EN PRIMERA PERSONA: Ana Belén Morejón, jefa de Afiliación de la ONCE

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Entrevista a la jefa de Afiliación de la ONCE, Ana Belén Morejón

Ana Belén Morejón (Marchena, Sevilla,1977) es, sobre todo, una mujer pasional. Una seductora nata en su manera de comunicar y en la forma vital de entregarse a todo lo que tenga por delante. Le apasionan los retos. Es siempre la solución al problema y además con una sonrisa. A los 31 años comenzaron las complicaciones de la visión, en 2012 se afilió a la ONCE y desde hace dos años es la máxima responsable del área de Afiliación en la ONCE a nivel nacional.

 

   “La verdadera ceguera es no ver con el corazón”   

Puede resultar una obviedad, pero, siendo la máxima responsable de la afiliación a nivel nacional, debo preguntarle cómo fue su proceso de afiliación a la ONCE.

Me afilié en el 2012. Empecé a perder la vista. Ya sabía que tenía una enfermedad degenerativa, tengo una degeneración macular y distrofia de conos, pero nunca pensé que fuera verdad, que tuviera una deficiencia visual tan grave. Yo he trabajado siempre en los servicios sociales e intentaba ayudar a los demás y decidí que tenía que ayudarme a mí misma. Y la manera que tenía que hacerlo era afiliándome a la ONCE. Pero si soy sincera, siempre pensé que no estaba para afiliarme. Creo que esa sensación la tenemos todos.

Y comenzó el proceso.
 
Sí. Pasé por los servicios de Oftalmología de aquí del CRE de Sevilla. Me afiliaron y lo pasé muy mal. Porque empecé a darme cuenta de que tenía que ir dejando cosas que yo hacía muy cotidianamente como conducir. Incluso mi trabajo me di cuenta que no podía porque no tenía herramientas. Yo había sido toda mi vida una vidente y tenía que coger herramientas de una persona invidente y no las tenía. Tenía treinta y tantos años y no sabía ni lo que era un Jaws, ni lo que era el braille, no estaba familiarizada con el mundo de la ceguera. Entonces, bueno, lo pasé mal, pero aquí estoy. 

Esa experiencia vital ha debido ser muy útil a la hora de asumir una responsabilidad al frente del departamento que gestiona justamente la afiliación a la ONCE imagino.
 
Si soy sincera, cuando la persona termina siendo afiliada a mí me entra una satisfacción tremenda porque podemos ayudarle y desplegar todos los Servicios que la ONCE tiene al alcance de los afiliados y afiliadas. Y me alegro mucho de que se afilie, aunque sé que para esa persona, en ese momento, se le va a caer el mundo, pero a la larga es una alegría y una satisfacción tan grandes el poder encontrarte a ti misma y decir; bueno, soy una persona ciega, pero es que puedo hacer lo mismo que hacía antes o incluso más cosas porque te da otra visión diferente de la vida. 

Entiende que haya rechazo a aceptar esa situación y que cueste dar el paso a entrar en la ONCE.

Yo lo entiendo porque cambia tu vida. En mi caso tenía mi vida ya súper estructurada, no estructurada, sino superestructurada; mi trabajo, mis hijos, mi marido, todo en mi pueblo, todo muy organizado. Y sin embargo se te desestructura todo y te desorganiza todo. Entonces, como si fueran las piezas del Lego, tienes que volver a construir tu vida pieza a pieza. Y, bueno, pues a lo mejor son las mismas piezas, o incluso otras piezas diferentes, pero al final de la construcción queda algo maravilloso. 

Usted ha trabajado cuatro años como mediadora en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Marchena. Debió ser una buena escuela.

Bueno, sí, es una forma de negociar, de entender la vida desde los dos puntos de vista. Cuando intentas que dos partes se entiendan te hace ser más noble porque siempre pensamos que está la verdad o la mentira. O que solo existe una sola razón. Y la mediación te enseña que no, que todas las partes tienen sus culpas y todas las partes tienen sus razones. Entonces, te hace ver la vida desde otro punto de vista porque en nuestro foro interno también tenemos nuestros conflictos. Y esto te hace ser más maduro frente a los conflictos sociales y a los tuyos personales también. 

