El Club Sénior contra la soledad en Fuengirola

Afiliados mayores de 55 años de todo el país se dieron cita en Fuengirola para combatir la soledad no deseada
"Soy Mariquita la primera, me apunto a todo". Ana es una más del variopinto grupo de personas mayores de 60 años que, con el Club Sénior, encuentran cada día en la ONCE una plataforma desde la que seguir "haciendo cosas sin parar". Su espíritu, intrépido, la llevó como a Mohamed y Ángel, a inscribirse en este programa que reúne a afiliados de toda España. Los tres tienen algo en común: son personas mayores que viven solas y que, con esta iniciativa, ponen pie en pared y luchan contra la soledad no deseada. Un grupo que durante 9 días vivió en Fuengirola una experiencia cargada de actividades, sorpresas y, sobre todo, buena compañía.
Del 4 al 13 de mayo, La ONCE puso en marcha este mes una vez más sus vacaciones sociales, un programa con el que sus afiliados disfrutan de viajes adaptados. Este año el destino fue Fuengirola, donde 155 personas ciegas o con discapacidad visual que viven solas se dieron cita para ahuyentar a la soledad no deseada.
Del 4 al 13 de mayo, la Organización ofreció a afiliados de toda España una oportunidad única de encuentro, ocio y bienestar. El objetivo principal de esta edición era aliviar la soledad no deseada, proporcionando a los participantes un entorno cercano y amigable donde compartir experiencias con otras personas en situaciones similares.
Las actividades del programa fueron desde visitas guiadas a actividades al aire libre
Desde bailes a paseos por la playa, un equipo de 10 monitores organizaron, en conjunto con los animadores de ILUNION, un total de XX actividades. Gran parte de las mismas consistían en salidas al exterior, en las que los afiliados pudieron disfrutar, entre otros destinos, de visitas guiadas a lugares emblemáticos como Málaga o Ronda.
Pero por encima de todo, el objetivo de esta ‘Primavera Sénior’ es el de luchar contra la soledad que sufren algunas personas con discapacidad visual, bajo el programa ‘A tu lado siempre’ promovido por la ONCE en este 2025. Todos los viajeros son personas que viven solas, con el nutrido grupo de afiliados, encuentran un grupo en el que encajan a la perfección, de personas que les comprenden y con la que comparten, además de tiempo, una visión de la vida.
El Club Sénior, un punto de encuentro
Ana nació en Cádiz, pero terminó, por azares del destino, viviendo en Granada. Aun así, fue en la ONCE donde porfin encontro “su casa”. “Vengo sola, pero ya me preocupé de buscar acompañantes” dice entre risas, señalando a sus compañeras, con las que recién llega de pasear por el paseo marítimo de Fuengirola. Aunque se conocieron al llegar, la complicidad entre las tres es evidente: el ambiente en el hotel es, por lo general, festivo. Además de Ana y sus amigas, los afiliados se dividen en grupos, distribuidos en las distintas mesas del hall del hotel ILUNION de Fuengirola. Aun así, los grupos no son compartimentos estanco; un flujo constante de gente se levanta y se intercambia, y, como en una colmena, el grupo da la sensación de existir como un conjunto, sin nadie que quede fuera de él.
Los afiliados se alojaron en el hotel ILUNION de Fuengirola
"En el Club Sénior de la ONCE somos personas mayores, pero nos une la energía y las ganas de seguir haciendo cosas" sostiene Ana vehementemente. "Al estar todos casi en las mismas condiciones, no nos sentimos despreciados, y siempre estamos metidos en algo, aquí nadie se queda en casa llorando por tener una minusvalía" afirma la gaditana. Como andaluza, admite que "se arrima a todo el mundo" pero valora la iniciativa de las vacaciones sociales "para muchos de los que estamos aquí, es un refugio".
"Aquí todos somos un tándem"
"Yo soy mariquita la primera, a todo le armo" prosigue Ana María. El programa de estas vacaciones sociales es un hervidero de actividad: el que quiera puede encadenar actividades desde el desayuno hasta después de la cena, "y tenemos más cuerda de lo que parece" bromea. La afiliada reconoce, en todo momento, el papel de los monitores como una pieza clave para que todo vaya según lo planeado. "Son auténticos profesionales, tienen experiencia y eso se nota" confiesa "en otros lugares quizá nosotros, con nuestra discapacidad, podríamos llegar a sentirnos como un estorbo, pero ellos saben llevarnos equilibrando nuestra autonomía y su ayuda".
