Jugando con las emociones
El Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Sevilla celebró el pasado mes de abril sendas jornadas lúdico-deportivas dirigidas a jóvenes y mayores, un encuentro que los participantes han calificado de “emocionante” por tratarse del primero presencial después de dos años de pandemia. En el primero de ellos jugaron con las emociones a través de distintos talleres, mientras que los más adultos se iniciaron con el goalball, trabajaron las habilidades artísticas y profundizaron en el conocimiento del campo de la nutrición.
El primer fin de semana de abril, el CRE de Sevilla se volvió a llenar de vida como antes de la pandemia. Un encuentro emocionante ya que hacía mucho tiempo que nuestros chicos y chicas no se reencontraban y, además, porque en este encuentro las protagonistas serían las emociones.
Así pues, vimos llegar a los participantes, un total de 28 chicos y chicas con edades comprendidas entre los 10 y 12 años, procedentes de distintas provincias andaluzas e incluso de Extremadura y Ceuta y cuyas caritas mostraban ya distintas emociones.
Unos traían la alegría puesta por volver a ver a sus amigos, otros en cambio mostraban sus caras tristes porque echaban de menos a su familia, algunos tenían cierto enfado por no reencontrarse con antiguos compañeros.
Pero en la mayoría de los casos, ellos no eran conscientes de las emociones que mostraban sus caras. Por este motivo, a través de distintos talleres, los alumnos pudieron entender mucho mejor el mundo de las emociones.
Jugar con las emociones
En el primer taller los asistentes jugaron con las emociones. Lo primero para poder reconocer una emoción es saber cómo es dicha emoción, cómo se expresa, qué significa…. Por ello se realizó una actividad en la que pudieron elaborar emojis que expresaban las distintas emociones (alegría, tristeza, miedo, enfado, asco, amor); también se lo pasaron muy bien teatralizando dichas emociones, expresándolas así verbal y corporalmente.
En el segundo taller, los participantes sintieron y expresaron sus emociones a través del cuerpo. Mediante distintos circuitos y pruebas físicas experimentaron la alegría, el coraje y el miedo. Y, por último, realizaron un baile con una sencilla coreografía para expresar su alegría.
En el tercer taller las emociones se hicieron presentes a través de la música. De este modo, los niños y niñas pudieron sentir las emociones que les provocaban distintas canciones instrumentales, y después pudieron expresar dichas emociones con instrumentos musicales.
Tras la cena del viernes pudieron disfrutar del tan deseado tiempo libre para jugar con juegos de mesa, showdown o simplemente hablar con sus compañeros.
El sábado por la mañana tras el desayuno fueron hasta el Museo del Baile Flamenco. El alumnado se dividió en dos grupos para realizar un taller de baile y otro de percusión. En el taller de baile con movimientos de brazos y piernas se adentraron en el tango y la rumba.
En el taller de percusión conocieron el compás y el toque de los tangos con el cajón flamenco. Se divirtieron muchísimo y pudimos descubrir más de un artista flamenco escondido entre nuestro alumnado.
Por la tarde, tuvo lugar la segunda ronda de talleres, donde siguieron conociendo y divirtiéndose con las emociones a través del deporte, el juego y la música. Y ya por la noche, tras la cena, los alumnos disfrutaron de su último ratito de tiempo libre.
En este momento, la mayoría de las caras de los alumnos habían cambiado por completo. Podríamos decir que todas mostraban una única emoción, la alegría. Aunque…, también había por ahí alguna carita que mostraba algo de enfado o tristeza, por pensar que ya se acababan las jornadas, pues les habría encantado que hubieran durado un poco más.
Y con todas estas emociones en su piel, los asistentes regresaron el domingo junto con sus profesores a sus casas, preguntándose cuándo serían las próximas jornadas para volver al CRE y reencontrarse con sus compañeros y con todas las emociones vividas en este fin de semana.
Un mundo de emociones
Y el 22 de Abril, el CRE se volvió a llenar de vida, como antes de la pandemia. Poco a poco, vimos llegar a los distintos alumnos, un total de 40 chicos y chicas con edades comprendidas entre los 13 y 17 años, procedentes de distintas provincias andaluzas, Melilla, Ceuta y Extremadura. Venían acompañados, como en otras ocasiones, de distintos profesionales de los equipos de atención educativa de la ONCE de sus respectivas provincias.
Todos, sin excepción, traían la alegría en sus caras, junto con la ilusión y el entusiasmo por volverse a reencontrar con muchos de sus amigos después de dos cursos.
Como hacía mucho tiempo que no se veían, y había alguna que otra cara nueva, las jornadas comenzaron con una actividad muy divertida y dinamizante, en la que, a través de distintos juegos colectivos, los asistentes pudieron conocer un poco mejor a sus compañeros. Enmarañados en una tela de araña creada con una madeja de lana, pudieron descubrir los gustos y aficiones de otros participantes.
El colofón de la tarde fue una coreografía grupal en la que todos participaron y disfrutaron.
Fue un excelente pistoletazo de salida que permitió que las jornadas se iniciaran con muchísimas ganas y entusiasmo.
Después de esta interesante actividad, y tras las duchas, los alumnos fueron a cenar para después poder disfrutar del tan ansiado tiempo libre. Unos decidieron jugar al showdown, otros a juegos de mesa, otros bailar y escuchar música en la discoteca, y otros, simplemente hablar y compartir experiencias con sus amigos.
El sábado los alumnos disfrutaron de distintas actividades deportivas: como el patinaje, el entrenamiento personal y el goalball. Distribuidos por grupos se pusieron por primera vez los patines y disfrutaron de esta experiencia. Después conocieron los distintos elementos que se pueden usar en los gimnasios para entrenar nuestro cuerpo tales como pesas, mancuerdas o pelotas.
También aprendieron y descubrieron este deporte tan específico de nuestro colectivo llamado goalball. Todos los alumnos disfrutaron de estas tres actividades, lo pasaron genial, y acabaron algo cansados, aunque con mucha energía para la ronda de talleres de la tarde.
Después de comer y tener un rato de tiempo libre se iniciaron los talleres de la tarde.
En el taller de “Nutrición, cuerpo sano, mente sana”, los alumnos realizaron distintos juegos interactivos a través del ordenador y de los móviles en el que descubrieron cosas muy interesantes sobre la nutrición y las emociones.
En el taller denominado “Las emociones nos mueven” experimentaron distintas actividades deportivas. Con la práctica de pilates descubrieron cómo nuestro cuerpo reacciona al movimiento, las emociones y el estado de relajación y bienestar.
En el taller “La interpretación de los sentidos” los alumnos conectaron con las distintas emociones a través de la música. Escucharon piezas musicales y expresaron mediante instrumentos diferentes estados anímicos. Acabaron tratando de componer la banda sonora de una película.
Para finalizar, y tras la cena, los participantes tuvieron tiempo de ocio y muchos de ellos disfrutaron de la final de la Copa del Rey del Betis.
El domingo por la mañana las caras de los alumnos habían cambiado. Si bien muchas de ellas mostraban una gran alegría por lo mucho que habían disfrutado, otras, vislumbraban cierta tristeza porque las jornadas llegaban a su fin.
Pero todos se llevaban en su piel un mundo de emociones para recordar, así como las ganas y la seguridad de volver a encontrarse en las próximas jornadas.
| Equipo Pedagógico del CRE de Sevilla
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