Vivimos tiempos muy radicales, donde todo se lleva al extremo, y hay poca mediación en sentido humano de la palabra. ¿Cree que hace falta un poquito más de sosiego y mediación?

Sí, pero te voy a ser muy clara. Dos no median si uno no quiere. Esa es la realidad. A mí me costó entenderlo, pero es así, por mucho que una de las partes quiera o el mediador ponga de su parte, como haya una sola que no quiera mediar, es imposible. Hay que tener voluntad porque por muy buen mediador que tú seas, si no existe voluntad de las partes, es imposible. 

Después trabajó más de dos años en una asesoría fiscal y jurídica y se pensionó como consecuencia de los problemas con la vista, pero usted decidió que era demasiado joven para no continuar activa en el mercado laboral y ya entró en la ONCE. ¿Cómo fue su experiencia como vendedora?

Buena, buena. Estuve vendiendo en la calle Venecia, aquí en Sevilla, en Tartessos, en quiosco, y la verdad es que fue muy buena. Me gustaba, me lo pasaba bien. Tenía mucho feeling con los clientes, les guardaba sus cupones. Aprendí muchísimo de la venta.

¿Qué aprendió?

Pues mira, te da mucha paciencia porque no todo el mundo tiene las mismas formas y te da herramientas para poder enfrentarte a otro tipo de conflicto a los que yo a lo mejor no estaba acostumbrada. Te da mucha satisfacción porque la ilusión que tiene la gente todos los días cuando llegan a comprarte el cupón te satisface mucho. Yo sabía perfectamente quién llevaba el cupón de vuelta porque conocía a mis clientes y a sus números. Tengo buen recuerdo de la venta. 

Después vino el Proyecta, el programa de formación específica para la dirección y gestión en la ONCE. 

Te enseña muchísimo. Es una formación dura porque es la primera vez que sales fuera de casa y tienes que enfrentarte a tu autonomía personal. Tienes que poner tu autonomía en alza porque hasta entonces has estado con el abrigo de tu familia, de tus hijos, de tu entorno, y ahora tienes que decidir irte a Madrid, que para mí era la gran ciudad en mayúsculas. Viví durante un año en una residencia bueno, me pilló la pandemia, la verdad es que fue un año a galope entre el AVE y mi casa, un año de mucho trasiego, pero en el que aprendí muchísimo. Te madura mucho porque te pone a prueba en todos los sentidos.

“Siento a los 70.928 afiliados como si fueran míos de verdad”

Morejón sonriente en las dependencias del CRE de Sevilla

Morejón sostiene que hay que sacarle el máximo partido a la vida siempre con actitud positiva 

Usted asumió esta responsabilidad como un reto. ¿Esto ha sido así? ¿Está resultando un reto? ¿Ha cumplido sus expectativas? ¿Le ha desbordado en algún sentido?
 
Para empezar, los retos me apasionan, me molan, llámalo como quieras. No me siento superada en ningún momento, la verdad es que no. Conforme va pasando el tiempo me voy sintiendo más cómoda en el puesto y me siento muy satisfecha con mi equipo. Me están ayudando muchísimo. Es la realidad, me siento muy tranquila y muy relajada. Este puesto todos los días te sorprende porque siempre hay algo nuevo, aunque crea que lo controlas todo, pero siempre te sorprenden algunas cuestiones, pero tengo herramientas para poder enfrentarme a cualquier problema que me llegue y además tengo un muy buen equipo que sé que lo tengo detrás y que me apoya. 

Más de 70.800 afiliados. ¿Da vértigo?

