FIRMA INVITADA: Mariano Pérez de Ayala, presidente de Cáritas Regional en Andalucía

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Evolución de la cohesión social y el impacto del Covid 19

Recientemente ha visto la luz el informe de la Fundación Foessa de Cáritas Española sobre la evolución de la cohesión social y el impacto del covid 19 en Andalucía. Dicho informe ha venido a poner de relieve como una vez más son las personas más vulnerables las que han sufrido las peores consecuencias y las dificultades más grandes para mantenerse a flote tras el tsunami de esta pandemia.

El covid 19 ha sido un shock sin precedentes  que ha supuesto que la exclusión se ha ensanchado, implicando que uno de cada cuatro habitantes de la comunidad autónoma (26.3%), algo más de 2,2 millones de personas, se encuentran en esta situación de exclusión,  con un considerable  aumento del grupo de los más frágiles, con un  14%  de la personas en situación de exclusión severa, que alcanza así a 1,1 millones de personas. Llama especialmente la atención el deterioro que se ha dado entre el grupo de personas en una situación de exclusión más extrema y que acumulan el mayor número de dificultades. Casi 475 mil personas conforman la denominada sociedad expulsada en Andalucía, los que están en una situación más crítica y no cuentan con elementos compensadores que eviten el incremento de nuevas problemáticas que se acumulen a las previas.

Pero por encima de estos datos más globales me gustaría fijar la mirada en algunos colectivos y situaciones especialmente afectados por esta crisis. En primer lugar, se ha producido un aumento de la feminización del espacio de la exclusión; si en 2018 la brecha entre los hogares encabezados por hombres y los encabezados por mujeres era reducida, con una diferencia de 4 puntos porcentuales, ahora la brecha de género es de 15 puntos hasta afectar al 37% de los hogares cuya persona sustentadora principal es una mujer frente al 22% donde esa figura es un hombre.

En segundo lugar, destacamos que ser extranjero en Andalucía sigue suponiendo un hándicap importante: el 72% de los hogares encabezados por una persona de origen extranjero se encuentran en situación de exclusión, esto significa tres veces más exclusión que entre los hogares encabezados por alguien de nacionalidad española.

En tercer lugar, resalta también el importante incremento de la tasa de exclusión entre las personas más jóvenes. Unos de cada cuatro jóvenes menores de 30 años están afectados por procesos de exclusión social que les impide dibujar proyectos de vida para transicionar a la vida adulta. Si en la imaginación social aún pensamos que la transición a la vida adulta pasa por tener un trabajo estable, adquirir una vivienda y formar una familia, en la práctica tenemos una juventud sin empleo o en empleos temporales y precarios y, por tanto, sin posibilidades de emancipación ni de sustentar una vida independiente o a una familia.

El último  colectivo que acumula mayores factores de vulnerabilidad es el de las familias con hijos.  En Andalucía está penalizando el hecho de tener hijos. La presencia de niños, niñas y adolescentes en el hogar, las necesidades relacionadas con la crianza, también se relacionan claramente con la prevalencia de las situaciones de exclusión: el 36% frente al 20% de hogares sin menores de edad.

Si la carencia de empleo, el empleo precario o la alta temporalidad en los contratos de trabajo es la causa fundamental de la permanencia en situaciones de exclusión, el estudio subraya como la vivienda es el otro gran motor de la exclusión en Andalucía.  La combinación entre altos precios y bajos o inestables ingresos hacen que algo más de 400 mil familias (12,4%), una vez realizado el pago del alquiler o la hipoteca, queden en situación de pobreza severa. 

El estudio destaca igualmente como la digitalización que, por la naturaleza de las medidas de distanciamiento social, ha traído la pandemia está   suponiendo un nuevo elemento de desigualdad sobre la mesa; hablamos de la brecha digital, que afecta a 3 de cada 10 hogares andaluces (35%), alcanzando casi a la mitad de los hogares que están en situación de exclusión (47%).

El informe que comentamos ha puesto nuevamente de manifiesto la debilidad de nuestro sistema de protección de las personas y los hogares más vulnerables y desvela una situación creciente de exclusión severa en Andalucía que está afectando a la cohesión y al desarrollo social y económico. Hacen falta medidas urgentes que pongan a las personas más vulnerables en el centro de las políticas sociales.

Se hace necesario reimpulsar el modelo de Estado de Bienestar en su conjunto, con una orientación clara hacia el acceso a los derechos como canal para la inclusión social y el “rescate” de los sectores más excluidos; avanzar hacia servicios sociales adaptados a las realidades sociales del siglo XXI; mejorar la cobertura del Ingreso Mínimo Vital, así como complementar  los salarios escasos con otras medidas redistributivas, a modo de estímulos al empleo, bien a partir de prestaciones complementarias para los trabajadores de bajos salarios, bien como deducciones fiscales reembolsables.  Igualmente, poner en marcha políticas frente a la exclusión residencial y  disponer de políticas públicas que pongan los medios necesarios para que todas las personas puedan superar la brecha digital, sin olvidar que es preciso mantener las puertas no digitales abiertas, de forma que el proceso de adaptación de las personas más excluidas de la digitalización, no les deje fuera del terreno de juego.

Esta nueva crisis no puede suponer una vez más que sean los más vulnerables los mayores perjudicados. Solo poniéndolos en el centro de nuestra actuación y la de los poderes públicos se hará posible superar esta situación.

Mariano Pérez de Ayala

Presidente de Cáritas Regional de Andalucía

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