EN PRIMERA PERSONA: Rocío Beldades, escritora, apasionada del braille

Secciones: Entrevistas
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“Me como el mundo a bocados”

Rocío Beldades (Huelva, 1974) se come el mundo a bocados. Se levanta a diario a las cuatro y media de la mañana, para que le dé tiempo a correr una hora, antes de poner en marcha su casa y a sus cuatro hijas. El deporte y la literatura son sus dos grandes pasiones, a las que ha añadido el braille desde que comenzó a perder la visión. Hoy, en plena era digital, se declara una enamorada del sistema de lectoescritura para ciegos, fascinada por el nuevo mundo que ha encontrado en la ONCE y entregada a la que será su primera novela, un relato que tiene como trasfondo histórico la masacre de Casas Viejas, uno de los hechos más trágicos de la Segunda República Española.

Madre de cuatro hijas, de 3, 5, 12 y 13 años, graduada social, Máster en Relaciones Laborales por la Universidad de Huelva, y en Creatividad Literaria por la Universidad de Valencia, Rocío, Rocío Beldades comenzó su trayectoria laboral, nada más concluir sus estudios, en una Mutua del Trabajo y Accidentes Profesionales, en el departamento de Contingencias Comunes, donde permaneció cerca de 15 años, compartiendo ese tiempo con otras tareas como responsable del Aula de la Tercera Edad en Punta Umbría o presidenta del Club de Piragüismo.

Siempre le gustó la defensa del trabajador y las leyes laborales. “El graduado social es una especie de abogado laboralista, es un asesor laboral”, puntualiza. Y pronto descubrió que lo que realmente le gustaba eran los servicios sociales, sobre todo el trabajo con mayores y niños. Y así entró en política de la mano del Partido Popular. Pero no por compromiso con las siglas del PP, sino porque entendió en ese momento que podía trabajar mejor por los ideales que consideraba justos para Punta Umbría, la ciudad donde vive desde hace 24 años.

De 2003 a 2007 Beldades fue delegada de Asuntos Sociales en el Ayuntamiento de Punta Umbría, una etapa que juzga “muy, muy enriquecedora”, dice. “La política está muy denostada, parece que lo político está relacionado con fraude, engaño, ambición, poder, pero realmente el trabajo del político bien hecho es muy gratificante si lo entiendes como una labor para un cliente que se llama pueblo. Tu función es cubrir las necesidades y expectativas para que ese ciudadano crezca como persona y la sociedad también. Sobre esa base, si eso se cumple, todo lo que construya encima es positivo”.

Pero Rocío duró una sola Legislatura en política. “Mi alcalde comenzó a buscar el beneficio político en lugar del beneficio social y decidí marcharme del grupo de gobierno”, admite en un lenguaje políticamente correcto. En la calle a Beldades hubo quien le culpó de que el PP perdiera las siguientes elecciones en favor del PSOE. “No me arrepiento porque lo hice dentro de mi forma de pensar y de mi conciencia, lo que pasa es que no iba a modificar mi trabajo por cumplir unos objetivos políticos que en mi opinión eran una equivocación porque siempre he pensado que el buen trabajo da resultados políticos y no a la inversa, buscando un resultado político ejecutas un trabajo. No compartía esa idea, después de muchas presiones decidí salir”. Tuvo ofertas para seguir, dentro y fuera del PP, pero entre la Beldades política y la Rocío madre, ganó Rocío. 

“Para la mujer siempre es más difícil -reconoce-. Porque ser madre no se puede delegar. Si ánimo que decir que es mejor madre la que se dedica en exclusiva a sus hijos a la que comparte un trabajo, que no es eso lo que digo. Pero sí lo tiene más complicado porque cuando tú te enfrentas a un trabajo de mañana y tarde y sales a las nueve de la noche, tus niños o están dormidos o a punto de entrar en la cama. Al final, ¿qué eres, una madre a ratitos?”.

A su juicio, el interés general mueve a la política y son más los políticos que desarrollan un buen trabajo sin agachar la cabeza ante unas siglas. Son más los que no se doblegan ante una imposición de sesgo partidista y defienden sus ideales que los que prefieren el rendimiento político por encima de cualquier otra consideración.