70.928 -se ríe-. No, no me da vértigo. La verdad es que me siento muy orgullosa de cada uno de esos afiliados. Es como si fueran míos de verdad. Lo siento así. Y cuando termina el mes y hacemos el recuento de los afiliados y aumentamos me digo a mí misma: ¡Buen trabajo! Pero no porque tengamos más afiliados sino porque tenemos a gente que nos necesita y que les estamos ayudando porque yo sé que detrás de esa afiliación viene una acogida; que le vamos a decir que estamos aquí, estás en tu casa y te vamos a ayudar. Y luego le vamos a hacer su traje a medida a ese afiliado para que sea autónomo y tenga una mejor vida. Yo lo siento así porque a mí me pasó. Como siento y vivo lo que hago, pues lo llevo al extremo. Entonces, esos 70.928 afiliados -no quisiera que fueran muchos más, porque eso es señal que hay muchos ciegos en España-, pero si nos necesitan y tenemos que seguir aumentando ese número, pues aquí está la ONCE. 

No son expedientes, son historias de vida. 

Totalmente. Y además jamás considero que una solicitud de afiliación sea un expediente, jamás. Para mí cada nombre, cada apellido, cada código único que se le pone a las personas es mucho más que un número, por supuesto.

¿Qué es lo más gratificante y lo más costoso de su trabajo?
 
El saber que estamos haciendo las cosas bien. Yo cuando me levanto y voy a trabajar voy feliz. Eso para mí es muy gratificante; levantarte, tener ganas de arreglarte, de salir a la calle, de pasear por Madrid, de entrar en tu despacho, de saludar a tu gente, de preocuparte por ellos, y luego saber que lo que estás haciendo es tan noble y que ayudas. ¿Habrá algo más más gratificante que eso? Para mí no lo hay. 

¿Y lo más complejo, lo más costoso?

Tiene que haber muchas cosas que sean costosas en mi vida, pero como yo me enfrento con actitud no me cuesta. Para cualquier persona estar en una ciudad grande, diferente a tu entorno, distinta a lo que tú estás acostumbrada es muy costoso, pero como yo voy con una actitud positiva y sacarle el máximo partido a la vida, pues no me cuesta. 

La Unidad de Afiliación es la puerta de entrada a la ONCE. ¿Qué ONCE encuentran esas personas que no han tenido contacto antes con la Organización? ¿Qué descubren? 

Piensan que entran en una puerta muy oscura. Ahí se topan con la verdadera oscuridad. Pero la luz que encuentran al final es tan maravillosa y hermosa porque es ver la vida desde otro punto de vista, nunca mejor dicho. Es tener herramientas para enfrentarte a eso que tanto te duele en ese momento. Cuando entran a la ONCE llegan muy mal. Por mucho que tú les quieras hacer entender que están donde tienen que estar, que para eso estamos nosotros, para decirles: estás en el camino, pero el camino no es fácil y lo tienes que recorrer tú. Nosotros te vamos a ayudar, vamos a estar a tu lado, pero tienes que ser tú quien quiera seguir andando. Quedarte ahí quieto no te va a ayudar. 

Aun así, algunos no quieren.

Hay personas que no tienen bien ajustada su discapacidad. Que vienen recomendadas por alguien, por su oftalmólogo, y luego se quedan ahí, afortunadamente no son muchos. Pero sí, hay algunos que no llegan a terminar de ajustarse. 

¿Y eso lo asume como un fracaso? 

No, como un fracaso de la ONCE no, porque esto va mucho de actitud de la persona. La ONCE está ahí, somos una institución que ponemos todas las herramientas para aquellas personas que nos necesitan, pero está en la persona que quiera o no. Se lo vamos a poner lo más fácil posible para que nos cojan la mano y pueda ayudarse ella misma, pero si no quiere, evidentemente, pues no podemos hacer nada. 

¿Hay un perfil común, temores comunes, un retrato robot del nuevo afiliado a la ONCE?

