Un paseo por la ría

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Los Servicios Sociales de la ONCE movilizan todos sus recursos para que una mujer sordociega sonría al menos una vez por semana

El Granado es un pueblecito del Andévalo onubense, apenas 500 habitantes, mal comunicado con la capital, con solo un autobús que sale a las siete de la mañana y regresa a última hora de la tarde. Allí vive Tamara Teixeira, 38 años, una mujer sordociega por el Síndrome de Usher. En los últimos tres años, coincidiendo con su pérdida progresiva de la visión, ha permanecido prácticamente aislada del mundo, sin más comunicación que las cuatro palabras que ha aprendido a intercambiar con su madre. Hasta que llegó la ONCE a su vida. El plan personalizado que han puesto en marcha los Servicios Sociales de Huelva han obrado el milagro. Tamara, por fin, ha vuelto a sonreír. 

Una sonrisa que todavía emociona al equipo interdisciplinar que atiende a Tamara para que pueda disfrutar de un paseo en tándem, apenas de una hora, por el paseo de la Ría de Huelva, uno de los espacios más hermosos de la capital onubense con el fondo del Muelle de hierro a sus espaldas. Para llegar allí, Tamara se levanta a las seis de la mañana, coge un autobús a las 07.00 h. y a las 08.30 h., 60 kilómetros después de carreteras muy regulares, llega a la estación de autobuses de Damas en Huelva donde le espera un voluntario para acompañarla hasta la sede de la ONCE y allí coger el tándem para dar un paseo por la ría.

 
Tamara conversa con la mediadora de FOAPS Patricia Recio a su llegada al Paseo de la Ría
 

Para que ella se atreviera a viajar sola, primero hizo un desplazamiento con su madre y luego los profesionales de los Servicios Sociales de la ONCE hablaron con los conductores de la empresa de transportes para que tuvieran en cuenta las características personales de Tamara y estuvieran atentos a sus necesidades. Eso le animó a dar el paso, y cada lunes va y vuelve sola a Huelva para pasear en tándem.

“Me encanta montar en bici porque siempre he montado en bici desde chica “, explica Tamara con extrema rapidez en el lenguaje de sus manos con las de Patricia Recio, mediadora de Fundación ONCE para la Atención de Personas con Sordoceguera (FOAPS). “Antes hacía escaladas de subir y bajar en las montañas, pero desde que tengo problemas no monto en bici y gracias a esto he vuelto a montar y estoy muy contenta”, sonríe tras su mascarilla.

Tamara recibe instrucciones de su guía antes de subirse al tándem

El trabajo que ha desplegado la ONCE en los últimos meses hasta conseguir esa sonrisa, tan ajeno al mundo exterior como titánico, revela un esfuerzo extraordinario por parte de todas las partes implicadas. Como ocurre con cada nuevo afiliado, a los trabajadores sociales les corresponde evaluar las necesidades que tiene la persona y elaborar una propuesta de Plan Individualizado en el que entran técnicos de otras áreas como instructores tiflotécnicos en braille, técnicos de rehabilitación, sicólogos o técnicos de empleo. Y en función de sus necesidades desarrollan un plan específico de antención que contempla todos los servicios que va a recibir para responder a su situación personal.

Es un milagro

En el caso de Tamara, el especialista en sordoceguera, la trabajadora social, la coordinadora de voluntarios, una mediadora comunicativa y un voluntario están implicados en esta salida por la ría. “Lo que queremos conseguir es sacar del aislamiento comunicativo y social a las personas con sordoceguera”, afirma Yolanda de los Santos, especialista en sordoceguera. En este caso, se trata de una actividad que, en condiciones normales, se consideraría de ocio y tiempo libre, pero que, en el caso de Tamara, una mujer que vive aislada en su pueblo sin posibilidades comunicativas, no lo es en absoluto. Es mucho más.

“Es el momento de mayor felicidad para ella durante toda la semana #8211resume gráficamente Yolanda-, porque de estar en su pueblo sola, sin poder comunicarse, a poder hacerlo, montar en una bici, que le dé el aire en la cara, a disfrutar y sentirse libre, es un milagro lo que se está realizando”. Un trabajo que resulta “muy gratificante” para todo el equipo. “Yo siempre digo que hay un concepto en la nómina que no es económico, que es ver los resultados. Y ver a una persona sordociega como Tamara disfrutando, interactuando con el mundo, levantándose a las 6.00 h. de la mañana para estar aquí hoy y estar feliz, para mi esa es la mejor recompensa. Estoy muy, muy contenta, muy feliz”.

La coordinadora de Voluntariado en Huelva, Carmen Domínguez, y la especialista en Sordoceguera Yolanda de los Santos

“El tándem no es el objetivo, es una herramienta que estamos utilizando para motivar a Tamara a que venga aquí a Huelva y se relacione con otras personas”, interviene Carmen Domínguez, trabajadora social y coordinadora del Servicio de Voluntariado de la ONCE en Huelva. El impacto en su vida, según reconocen todos, ha sido brutal. “La verdad es que Tamara es una persona diferente a la que empezó el año pasado”, reconoce Patricia Recio, mediadora de Fundación ONCE para la Atención de Personas con Sordoceguera (FOAPS).