Tras su paso por el Ayuntamiento entró en una consultoría de empresas durante cerca de diez años y después, siguiendo la tradición familiar, ganó unas oposiciones y logró plaza en Correos, aunque apenas ocupó el destino más de dos meses por la discapacidad visual que le sobrevino.

“Los problemas hay que mirarlos de frente”

“Me enamoré del braille porque me pareció fascinante”, afirma Rocío

Hasta entonces, simplemente era miope, pero a partir de un momento dado -de esto hace ya cinco años- empezó a ver doble. Cataratas le diagnosticaron, pero, una vez operada, descubrieron un nervio atrofiado que le llevó a un periplo por todos los mejores oftalmólogos de España, Huelva, Sevilla, Barcelona, Madrid, Santander, Santiago, para tratar de evitar lo inevitable, una pérdida progresiva de la visión. “Han encontrado que mi organismo genera anticuerpos que han atacado al ojo y ante eso tengo un último tratamiento, que es biológico, pero vamos, la visión está prácticamente casi perdida ya”, admite sin un gesto de resignación en su rostro. En concreto le queda un 2 por ciento de visión y desde el año pasado se mueve ya con bastón. “Veo casi nada, pero es cierto que me manejo muy bien, las cosas como son. Me sorprendo de mí misma”, dice sonriente.

Rocío asegura que no ha tenido que abandonar nada, salvo la conducción, “solo modificar”, matiza. Antes corría a diario en el exterior, en la playa, y ahora lo hace en cinta, en el sótano rodeada de un mar de juguetes amontonados, pero sigue corriendo. Antes no le importaba la ubicación de las cosas y ahora ha aprendido a ser algo más ordenada -le cuesta admitir- porque necesita saber dónde están.

“El proceso es muy duro, muy duro, muy duro -sostiene-. Me ha beneficiado mi actitud, porque siempre veo la botella medio llena, y creo que los problemas hay que mirarlos de frente, aceptarlos y enfrentarte a ellos. Si uno se lamenta lo único que hace es ponerse obstáculos. Pero hay males peores, y siempre pienso que todo mal trae algo bueno”. En su caso, aprender a ver la vida de otra manera y conocer a personas maravillosas o el trabajo que hace la ONCE que, a su juicio, no se conoce lo suficiente. “La gente no sabemos la capacidad que podemos llegar a tener. Es el mejor lema que la ONCE ha puesto, el ser capaz, la capacidad de adaptación de una persona y de conseguir hacer las mismas cosas, aunque no veas. Es un todo con mayúsculas, de moverte, escribir, estudiar, viajar, el ejemplo está en la cantidad de gente joven y mayores que son capaces de hacer muchísimas cosas”.

Ella asegura que es la misma, que la discapacidad visual no le ha cambiado, y que mantiene las mismas ganas de vivir y de comerse el mundo. “Siempre he dicho que me como el mundo a bocados, no sirvo para lamentarme. Yo creo que soy igual, me gusta disfrutar la vida, la valoro, pero la capacidad de una persona no la descubres hasta que no la necesitas, porque si no, vives acomodado en tu normalidad. Uno descubre que eres capaz de adaptarte si quieres y te esfuerzas”.

Rocío se muestra encantada con la profesionalidad que ha encontrado en la ONCE. “Es que el trabajo que hace es tan importante... tu vida no se ha parado, puedes llegar a todo, te enseñan desde leer, a que existen dispositivos que te ayudan, a alcanzar metas de estudio, de empleo, de adaptación, es todo, siempre he dicho que te da alas”.

Como el de tantas personas, su camino no ha sido fácil. Pero enseguida descubrió que para otros el proceso de adaptación a la discapacidad ha sido aún más difícil. Así llegó Rocío Beldades al braille. Quiso echar un cable como voluntaria, pidió aprender el sistema de lectoescritura, y pronto descubrió una nueva pasión. “A mí me gustaba la lectura y escribir. Y cuando lo conocí me enamoré del braille porque me pareció fascinante poder leer a través del tacto. Cuando aprendí era como un niño cuando aprende a leer. Frotaba las letras para poder diferenciarlas, pero me encantó y comencé de nuevo a leer. Leer en Daisy es oír y yo quería sentir en mis manos el papel y tener la posibilidad de no sentirme dependiente de alguien a la hora de leer o de poder escribir. Y aprendí braille, empecé a leerlo y estoy encantada”.

