FIRMA INVITADA: Enrique Bocanegra, director de la Fundación Casa Natal de Velázquez
Velázquez en la historia
El 6 de octubre de 1623, el rey de España, Felipe IV firmó en su residencia, en el Alcázar de Madrid, un documento que decía lo siguiente: “A Diego Velázquez, pintor, he mandado recibir en mi servicio para que se ocupare en lo que se le ordenare de su profesión y le he señalado un salario de veinte ducados al mes, librados en el pagador destos Alcaceres, Casa del Campo y del Pardo”.
Este documento, que convierte a Velázquez en pintor de cámara del rey Felipe IV, marca un antes y un después en la vida y la obra del joven pintor sevillano, que pocos días después abandonará la ciudad de Sevilla, donde había nacido 24 años antes, acompañado de su esposa Juana y de sus hijas Francisca e Ignacia, para trasladarse a Madrid donde residirá hasta su muerte, en agosto de 1660, a la edad de sesenta y un años.
Después de este nombramiento, Velázquez dejará de frecuentar los ambientes humildes en los que se había criado, en el seno de una familia de pequeños comerciantes y artesanos, y en los que se había formado como artista, realidad que reflejó en cuadros de su etapa sevillana como la “Vieja friendo huevos”, “El aguador” o “Cristo en casa de Marta y María”, para convertirse en una figura familiar en los salones de la corte donde se relacionará con los hombres más poderosos de su tiempo, como el rey Felipe IV, el Conde-duque de Olivares o el papa Inocencio X, a los que retratará en diferentes ocasiones.
Su llegada a Madrid también provocará cambios en la obra y el estilo del pintor sevillano ya que en las colecciones reales descubrirá la obra de artistas que habían servido a la monarquía hispánica durante el siglo anterior, como el italiano Tiziano o el flamenco Antonio Moro, y que le permitirán ampliar las posibilidades expresivas de su pintura. Por encargo de la corona también hará dos viajes a Italia, con largas estancias en ciudades como Venecia o Roma, que en total sumarán casi cuatro años, que le permitirán ampliar la limitada gama cromática de la escuela sevillana, en la que Velázquez se había formado, acotada a colores como el siena tostado, el ocre, el amarillo de Nápoles o el negro de hueso, e introducir nuevos tonos como el bermellón, el verde olivo o el azul cobalto.
En definitiva, sin ese documento, cuyo original se encuentra hoy en los archivos del Patrimonio Nacional, no existirían hoy obras como “Las Meninas”, “Las hilanderas”, “La rendición de Breda” y muchas otras de fama universal y que se han convertido en iconos de la cultura española, al mismo nivel que el “Guernica” de Picasso o “Don Quijote de la Mancha” de Cervantes.
La ONCE ha querido recordar este IV centenario del nombramiento de Velázquez como pintor del rey mediante un cupón, correspondiente al sorteo del 4 de octubre, en el que aparece el lugar donde todo comenzó: la casa natal de Velázquez en Sevilla, un gesto que agradecemos por la proyección nacional que aporta a esta efeméride.
Enrique Bocanegra
Director de la Fundación Casa Natal de Velázquez
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