“Al principio era una persona muy retraída, no quería tener contacto con nadie, tampoco con la ONCE ni con FOAPS, no aceptaba su discapacidad, y ahora Tamara es una persona completamente diferente, quiere tener mucha comunicación con cualquier persona, sale a pasear casi todos los días, sale a comprar pan, lo poco que sale lo va haciendo ella sola. El hecho que alguien esté con ella y le ayude y vea que puede llegar a algo es lo que más le está ayudando”. Patricia reconoce que cada persona sordociega es mundo, no tienen nada que ver. “Ella ha estado en una burbuja en su casa mínimo tres años y ha llegado el momento de explotar y está subiendo para arriba”, resume.

La ONCE imparte nociones básicas sobre lengua de signos para facilitar el trabajo de los voluntarios

Hasta ahora, un día normal en la vida de Tamara transcurría entre rutinas vacías. “Me levanto, me visto, arreglo el cuarto, voy a desayunar, friego las cosas de desayunar, hago la cama, suelo limpiar, me espero a que venga mi madre y le acompaño a comprar o dar una vuelta”, explica. Poco más había en su día a día hasta que la ONCE entró de lleno en su vida. “Ahora estoy bien, mi vida ha cambiado entera”, afirma tras bajarse de la bici y compartir un café con todo el equipo. ¿La vida es más fácil ahora? “Bueno, no sabría qué decirte #8211responde-. Me comunico gracias a Patricia, si no está, no hablo con nadie, con mi madre algunos signos, pero son signos que nosotras hemos acordado como comer, dormir, ducharse. Yo lo que tengo ganas es de salir, de estar en Huelva, de que venga Patricia, si puede más días, si no, tengo que esperar a que le den más días”, reconoce.

Servicio de Voluntariado para Personas Sordociegas

“La principal barrera es encontrar voluntarios, formarles, que se impliquen de una manera sistemática #8211explica Yolanda-, porque cuando un voluntario empieza a trabajar con una persona con sordoceguera necesitamos cierta continuidad ya que tienen unas características muy individuales, muy propias, muy suyas, y no nos vale cualquiera para cualquier persona sordociega”.

La ONCE puso en marcha el pasado mes de febrero un programa específico de voluntariado para personas sordociegas. “Necesitamos un voluntario para cada persona sordociega. A veces un voluntario puede acompañar a dos personas sordociegas en un paseo, pero no es lo ideal porque intentas que haya interacción comunicativa, y el riesgo ante los desplazamientos y las barreras arquitectónicas puede ser complicadas. Es siempre un trabajo de uno a uno”, añade.

Los voluntarios de personas sordociegas en Huelva David de Jesús Núñez y Alicia Vaquero

David de Jesús, profesor de piano, empezó como voluntario guía de personas ciegas en 2013 y en febrero entró el servicio de voluntariado de personas sordociegas. “La comunicación es diferente y un poco más complicada porque tenemos que tener conocimientos de lengua de signos, pero hay que echarse para adelante. Si tienes ganas no cuesta tanto”, admite con naturalidad antes de ponerse el casco y subirse al tándem que guiará a Tamara en su paseo por la ría.

Ese recorrido le desconecta de su día a día, “es toda una paz realmente”, describe gráficamente. David está acostumbrado a trabajar con personas con Autismo, a las que les enseña autonomía a través de la música. “Ser puente de comunicación entre unas personas y otras es muy gratificante. No me ha exigido mucho porque me gusta. Además, ellas saben que no somos intérpretes, que somos voluntarios, que estamos aquí para ayudarles, y tienen mucha paciencia”. David habla en plural porque en ocasiones también acompaña a las hermanas Brioso en sus distintas actividades en Huelva.

Las Hermanas Brioso comunicándose en Lengua de Signos Apoyada

María Teresa Brioso, 58 años, y su hermana Marisol, 57, son dos mujeres con sordoceguera también por Síndrome de Usher como Tamara, aunque con perfiles distintos. Son usuarias de bastón y asiduas al programa de Tiflotecnología de la ONCE. Alicia Vaquero, maestra de Educación Especial, es otra voluntaria que las conoce bien. “Yo recomiendo el voluntariado porque ayudar siempre ayuda, es muy gratificante -subraya-. A mí me aporta mucho beneficio porque aprendo mucha lengua de signos con las hermanas Brioso. La formación que nos dieron en la ONCE ha sido útil para poder tener ese primer contacto, pero ellas nos enseñan más signos y creo que me podría venir muy bien el día de mañana cuando me encuentre niños con esta discapacidad”.

Tamara y su guía dando una última ronda antes de regresar a la sede de la ONCE

“Hacer cosas con el ordenador, salir a dar más paseos y ponerse fuerte”, son las próximas metas que Tamara se ha propuesto y ha trasladado a la ONCE, para seguir manteniendo esa sonrisa, aunque sea una o dos veces por semana. Sus palabras arrancan un aplauso espontáneo de todos los que se han emocionado un día más al verla disfrutar a la velocidad que marca David. El paseo por la ría volverá.

| LUIS GRESA

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