“No debemos olvidar la historia”

Rocío en la cinta de correr instalada en su casa para ejercer otra de sus grandes pasiones, el deporte

Rocío se dio cuenta que la gran mayoría de las personas ciegas o con baja visión no comparten esa misma necesidad por aprender algo que ella considera necesario para alguien que no ve. Por eso sostiene que, en plena era digital, el braille sigue manteniendo el mismo valor que en los tiempos de su creador. “Tiene la misma valía aprender braille en este siglo que cuando lo creó Louis Braille -subraya-. Lo que ocurre es que la necesidad de cada cual no es la misma. Antes sin braille no tenías acceso a ninguna información, pero ahora con las tecnologías accedes a todo con los lectores de pantalla, audiolibros, medios que te llevan a todo. Pero aun así es necesario el braille porque toda la sociedad no se mueve a través de las tecnologías”.

Una vez que deja a las niñas en sus respectivos colegios, Rocío acude a la sede de la ONCE de Huelva todos los martes de 11:00 a 14:00 horas para participar como voluntaria en el taller de refuerzo, aunque no es el único día que le toca ir, ya que coordina el Club Braille y colabora también con el Aula de Mayores y con la puesta en marcha de la Tifloteca, el nuevo concepto de biblioteca adaptado a las necesidades de las personas ciegas.

Al braille se suman otras dos grandes pasiones, el deporte y la literatura. “Lo que más me gusta es correr -reconoce-. El ejercicio en sí me aporta bienestar físico y síquico, la liberación de endorfinas engancha y es un vicio muy saludable”. Los fines de semana corre una hora en cinta y 45 minutos de lunes a viernes.

Para llegar a tiempo a todo, Rocío se levanta todos los días a las 04:30 horas de la madrugada. Así, corre en torno a una hora diaria con margen suficiente para organizar la casa antes de que el resto de la familia se levante y pueda disponer del resto del día para sus actividades.

Aunque de todas, la pasión por la escritura fue la primera de todas. Siempre le gustó mucho leer, sobre todo novelas, y escribir. Y ahora, con la incapacidad laboral, ha reubicado sus inquietudes hasta volcarse en lo que más le seduce. De hecho, hizo otro máster para reforzar su estilo, escribir más y mejor. Y, ya en plena pandemia, se lanzó a dar cuerpo a un sueño que le acompaña desde hace tiempo, escribir su primera novela.

La historia enlaza el presente con un pasado que se remonta a los antecedentes de la Guerra Civil española y que se desenvuelve en el contexto histórico de los sucesos de Casas Viejas, la masacre que concluyó con 30 asesinatos a cargo del capitán Rojas en lo que es hoy la localidad gaditana de Benalup-Casas Viejas. El presente lo protagonizan una escritora de Punta Umbría y un farmacéutico de Cantabria que se enamoran en medio de una tragedia que ocurre en Cádiz, y que destapa, enlazando con el pasado, hilos familiares que desconocían y van complicando el relato.

“No llegamos a conocer la historia más reciente -opina-. La tenemos tan devastada por tanta crítica interesada, que la realidad, la verdad real de lo que sucedió y los motivos que llevaron a la Guerra Civil, está muy distorsionada para el ciudadano común”. A su juicio, los españoles no han cerrado esa página de la historia. “La hemos intentado olvidar y no debemos olvidar la historia. Es impensable que en este siglo sucedan cosas como la guerra que estamos viviendo hoy en día. Parece que no aprendemos de los errores. Una Guerra Civil significa que los españoles estábamos en guerra con los propios españoles. Etiquetar bandos fue un error, y sigue siendo un error hoy en día”, lamenta. “Tristemente ese rencor se ha ido pasando por generaciones, de hecho, se cataloga a la derecha y a la izquierda con un perfil claro, y las cosas no son blancas o negras, sino que hay puntos intermedios y en el punto intermedio está la virtud”, concluye.

¿A qué aspira Rocío Beldades?

“Me sentiría muy orgullosa si consiguiese acabar la novela y hubiera una editorial que quisiera publicarla, sería un valor que una editorial apostase por lo que he escrito y que el público me pudiese leer”.

La novela, que empezó a principios de año, acabará de escribirse a lo largo de este 2022. Es su próxima meta en la vida.

| LUIS GRESA

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