú subes y bajas. Yo a los padres les explico que deben tener mucho cuidado, que la seguridad es muy importante, que tú no dejas tu casa abierta para que ente cualquiera. Pues las redes son lo mismo”, dice.

Isabel da indicaciones a Antonio con su móvil

La instructora de Tiflotecnología Isabel Roldán confía en la madurez de Antonio para manejarse en las redes sociales

Antonio responde con la interpretación de su mediadora. “Las redes sociales me gustan porque me gusta conocer gente, para hacer accesible la lengua de signos y para que aprendan a comunicarse conmigo”. Y le gusta la Lengua “porque puedes leer y aprender un poquito más”, y la Educación Física, “porque corro en el patio”. El Inglés no tanto “porque me cuesta más”, reconoce sin perder la sonrisa.

Isa no considera esos dos momentos virales en la vida de Antoñito como un éxito profesional suyo, pero si los siente con orgullo propio. “Ahí tanto la familia como el equipo que trabajamos con él le explicamos que hay que tener los pies en la tierra, que son una cosa que pasa, que eso no es siempre así, que te puede salir una vez bien, pero otra vez no”, comenta antes de reivindicar la labor de los profesionales de la ONCE.

Antonio mostrando un trabajo manual

Antonio Jiménez muestra orgulloso un trabajo manual que el centro algecireño ha colgado en uno de los pasillos

“Eso tiene que quedar claro a todo el mundo, que es muy importante y que ayuda mucho a los afiliados y a las personas con problemas visuales graves. Que la gente no se da cuenta, pero la labor social que hace la ONCE no se hace en ninguna parte del mundo”, subraya visiblemente orgullosa mientras se abanica.

Ejemplo de diversidad

Para el jefe de Estudios del Instituto, Carlos Román, la presencia de Antonio en las aulas permite al centro poder apreciar la diversidad del alumnado y de la propia sociedad. “Los alumnos pueden compartir en su día a día con otros que tienen otras capacidades diferentes y les ayuda a valorar precisamente cómo se enfrentan a la vida en general”, afirma. Aunque reconoce también que la comunicación es el principal inconveniente y que habría que mejorar su interlocución con sus compañeros de clase. “Sí que es verdad que existe interés por parte del alumnado, pero claro, luego se crea esa barrera que imposibilita a lo mejor la continuidad de una relación”, admite.

Primer plano de Antonio en su clase

El alumno asegura que no es valiente, pero, a continuación reconoce que no tiene miedo a nada y que dice a todo que sí

El centro, asegura, se esfuerza por mejorar esa comunicación. “Es verdad que es una asignatura pendiente, pero Antonio es un ejemplo de trabajo, además de optimismo, porque a pesar de las dificultades que tiene, él siempre está con una sonrisa en la boca, aunque con los compañeros quizás su relación sea un poco más complicada. Es un ejemplo de buen humor y de optimismo", termina diciendo.

Una satisfacción increíble

En el Club Deportivo San Bernabé, Antoñito es otro. Se le cambia la cara. Allí pasa tardes sin hora como utillero del vicepresidente del Club, Damián Yáñez, que entrena a los más pequeños ante la atenta mirada de sus padres que siguen cada movimiento desde las gradas. Desde la perspectiva de la práctica deportiva, Damián coincide con el resto de los profesionales educativos; Antoñito es un ejemplo de trabajo a pesar de todas sus dificultades. 

Antonio con su entrenador

El entrenador del Club Deportivo San Bernabé de Algeciras se declara orgulloso de la integración de Antoñito en el campo

No se separa de él ni aunque el sol castigue a 40 grados en los primeros días de un otoño que se parece mucho a agosto. Lleva el agua, pone los pivotes, repite directrices que marca el jefe para los niños, les guía, recoge los palos, ayuda a hacer los ejercicios, va y viene, corre, suda. Antonio colabora con Damián en el equipo bebé (5 y 6 años), ayuda con el Benjamín B, (de 7 a 9 años) y también echa una mano con el Alevín B (11 años).

Antonio recibiendo las indicaciones del entrenador

Antonio recibe las indicaciones del entrenador para luego él repetirlas a los niños que entrenan

“A una persona con discapacidad darle una oportunidad así que le guste tanto es darle una satisfacción increíble”, explica el entrenador deportivo en un receso buscando la única sombra que queda en el campo. “Aquí se le considera uno más del Club, nunca lo discriminan y todos los niños lo quieren”, dice presumiendo de equipo. “Él ha aportado mucho al Club y a la vez el Club a él, que le da una calidad de vida diferente. Es una cualificación donde una persona con discapacidad le está dando unos valores a muchos que no tienen esa discapacidad de cómo tiene que hacer las cosas”, explica.

Antonio con el ayudante del entrenador

Antonio, que se hizo viral al interpretar el himno del Cádiz CF en lengua de signos, reconoce que el fútbol es su pasión 

En primer lugar, Antonio se reconoce del San Bernardo, luego del Algeciras, a continuación de Cádiz, y después eso sí, del Real Madrid. Y como ya sabe qué es asistir a un partido en el palco del Cádiz, apunta ahora como sueño llegar un día al nuevo Bernabéu para disfrutar de sus ídolos en directo. “Antoñito está conmigo todo el día -sigue contando acelerado Damián-. Y todo el mundo se cree que es mío, y yo les tengo que decir que no, que es como si fuese mi hijo y que le estoy muy agradecido. Él me considera como si fuese un padre suyo y yo estoy orgulloso de él”, concluye para reanudar el entrenamiento.

Foto de familia de Antonio, el entrenador y todo el equipo de los más pequeños

Foto de familia de uno de los equipos infantiles en los que Antonio colabora como utillero

Antoñito no se reconoce un valiente, tampoco le da miedo nada, a todo dice que sí. Le gusta ayudar a la gente, a cualquiera que lo necesite, y a punto de entrar ya en los 19 años, se declara feliz, muy feliz de que su madre se sienta tan orgullosa de él, de su Instituto, del trabajo realizado hasta ahora, de sus amigos, de su Club, de los profesionales de la ONCE. No sabe qué es ser ejemplo de nada, pero su forma de encarar la vida, desde una dificultad extrema, lo sitúa en el espejo donde muchos bien podrían mirarse para aprender a vivir de otra manera. De mayor, quiere “encontrar un trabajo, tener una novia y crear una familia”. Mientras tanto, Antoñito se declara feliz solo porque un compañero se le acerque en el recreo, otro le regale un paquete de patatas, y un padre le haya felicitado por ayudar a su niña en el campo. 

Solo por eso, Antoñito ya es feliz.

| LUIS GRESA

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