Entre bambalinas

Secciones: Afiliados Secciones: Cultura
Tiflonuba representa 'Antígonas y Creontes' en el Antiquarivm de Sevilla, bajo la dirección de Teo Domínguez

Homero, Tifonuba y El Malecón participarán este mes de abril en la 18 Bienal de Teatro de la ONCE que se va a celebrar del 26 al 29 en escenarios de la Comunidad Valenciana. Tres de sus protagonistas, Sara Gómez, Josema Gómez y Esther Ruiz, narran en primera persona sus experiencias vitales en el mundo del teatro y reivindican la calidad del trabajo de los actores y actrices que conforman el universo teatral de la ONCE, que cumple este año cuatro décadas de vida propia.  
 

Sara Gómez: “El público tiene que valorar la calidad”

Sara Gómez viene del mundo de la danza. De hecho, todavía se siente más bailarina que actriz. Forma parte del cuerpo de baile de Danza Mobile desde hace una década y desde hace cinco años comparte cartel con Homero, el grupo de teatro de la ONCE en Sevilla. Su anterior directora, Araceli de Areba, le invitó a impartir un taller de movimiento y ya se quedó dentro del grupo.

“Mi lenguaje es mucho más corporal, es donde yo también me siento mucho más cómoda porque llevo toda la vida haciéndolo, pero sí que es verdad que cada vez me salen más cositas de texto”, explica en uno de los ensayos de ‘La Clase Muerta’, ahora bajo la dirección de Gonzalo Validiez.

Sara Gómez con Homero al fondo

Sara Gómez defiende que el público tiene que darse cuenta del talento que hay en el movimiento teatral de la ONCE

Afiliada a la ONCE desde los 9 años, Gómez conserva algo de resto visual pero encuentra obstáculos a derribar en la escena. “Yo diría más bien que no tanto en el escenario, sino como al público, porque la gente que normalmente va al teatro le sigue chocando encontrarse a intérpretes con discapacidad. Entonces no creo que sea tanto una barrera de nosotros intérpretes con discapacidad sino del público que tiene que darse cuenta de que podemos hacer muchas cosas que realmente pues no se cree la gente que podemos hacer”. “El que esté interesado en consumir cultura -puntualiza- tiene que ir a ver un espectáculo y valorar su calidad artística independientemente de si tiene discapacidad o no”.

Con Homero será de nuevo Vieja Lunática en la Bienal de Teatro de la ONCE con ‘La Clase Muerta’, que ya representó a España en el Festival Mundial de Teatro Aficionado del pasado verano en Mónaco. “A mí me parece una oportunidad bastante grande porque no es tan fácil encontrar un espacio en el que se brinde la oportunidad a personas con discapacidad a hacer teatro. Sigue habiendo muchas trabas a la hora de acceder a grupos. También es una manera de conocer gente que comparten una parte de tu vida, entonces te sientes como mucho más comprendido a la hora de hacer comunidad con ellos. Y bueno yo he aprendido mucho de mis compañeros y eso es una de las cosas que más me llevo de hacer teatro y del grupo”.

Sara reconoce que cuesta mucho hacerse un hueco fuera del circuito teatral de la ONCE. “Tampoco hay que olvidar que es una compañía amateur, que no somos una compañía profesional. Al final nosotros aquí nos reunimos todas las semanas, disfrutamos un montón y obviamente tenemos una calidad, hay una exigencia y unos mínimos que hay que cumplir para subir al escenario. Pero es muy difícil. Está complicado entrar en el mundo de la cultura y conseguir funciones, ayudas y subvenciones. Si la cultura es difícil, la cultura unida a la discapacidad es mucho más difícil.

