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El 13 de diciembre de 1938, en plena Guerra Civil española, se firmaba en Burgos la constitución de la Organización Nacional de Ciegos Españoles. El nacimiento de la ONCE, como pronto pasaría a ser conocida, no significó solo la unificación de los entonces independientes Institutos de Sordomudos y Ciegos, sino que fue la primera línea hacia la inclusión real de las personas con discapacidad visual en España y el Mundo. Afiliados que nacieron el mismo año que la ONCE comparten su memoria y sus deseos para la ONCE del futuro.

Desde sus inicios, aquellos hombres y mujeres que sembraron las raíces de lo que hoy es la ONCE, fueron un ejemplo de superación que se ha ido agrandando generación tras generación. Y así, durante estos ochenta y siete años, la Organización ha venido luchando incansablemente por la integración total de las personas ciegas en la sociedad. Ayudados por su emblemático cupón, la labor de la ONCE comenzó en el mundo laboral y pronto se extendió a todos los ámbitos: poco a poco se fueron implementando servicios y logrando avances que mejoraron exponencialmente la calidad de vida de las personas con discapacidad visual. Desde educación hasta asesorías, pronto se convirtió en una de las principales entidades sociales relacionadas con la discapacidad en el país.

Para celebrar nuestro octagésimo séptimo cumpleaños, hemos querido reunir a afiliados que, como esta casa, nacieron en 1938. Personas que han vivido la ONCE a lo largo del tiempo y que, con sus testimonios, nos ayuden a recordar momentos pasados y a cantar “Feliz cumpleaños” este próximo 13 de diciembre.

Josefa Arenas: “Para mí es como una casa”

Josefa fue vendedora de la ONCE durante 25 años en distintos puntos de Málaga

Josefa Arenas nació en Villanueva de Algaida, un día de junio de 1938. Llegó a Málaga con cuatro años, cuando perdió la vista en un accidente doméstico. Acompañó a la ONCE en sus primeros años, primero como alumna en el Instituto de Sordomudos y Ciegos, a los dieciséis, como afiliada, y a los dieciocho con el cupón. “Mi vida ha estado siempre ligada a la ONCE, para mí es como una casa” cuenta, relajada ya en su casa “que pagó poquito a poco gracias a vender 45 años el cupón”. 

“En la ONCE aprendí a desenvolverme, desde leer braille a limpiar, a andar por la calle, a ser persona. Lo único que no me gusta es hacer de comer, pero que saber sé, ¿eh?” afirma entre risas Josefa. “Han sido muchos años yendo y viniendo a la ONCE, cuando el edificio antiguo estaba en Calle Granada y ahora, porque me apunto a todo – comenta – cursos, actividades... hacen una labor que a las personas como yo las hace sentir muy bien”. De entre todos los momentos, para Josefa siempre quedará marcado cuando “le dieron el cupón”. “Mi padre no quería porque le daba miedo que yo estuviera en la calle, pero yo quería trabajar, quería ser una persona digna, y el cupón me dio eso. En 45 años he vendido en muchos sitios, me ha pasado de todo, pero he vivido y estoy muy contenta de eso” sostiene satisfecha la ahora jubilada. “Y no sólo me ayudó a poder vivir a mí, sé que con él también ayudaba a mucha gente” añade.

En estos 87 años, Josefa ha conocido muchas ONCEs distintas, pero “cada vez más completa”. “Ahora se cogen a los niños de más pequeños, se les ayuda a que puedan hacer de todo, es un orgullo. Son muy grandes y aprovechan eso para ayudar todavía más” añade. Como deseo de cumpleaños, Josefa lo tiene claro: “que siga todo como va, por lo menos, pero si se puede, que vaya a mejor”.

Bernardo Capulino: “Espero que sigan prosperando”

Bernardo se desarrolló profesionalmente como administrativo durante toda su vida

Bernardo Capulino vino al mundo el 9 de abril de 1938, ocho meses antes del nacimiento de la ONCE. La suya ha sido una vida de lucha, y es en ese ahínco por mejorar donde encontró la mano de la Organización. “Mi primer recuerdo de la Organización fue a los 24 años, en 1963, cuando solicité por primera vez la afiliación – cuenta-. Ahí me sorprendió que, desde el principio, se hizo hincapié en enseñarme, en este caso Braille, para que pudiéramos prosperar. Y lo hice. Unos años más tarde, me serví de ello para sacar plaza en las oposiciones a administrativo del Estado” Recuerda Bernardo orgulloso.
Desde mediados de los sesenta, muchas cosas han cambiado para los afiliados, pero para Bernardo, el cambio más grande ha sido en cómo se articula la ONCE. “Antes los sorteos eran de tres cifras, y cada provincia tenía el suyo. Ahora todo se lleva a nivel nacional y eso ha hecho que la ONCE sea mucho más grande e importante. Los afiliados estamos más unidos y tenemos más recursos a nuestra disposición en todo el país porque funciona como una sola” comenta satisfecho. “Es extraordinario la capacidad que tienen ahora como grupo. Hace poco vi la noticia de que se ha convertido, con sus empresas, en el tercer empleador de España, y el primero del mundo en personas con discapacidad. Es algo muy importante que han conseguido, yo diría que a celebrar”.