Tenemos todo tipo de personas afiliadas, desde bebés hasta personas mayores. Sí es cierto que ahora envejecemos mucho más porque la esperanza de vida aumenta. Y hay mucha persona mayor que se afilia, pero eso no quiere decir que no afiliemos a todas las edades, aunque sí es verdad que el mayor número de afiliados son personas mayores que llegan por su deterioro oftalmológico y sobre todo degeneraciones maculares, la retinosis pigmentaria o los glaucomas. Después de la pandemia ha habido patologías que sí hemos notado que han aumentado que pueden afectar a cualquier persona, como el glaucoma. Pero un perfil no lo hay porque hay mucha diversidad. 

La pandemia frenó el ritmo de afiliación. ¿Se ha recuperado el ritmo dos años después?

Sí, estamos en el camino. Perdimos 1.500 afiliados, teníamos 71.500, nos quedamos en 70.000 y ya tenemos 70928. Se está recuperando. 

¿La media son unas 3000 personas al año?

Sí, 3.000, 3.500 aproximadamente. 

“La ONCE descubre una mejor versión de ti”

La Jefa de Afiliación acaricia a su perra guía Honor

Morejón, con su perra 'Honor', se ha propuesto que el afiliado sienta más cerca todavía a la ONCE

Año 2024 ya. ¿Cuáles son las prioridades de la ONCE en el ámbito de la afiliación?

Para empezar, quiero que la puerta de entrada a la ONCE sea una puerta moderna. Que se pueda solicitar la afiliación, igual que en cualquier institución, a través de la web, de la firma por voz. Todo lo que tengamos a nuestro alcance digitalmente hablando quiero que la persona lo tenga a su alcance. Que aquella persona que esté donde esté, de cualquier rincón de España, pueda con su ordenador llegar a nosotros. La eliminación del papel ya casi lo tenemos. Estamos ya notificando las afiliaciones permanentes a través del correo electrónico.

¿Cuánto falta para que alguien se pueda afiliar a la ONCE a través de la web? 

En 2024 será una realidad, estoy convencida. 

Esto es una auténtica revolución en la forma de gestionar los servicios sociales en la ONCE. 

Yo creo que si, es acercar, hacerla todavía más cercana si se puede. Esto va a ser un avance. La ONCE no se puede quedar atrás. Somos una institución puntera que tenemos que estar a la vanguardia. Se están haciendo muchas cosas ya por la digitalización, por ejemplo, la firma por voz.

¿Tantos avances pueden ser un inconveniente para las personas mayores?

Se ha pensado en ello, pero que utilicemos las nuevas tecnologías o la digitalización no quiere decir que la persona mayor que quiera acercarse a su centro y pedir la afiliación como se está haciendo hasta ahora no se vaya a poder hacer. Van a convivir las dos versiones ONCE, la tradicional y la digital. 

La nueva Fundación de Baja Visión ¿cuál va a ser su aportación principal? 

Pues va a aportar mucho porque personas que se quedan hoy fuera de la protección de la ONCE van a estar dentro. No va a ser un afiliado, pero si va a ser atendido por una Fundación que va a ser una fundación muy digital y va a tener en cuenta a todas estas personas que hoy por hoy tienen una deficiencia visual grave que no están para ser afiliados a la ONCE, pero que nos necesitan.

Usted gestiona también los proyectos de investigación. ¿La ONCE es un aliado estratégico para la investigación?

Nosotros sacamos nuestra convocatoria todos los años y la verdad es que tenemos muchísimos proyectos de mucho nivel y con equipos con mucho prestigio. Es una ayuda para seguir investigando. Todos los proyectos que la ONCE apoya van dirigidos a patologías que dan lugar al mayor número de afiliados. 

¿Cuál fue su mensaje en el pasado Congreso Internacional de Retina, celebrado en Sevilla?

Principalmente que la ONCE nos cambia la vida a mejor. Te encuentras hundida y gracias a sus Servicios Sociales te vuelves a encontrar a ti misma y a lo mejor incluso descubres una mejor versión de ti que no conocías, que si no es por la ceguera no la hubieras conocido. Y la ONCE nos descubre esa nueva versión. 

La bailaora Lola García-Baquero siempre dice que ve mejor ahora siendo ciega que antes.