El director de Homero, Gonzalo Validiez, en uno de los ensayos de 'La Clase Muerta'

El director de Homero, Gonzalo Validiez, en uno de los ensayos de 'La Clase Muerta'

Lo que más le gusta a Sara es compartir escenario con sus compañeros. “Creo que entramos como en una burbuja y realmente lo disfrutamos muchísimo. Es una de las cosas que más me gustan de subir a un escenario; estar compartiendo y hacer algo que realmente me gusta mucho, exponer un trabajo a un público, que vea lo que estamos haciendo. En todas las producciones haces mucho trabajo personal, aparte de con el grupo, tú te haces un viaje increíble buscando tu personaje, jugando con tu voz, con tu cuerpo y creo que eso a nivel personal aporta y es muy bonito”, dice.

Afiliada a la ONCE desde los 9 años, Gómez se declara “deseosa” de vivir en primera persona una Bienal de Teatro de la ONCE. “Desde que estoy en el grupo llevo escuchando hablar de la Bienal y estoy deseosa de experimentar una Bienal en mis carnes y conocer otros grupos y el trabajo que se está haciendo de otros. Es maravilloso”, declara.

 

Josema Gómez: “Soy un actor, el ciego viene después”

A Josema Gómez también le hablaron del grupo de teatro que había en Cádiz, Orozú, cuando en 2007 se afilió a la ONCE. Siempre fue un aficionado voraz del teatro, pero siempre desde la butaca, nunca había pisado un escenario. Entró ese año en Orozú y desde entonces ha protagonizado diez obras y ha participado en todas las Bienales, primero con los gaditanos y ahora con Tiflonuba, el grupo de la ONCE de Huelva, que dirige Teo Domínguez.

En este tiempo Gómez se ha convertido en un referente imprescindible de todo el movimiento teatral de la ONCE. Ha sido protagonista de la primera inmersión de la ONCE en el mundo del cine, la premiada ‘Si Talía fuera ciega’, y ha triunfado en Londres, en solitario, con la versión española de ‘Los ojos de la noche’ de Paloma Pedrero.

Josema ejerció de enfermero hasta que en 2006 le jubilaron, muy en contra de su voluntad, por una retinosis pigmentaria galopante. Esa falta de visión le empujó definitivamente al teatro. “Como decía mi abuela, unas puertas se cierran y otras se abren”, comenta. “La gente dice que lo hago bien y yo digo que, con tal de pasarlo bien y disfrutar, con eso me conformo”.

Josema Gómez en el salón de actos de la Delegación de la ONCE en Sevilla

"Somos un teatro formado por actores y actrices", reivindica el actor gaditano Josema Gómez 

Al gaditano le sorprende la capacidad que ha desarrollado para meterse en la piel de otra persona en el escenario y como puede hacer sentir al público que es alguien como Creontes, su último personaje, un tirano, misógino, egocéntrico que solamente piensa en sí mismo y en su poder, que es un perfil diametralmente opuesto al suyo.

“Hay que hacer una metamorfosis tanto de personalidad, de voz, de gestos y tienes que hacer ver al público que en el escenario no está Josema Gómez si no un déspota. Y cuando se cierra el telón, ese se queda ahí claro”.

Gómez ha sido un habitual en los papeles de comedia –“como gaditano que soy”, se ríe-. Pero se ha encontrado muy a gusto ejerciendo el drama que representa ‘2.500 años de Antígonas y Creontes’ y que representarán en la Bienal de Teatro de este 2023. “Es otra forma de interpretar, de sentir, de hacer ver tus emociones. Pensaba que no me no me iba a gustar, pero he salido de mi zona de confort y me he metido en un terreno algo fangoso pero que al final está bien”, explica. En el próximo montaje que plantea Teo Domínguez será Celestina, otro reto, un papel de mujer en manos de un hombre.

¿Barreras a derribar en el escenario? “Lo bueno y lo malo, lo resumo en un solo término. Yo me considero un actor, ciego, pero no soy un ciego que es actor. No quiero que se me denomine un actor ciego, sino soy un actor que soy ciego, igual que puedo ser alto, bajito, rubio, moreno, calvo, gordito, flaco, etc. Soy un actor de teatro. Y ese hándicap es el que muchos compañeros tienen que darse cuenta, que nosotros valemos como actores y actrices de teatro. El ciego viene después. Ese hándicap es el que hay que hacer luchar para que el público vea que es un actor”. Tenemos que romper esa barrera de la idea que tiene la gente cuando va a ver una obra de teatro de actores del movimiento teatral ONCE -insiste-. Nosotros no somos un teatrito de ciegos. Somos un teatro formado por actores y actrices. Ya está”.

