Inclusivamusical consolida su oferta de aula virtual para alumnos con discapacidad visual

Secciones: Cultura
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Eloy Ceraso, principal promotor del proyecto, confía en poder sacar el primer disco con las voces de los primeros artistas este próximo otoño

Todo no fueron consecuencias negativas de la COVID-19. La pandemia también trajo consigo la expansión de nuevas formas de comunicación para salvar la falta de movilidad impuesta a golpe de decreto. Y algunos, como Eloy Ceraso, músico profesional, guitarrista y técnico de sonido, aprovecharon el tiempo de silencio que impuso el estado de alarma para extender su método de enseñanza al colectivo de personas ciegas. Más de 60 alumnos ciegos o con discapacidad visual, la mitad de ellos de fuera de Andalucía, asisten a las clases de Inclusivamusical, un instrumento de ocio activo que empieza a descubrir nuevos talentos artísticos. En otoño puede haber ya un primer disco.

Eloy Ceraso no ha perdido su acento argentino, dos décadas después de afincarse en España para poner en marcha su proyecto de vida, primero en Palma de Mallorca, luego en Granada y desde hace ocho años en la capital andaluza. Albino, afiliado a la ONCE en Sevilla, profesor de guitarra en los talleres de la Delegación Territorial y de Alcalá de Guadaíra, Eloy vivió las semanas de encierro total decretadas por el Gobierno para evitar el contacto con el virus como un torbellino de inquietud creativa y emprendedora. Desde hace 15 años imparte clases a niños, jóvenes, adultos y mayores, con un método propio centrado en la transmisión de contenidos para una comprensión fácil y sencilla, dirigido a cualquier persona (sin adjetivos, etiquetas o limitaciones) que quiera acercarse a un instrumento musical y disfrutar de la fuente inagotable de placer que significa la música. Desde la pandemia, Inclusiva Musical, la marca de su proyecto, ha abierto su oferta de par en par al colectivo de personas con discapacidad, sobre todo a los afiliados a la ONCE.

El promotor de Inclusivamusical es guitarrista, técnico de sonido, compositor e intérprete

Ceraso, que es también compositor e intérprete en grupos de tributo a Queen, Héroes del Silencio y Elvis Presley, sabe perfectamente lo que le hace falta a una persona con discapacidad visual para aprender a tocar música porque él la tiene. “Hemos hecho un cambio radical en el material didáctico para que se puedan leer las melodías de instrumentos de cuerda a través de un sistema que hemos cimentado”, explica. “La musicografía braille para una persona que no haya aprendido de pequeño le cuesta mucho aprender este idioma y nosotros lo que hacemos es adaptarlo para que sea más sencillo porque no necesitas un conocimiento más amplio”, afirma.

“La música llena nuestras vidas”

Todo surgió a raíz de la suspensión de los talleres de guitarra en Sevilla y Alcalá. Durante los meses de confinamiento duro los alumnos permanecieron en contacto vía WhatsApp, Facetime, Skype, Zoom y demás plataformas para no perder el contacto, mantener vivo el estímulo y, de paso, seguir de otra manera las clases. Eloy recondujo entonces esa experiencia en una ambiciosa oferta de aula virtual para el aprendizaje distintos instrumentos musicales, que suma en la actualidad guitarra, piano, guitarra flamenca, bajo, batería, canto, violín y saxofón. De los diez profesores que integran ahora la academia, siete son andaluces; Juan Manuel Roldán, Rafael Rabal, batería de Pastora Soler, Pablo Sevillano y Luis Ortega, de Sevilla, Macarena Fernández, de Linares, y Silvia Ramírez, de Granada.

Más allá de lo que es estrictamente académico, el proyecto conlleva la creación de lo que llaman ‘tribus’, unión de redes de personas con intereses comunes en torno a esos instrumentos, un espacio común también donde compartir experiencias, material didáctico y contenidos, y despejar dudas. El método, que no requiere estudios en musicografía en braille, se centra en el desarrollo del oído y la escucha musical y emplea un procedimiento de escritura basado en el cifrado americano con adaptabilidad en los tamaños y colores de las fuentes para personas con discapacidad visual grave. Todo el material escrito va acompañado además de un podcast explicativo o vídeos con planos ampliados y cercanos al instrumento utilizando técnicas para una mejor visualización.

Imgaen corporativa de Inclusivamusical

Las clases están organizadas en tres bloques. El primero para recordar el contenido de la clase anterior; el segundo para explicar el nuevo contenido teórico o práctico por parte del tutor; y el último para que los alumnos planteen sus cuestiones. “Cualquier persona está capacitada para tocar cualquier instrumento. Esa es la base de este proyecto -subraya-, que entendemos la música como algo que puede estar adaptada a cualquier persona”.