Yo siempre digo, y lo digo de corazón, que la verdadera ceguera no es la que las personas se piensan o se creen. La verdadera ceguera es no ver con el corazón, pero con el corazón interno de verdad. 

‘El Principito’, Antoine de Saint-Exupéry.

No, ‘El Principito’ dice que lo esencial es invisible a los ojos, pero yo digo que la ceguera no es no ver con los ojos. Para mí un corazón oscuro que no vea es peor que unos ojos que no ven. 

Ser tan pasional en todo ¿tiene más ventajas que inconvenientes?

¡Yo es que soy muy emocional, eh! Ser tan emocional te hace ser muy transparente y entonces lo que puede ser una ventaja -que eso es ser emocional, ponerle el corazón a todo-, puede ir alguna vez en contra tuya porque cuando te hacen daño te hacen daño de verdad y cuando te ocurre algo todo el mundo se da cuenta. Entonces puede ser una ventaja y un inconveniente. Pero yo tiro mucho de mi emocionalidad porque a mí me supone más ventajas que inconvenientes. Que sí, que esto me hace ser más transparente y que los demás se dan cuenta cuando me ocurre algo o cuando estoy enfadada pero bueno, yo creo que lo compenso con las cosas buenas que me da. 

Tiene mucha capacidad para rehacerse también de las adversidades. 

La verdad es que sí. Y me lo demuestro día a día porque la discapacidad es un reto, y si te lo tomas como tal vas dando pasitos y vas subiendo y vas viendo la luz, vas saliendo del pozo. Pero si te quedas ahí, no llegas a respirar, no sales de ese pozo. 

En Madrid dicen que ‘Honor’ es la perra guía que mejor huele en la Dirección General. ¿Eso es un mito o hay algo de verdad?

-Se ríe-. Yo creo que sí. Ella huele siempre muy bien porque yo la cepillo mucho, la cuido mucho. Todos los días le pongo su colonia y a mí me gusta que ella huela bien. Es más, siempre le pongo un pañuelo. Intento que vayamos a juego.

Usted que es una gran comunicadora, ¿cree que la sociedad conoce suficientemente la magnitud de la ONCE?

Yo creo que no, pero no poque la ONCE no comunique bien sino porque todavía necesitamos que nos conozcan mucho más. Tenemos algo tan grande que tiene que ser todavía más conocido.

Al presidente de la ONCE, Miguel Caballera, le gusta mucho decir que España es el país de la ONCE. 

Totalmente de acuerdo. Es que somos unos afortunados porque vivimos en España. Yo soy una fiel seguidora de esa frase de verdad, porque la ONCE es única en el mundo. Tú sales de las fronteras de España y no hay ciegos en la calle. Los ciegos no son autónomos, los ciegos prácticamente no existen y sin embargo pones un pie en España, en cualquier rincón, y te tropiezas con bastones, con perros guías, con gente haciendo deporte, te tropiezas con cualquier centinela de la ilusión. España es diferente. Los ciegos de España existimos y estamos en la calle. Vivimos. En otros sitios no viven. 

¿Qué le aporta la natación? 

Yo practico la natación muy a título personal. Me gusta estar en el agua, es el único deporte que me gusta, aparte de andar y pasear, porque estando en el agua me siento libre. No siento que no vea. Me gusta, me siento bien cuando estoy en el agua es un estado en el que me siento cómoda. 

Enero de 2024 ya. Como ciudadana del mundo, ¿qué le inquieta más? 

Me inquieta mucho el tema político. Me inquieta mucho la sociedad. Me inquieta mucho que mis hijos no puedan vivir tan bien como yo he vivido, me preocupa muchísimo. Tengo fe porque soy una mujer de fe y me gusta pensar que se va a solucionar y que vamos a encontrar un consenso y que no va a pasar nada. Me preocupa mucho el bienestar de mis hijos en el 24, en el 25. Esperemos que se solucione esto. 

| LUIS GRESA 

Visor de contenido web (Global)

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