A Josema le gusta llegar una hora y media antes al escenario, una vez que está montada la escenografía, para medir bien el espacio y componer en su mente la posición de cada uno. “Me costó al principio”, reconoce.

Actuación de Josema Gómez en Antígonas y Creontes

Josema Gómez volverá a hacer de Creontes en la Bienal de Teatro de la ONCE en la Comunidad Valenciana

Gómez recomienda a las personas ciegas que hagan teatro. “Yo animo a todos los afiliados a ONCE a que lo prueben. Que lo intenten, que vean, que te puede ayudar, estudiar el espacio escénico, perder el miedo a tropezar, a hacer el ridículo, el perder miedo a que la gente te valore como una persona que no sirve para nada.... Nosotros podemos hacer muchísimo, y ya no solo en el mundo del teatro, sino en muchos ámbitos de nuestra vida. Periodistas, actores, músicos, escritores, tenemos limitaciones, nosotros no vamos a manejar un avión, ni vamos a ser conductores de autobuses, pero ¿por qué no podemos hacer otras cosas que antes estaban vetadas para personas con discapacidad? Para ver no hace falta los ojos, con el corazón es suficiente”.

El actor de Tiflonuba reconoce que resulta muy complicado salir del ámbito de la ONCE para triunfar en la escena. “Los grupos de teatro de la ONCE tienen que empezar a valorarse como grupos de teatro, cobrar entrada como lo cobrarían un grupo sin personas con discapacidad visual, y tienen que valorarse. Hay muchos que han ganado numerosos premios en festivales nacionales e internacionales de teatro aficionado y luchando con otros grupos que no tienen ningún miembro con discapacidad. La ONCE tiene que ser una ayuda, te promociona, te da cobijo, y te da un empujoncito para que sigas adelante, pero todo lo demás lo tenemos que hacer los demás”. Gómez volverá a ser el tirano griego de Creontes en la Bienal de este 2023.

 

Esther Ruiz: “En el teatro no puedes engañar”

Esther Ruiz ha querido hacer teatro desde chica. En eso ha salido a su abuela Conchi, una actriz aficionada que se escapó un día de su casa a esperar a Lola Flores en un teatro de Córdoba para irse con ella. Nunca dejó de contarle todo lo que hacía, e incluso le escribió los primeros guiones. Ha sido siempre su inspiración. A los 23 años Esther se quedó ciega. Empezó a ver unas manchitas y, en cuestión de seis meses, y muchas operaciones de por medio, dejó de ver. Entró entonces en la ONCE, pero, sobre todo, entró en El Malecón, el grupo de teatro de Málaga, donde ha podido desarrollar por fin su verdadera pasión.

“Siempre digo que lo que perdí lo gané por otro lado -explica en tono pausado-. Perdí la vista, pero cumplí mi sueño que era hacer teatro. No sabía que había grupos de teatro en la ONCE. Y cuando me metí pensé, esta es mi oportunidad,. No sabía si valía o no, pero ahí empecé”. Desde entonces ya no concibe la vida sin teatro. “Es mi vida -subraya-. Hago teatro, veo teatro, escucho teatro, leo teatro, siempre estoy haciendo lo que me gusta, me encanta el cine, pero me gusta mucho más el teatro. Y cuando un actor o una actriz me gusta, españoles por supuesto, voy a verlos porque necesito ver si eso es real. Para mí el cine es muy bonito, pero como que engaña un poco más. En el teatro no puedes engañar, estás ahí delante y tienes que darlo todo. Y ahí es donde se ve si un actor o una actriz es bueno”.