Los afiliados disfrutaron de actividades adaptadas
"Somos un tándem" dice Ana María, "entre nosotros también nos hacemos la vida mucho más fácil, porque sabemos lo que necesitamos". "Aunque te encuentres sola, aquí puedes estar rodeado de mucha gente" sostiene animando a aquellos que lo piensen, "la ONCE es una casa en la que cabemos todos, pero es más, para mí es mi familia" sentencia.
Cruzar el mar de la soledad
El grupo entra en una sintonía que, para Mohamed, es lo más gratificante de esta ‘Primavera Sénior’. Desde la agencia de Ceuta, su mayor ilusión siempre fue “conocer a la gente de otras delegaciones, cruzar a la península y poder conversar con gente de allí”. Una de las cosas que más destaca el afiliado de ceuta es la cohesión del grupo, donde se siente plenamente reconocido y parte de todo “incluso a mí, que soy el morito, me han aceptado como uno más y puedo decir que tengo unos compañeros y compañeras maravillosas”.
Mohamed viaja solo desde Ceuta, donde también vive solo, pero se deshace en halagos para la ONCE en general y la delegación en particular, donde sólo tiene palabras bonitas para el equipo humano que la forma. “Gracias a las gestiones de la ONCE de Ceuta pude tramitar los papeles y acabar aquí con lo que ahora son mis amigos” dice visiblemente emocionado. “Es la primera vez que consigo salir con estos viajes, y no me cabe duda de que no será la última, o por lo menos yo lo intentaré” asegura.
Un total de 10 monitores acompañaron a los afiliados en sus peripecias por la Costa del Sol
Su aventura ha sido variada, ajetreada, y sobre todo, “bien acompañada”. Aunque Mohamed dice haber disfrutado mucho de descubrir Fuengirola y sus alrededores, “en especial el paseo marítimo y su gastronomía”, el foco para él siempre fueron las personas. “Tenemos unos monitores experimentados, que nos conocen, y que hacen que el viaje sea una experiencia maravillosa” dice encantado “así han creado este grupo, en el que hay una armonía para que vayamos todos a una”. Mohamed afirma que está “seguro de que no perderá el contacto con los grandes amigos que está haciendo”, y anima a todo el que se esté pensando el ir a dar el paso”.
Escucha el testimonio de Mohamed
Compañeros, no sólo de viaje
Al lado de Mohamed, literal y figuradamente, hablamos también con Ángel, su compañero de habitación y correrías. Afiliado desde 2013, su vida ha transcurrido a caballo entre Aranjuez y Córdoba, y desde que “subió a la sexta planta” – como llama a los 60 años – empezó a “enterarse bien de las cosas”.
La casualidad quiso que su primer viaje, hace menos de un año, también le llevara a a la Costa del Sol. “Que la ONCE facilite estos viajes me da la vida, no me lo podría permitir de otra manera, así que me apunto a todo” dice agradecido. Con el Club Sénior en general – y en particular con iniciativas como esta Primavera Sénior – Ángel dice haber “encontrado un lugar para él”.
El grupo disfrutó de actividades culturales y en la naturaleza
“Pasear la playa, disfrutar con el grupo, estar en una habitación...” enumera, haciendo el recuento de las cosas que, en estas vacaciones, puede hacer. “El año pasado me tocó con un señor de Jaén, y a día de hoy, seguimos hablando, aunque cada uno esté en un sitio, seguimos siendo amigos” afirma, seguro de que ocurrirá lo mismo con sus compañeros de este año. “No perdemos el contacto, por uno u otro medio, aquí al final establecemos vínculos” dice.
“A mí me encanta, es un grupo donde juntas a gentes con discapacidades que te hacen sentir mucho más integrado que en cualquier otro” cuenta. “Cada uno vive de una manera, pero se conoce a gente estupenda, nueva, que no podría conocer de otra manera”. Y es que, aunque la soledad sea el denominador común, no tiene cabida en estas vacaciones sociales. En el instante que franquean la puerta, la dejan fuera para pasar a formar parte de un grupo “del que todo el mundo debería participar si tiene la oportunidad”, y cuando abandonan estas vacaciones, siempre lo hacen en plural, siendo parte de un todo más grande, con vínculos que, aunque forjados en poco más de una semana, seguro que perduran años.