“Lo más gratificante es que estamos ofertando algo diferente, algo que falta -concluye Ceraso-. Y lo más complejo es llegar al potencial de alumnos objetivos, que son las personas con discapacidad, no solo de aquí de Sevilla o de Andalucía sino del resto de España o de la comunidad iberoamericana. Esto le puede venir muy bien a cualquiera, compartiendo inquietudes con otros, porque la música llena nuestras vidas”.

El Festival de la Eurosinvisión

María Teresa Escobar, comparte su opinión. Acaba de terminar su primer curso de piano en Inclusivamusical y ya se ha matriculado para el siguiente, que arranca en septiembre. Después de 22 años como técnica especialista en Anatomía Patológica del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, se prejubiló con 46 años por una neuropatía óptica bilateral y glaucoma que le apartó del laboratorio. Tiene un 2% de visión en un ojo y un 8% en el otro. Ahora está encantada con sus clases de piano, un instrumento que no había tocado en su vida. ‘Para Elisa’ de Beethoven es ya pan comido. “Este curso ha sido genial, con el profesor, con los compañeros, estoy superencantada. Nos lo ponen todo muy fácil -reconoce Teresa-. Es solo una hora a la semana on line, luego a través de WhatsApp nos mandan audios y hay que practicar más de una hora y media porque si no te quedas atrás. Pero me siento muy bien, porque sentarme en mi teclado e interpretar una canción, me pone muy contenta. Parece más difícil de lo que es en realidad”.

Teresa Escobar se ha matriculado ya para el próximo curso y se declara "encantada" con los logros alcanzados al piano

Javier Ponce ha tenido siempre inquietudes musicales. Ya de joven tocaba la guitarra y lo de cantar forma parte de su vida. “Yo es que vivo cantando, sin cantar no sé estar, aunque sea por lo bajinis, siempre tengo alguna melodía en la boca”, afirma. Ponce entró en la ONCE en 1985, donde ha tenido puestos de responsabilidad en la gestión en San Fernando, Dos Hermanas y Sevilla, donde fue subdelegado territorial de 1992 a 1997, y fue responsable de Juego durante tres años hasta que se jubiló en 2011. Como Teresa, se declara encantado con el aula de guitarra. “Estoy aprendiendo teoría, que no tenía, me está aportando conocimiento musical, me llena el tiempo, y me permite formar un buen grupo de amigos. Me va muy bien”, señala. Ponce, ciego total, recomienda esta experiencia. “La mayoría vamos a renovar matrícula, quiero seguir porque me distrae y me permite disciplinarme un poco en el tema de la música. Todo lo que había hecho hasta ahora era de oído, y sin enseñanza, y me está enseñando a deducir la música, porque la música es también una disciplina muy deductiva -subraya-. Así voy progresando personalmente”.

"La música es una disciplina muy deductiva", sostiene Javier Ponce

Javier, que prevé apuntarse este nuevo curso además a las clases de piano, pone una canción todas las semanas en el grupo de WhatsApp de guitarra (cada instrumento tiene su propio grupo de WhatsApp), le busca los acordes, y publica la letra para que se cante y se comparta una vez en lo que han bautizado como el Festival de Eurosinvisión. “Eso obliga a todo el mundo a cantar esa canción. Yo también la canto, aunque cante como el culo, pero nos obliga a poner los acordes, a hacer ritmos, a cantar, unos lo hacen mejor o peor, pero llevamos canciones de todos los artistas y está muy bien, así obligas a las manos a tocar bien”, explica Pepe Díaz, otro alumno también multidisciplinar. Díaz, también ciego total, participa en las clases de guitarra, de guitarra flamenca, que es lo suyo de verdad, con lo que más disfruta, y de piano. Ex componente del grupo de teatro Homero, de Sevilla, Díaz reconoce que tantas clases resultan “muy gratificantes y enriquecedoras desde el punto de vista personal”, porque empiezan centrándose en la práctica y la teoría, pero después derivan en un compañerismo bien consolidado.

Pepe Díaz, alumno de guitarra, de guitarra flamenca y de piano asegura que las clases son "muy gratificantes"

El promotor de la Academia sueña ya con sacar a la luz un disco con los primeros trabajos de los alumnos de Inclusivamusical. Eloy Ceraso acaricia esa idea desde hace semanas y confía en que pueda ser una realidad este próximo otoño.

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