Primer plano de Esther Ruiz

Vivir otras vidas es uno de los aspectos que más motivan a Esther Ruiz para hacer teatro

Esther ha cumplido 18 años ya sobre las tablas, y ha interpretado papeles hasta en una veintena de obras. Y, como Josema o Sara, siente la libertad que le da habitar en la piel de otro personaje. “Uno de los motivos por los que me gusta y hago teatro es precisamente para vivir otras vidas -reconoce-. El no ser yo es lo que más me ayuda porque siempre he sido una persona tímida, reservada. A mí me dicen un piropo y me pongo colorada corriendo. Sin embargo, en el momento que yo estoy haciendo un personaje ya no soy yo. Entonces me ayuda y, claro que me da libertad, mucha, porque puedo ser personas que no soy y que nunca sería”.

La actriz salva las barreras en la escena con pequeños trucos, como contar los pasos que quedan para el filo del escenario o buscarse referencias en el suelo, pero nada le impone más que el público. “Yo siempre estoy nerviosa, tengo muchos nervios, soy demasiado responsable. El hecho de enfrentarme al público y decir esto es lo que hago y quiero demostrar que lo sé hacer, eso es lo peor para mí, más que las barreras de mi movilidad -porque aparte de la discapacidad visual tengo una movilidad reducida por un accidente que tuve en una pierna- y eso puede parecer una barrera más, pero no es así. Lo que más miedo me da es enfrentarme al público y que no vean lo que les quiero mostrar. De momento no me ha pasado, pero es el único miedo que tengo”.

¿Impone mucho respeto el público? “Muchísimo -responde-. Para mí sí. Y me produce un poco de ansiedad, pero como me gusta tanto no me importa porque me gusta hacer lo que hago”.

La actriz malagueña actuando en Seven

La actriz malagueña encarna a la envidia en la obra de 'Seven', del director Mel Rocher

Esther se desenvuelve mejor en la comedia que en el drama, va más con su personalidad, aunque nunca le dice que no a un papel dramático, donde también saca la fuerza interpretativa que lleva dentro. Superado el vértigo que le producía salir del paraguas de protección de El Malecón, en 2019 se embarcó en un nuevo proyecto, por primera vez en solitario, que estrenó en 2021 acompañada a la guitarra por el maestro Sergio Molido, El Cuco, también afiliado a la ONCE. ‘Manto’, que sigue en cartel y llegará en mayo a Ciudad Real, habla de las mujeres más olvidadas de la Generación del 27, un personaje radicalmente distinto a la vidente que interpreta en la serie de YouTube ‘Cosas Raras’, del director Alberto González, y como lo será Pam, la protagonista del próximo trabajo de Rocher, ‘La Terminal del Amor’ que El Malecón estrenará el próximo 17 de junio en el Teatro Cervantes de Málaga. Antes, Esther volverá a representar la envidia en Seven en la 18 Bienal de Teatro de la ONCE.

A su juicio, estas Bienales han tenido un efecto muy positivo en las artes escénicas. “Creo que hay mucha gente que no sabe que existimos. Y son todos son buenos. Se les debería dar todavía más difusión y moverlo mucho más por toda España”, opina. Esther recomienda vivamente el teatro al colectivo de personas ciegas. “Hacer teatro vale para todo en la vida -afirma con entusiasmo-; para quitarte la timidez, memorizar, te sirve para la respiración -porque hay que saber cómo respirar no hacerte daño en la garganta cuando hablas no solo en el teatro sino en la vida-, te ayuda a todo, te abre puertas, conoces gente, haces amigos. Yo creo que todo el mundo debería probar alguna vez”, concluye.

 

| LUIS GRESA

    

Visor de contenido web (Global)

Compartir :

Publicador de contenidos

Podcast - Andalucía podcast

Logo del Podcast

Calendario

Suscripcion

Suscripción

Suscríbete al boletín de Noticias ONCE de la Comunidad de Andalucía
Te informamos de que los datos de carácter personal que nos proporciones al rellenar el presente formulario serán tratados por Política privacidad

Publicador de contenidos