Para el futuro, Bernardo lo tiene claro: “Sólo espero que sigan esa línea. Ahora, las personas con discapacidad tienen un futuro, un trabajo, unos medios. Espero que sigan prosperando tanto la ONCE como las personas”. 

Manuela Fernández: “Que siga siendo como hasta ahora”

Manuela Fernández Lozano nació en Benalup Casas Viejas (Cádiz) un 3 de noviembre de 1938, un mes y diez días antes de la creación de la ONCE. Trabajó como peluquera durante más de medio siglo en Cádiz donde vive, en el barrio de Santa María frente a la playa de la Victoria, y su primer contacto con la ONCE fue con unos 48 años cuando conoció al que sería su yerno, Ramón Medina, ciego de nacimiento, que llegaría a ser en los noventa director de la Organización en Cádiz y en Málaga y subdelegado territorial en Andalucía, en Sevilla, en su última etapa. Su hermana, Carmen, dos años menor que ella, es también afiliada a la ONCE, y sus dos hijas han estado vinculadas de por vida a la Organización, Charo Benítez, ya jubilada, como cajera en la Delegación Territorial, y Paqui Benítez, como administrativa en Contabilidad la sede de Cádiz donde sigue trabajando. 

“Mi yerno era requetebueno. Anteriormente veía a los ciegos, pero cuando conocí a mi yerno era maravilloso, siempre pendiente de mis hijas. Y si miraba algún sitio me decía, no le estoy mirando para que me conteste por el lado, usted conteste lo que quiere, pero sin mirar a nadie”, recuerda con precisión. Antes de ese momento veía a las personas ciegas, pero sin prestarles la menor atención. Con 14 años -comenta- “le compraba un cupón porque me daba pena la mujer cerca de la catedral, en la calle Compañía”. En esa España de los cincuenta no había restricciones de acceso al juego para los menores. Desde entonces, Manoli compra cupones de la ONCE todos los días. Mientras trabajó de las propinas que se sacaba de la peluquería y todavía hoy sigue tentando la suerte a diario. “Jamás en la vida me ha tocado hasta lo que he jugado, nunca me ha tocado más y llevo toda la vida jugando, ¡y sigo eh!”.

De aquel 1938 a este 2025, Manoli ha visto un cambio de la ONCE como “la noche y el día”, dice. A su juicio, el papel más importante que ha desarrollado la Organización en estos 87 años es “el cuidado que tiene con todo el mundo que son minusválidos. Por lo menos tienen donde ir y si necesitan algo le ayudan en lo que necesite”, responde. Como deseo para este 87 cumpleaños, Manoli ·que siga siendo como ha sido hasta ahora”.

Jesús Casanueva: “La ONCE me ha dado mucha vida”

Jesús Casanueva Gutiérrez nació en un pueblecito de Cantabria de rústico paisaje que se llama Udías un 6 de mayo de 1938. A los siete años se vino a vivir a Sevilla y desde entonces es un andaluz más. Ha tenido una miopía fuerte “de toda la vida” hasta que hace cinco años perdió del todo el nervio óptico y con él la visión. Desde 2009 es afiliado a la ONCE y, hasta la pandemia, participó muy activamente en los talleres de la Delegación Territorial, como los de cuero, mosaico y mimbre, y ahora ha limitado mucho sus desplazamientos y recibe la atención de ayuda a domicilio de los profesionales de los Servicios Sociales de la ONCE. 

Hasta que no entró en la ONCE como afiliado Jesús no tiene ningún recuerdo específico de la Organización en su vida. “Lo más importante es que tenga tantos empleados con discapacidad que antes era solo ciegos prácticamente y tiene mucho mérito porque ha dado trabajo a personas que no tenían”, explica. “Antes íbamos a las excursiones, a los talleres, pero ahora ya con la atención domiciliaria ya no porque mi mujer anda con andador y es complicado”, afirma. “Hemos ido a los viajes, a las convivencias, a las reuniones, no nos hemos perdido nada, pero ahora ya no”, comenta con un poso de resignación. “La ONCE me ha dado mucha vida”, subraya.

Jesús ha trabajado durante décadas como administrativo en la Editorial Planeta y es ahora, en esta etapa de su vida, cuando más libros está leyendo, gracias a las grabaciones sonoras que le proporcionan en la Delegación Territorial, que se encuentra no muy lejos de su domicilio.

Para este 13 de diciembre de 2025, en el 87 cumpleaños de la ONCE, Jesús desea a la Organización “que lleve otros ochenta y tantos años como hasta ahora, haciendo la misma obra y caridad que está haciendo”, dice sin imaginar cómo será la ONCE del futuro. “No tengo ni idea”, concluye.

Josefa, Bernardo, Manuela y Jesús son solo cuatro afiliados más que guardan viva en su memoria el recuerdo y el cariño de una ONCE con la que han descubierto un nuevo sentido a la vida y han recuperado las ganas de vivir. Son muchos, afortunadamente, los afiliados a la ONCE que nacieron en 1938 que aún hoy disfrutan de los servicios y la atención de la Organización en Andalucía y el resto de España. Ellos son solo un ejemplo más de lo que significa, de verdad, un feliz cumpleaños.
¡Feliz Cumpleaños ONCE! ¡Felices 87!

CRISTÓBAL ANGULO | LUIS GRESA