EN PRIMERA PERSONA: Francisco Aguado, director regional de Inserta Empleo en Andalucía

“Estamos demostrando capacidad de liderazgo”

Francisco López Aguado (Granada, 1972), se licenció en Derecho por la Universidad de Granada, aunque nunca ejerció como abogado. Pronto su vida se volcaría de lleno hacia la inserción laboral, un mundo al que ha dedicado ya más de dos décadas. En este tiempo #8211reconoce-, ha cambiado mucho la percepción que la sociedad, administraciones y empresarios, tienen sobre las personas con discapacidad, ya, por fin, como trabajadores productivos y rentables, aunque reconoce que queda mucho por hacer, sobre todo en el medio rural y en sectores claves para Andalucía como el agrícola o la construcción donde sigue resultando más complicada la inclusión en el mercado de trabajo. Desde 2007 es director regional de Inserta Empleo en Andalucía, Ceuta y Melilla. López Aguado se muestra contundente: “La discapacidad no puede ser obstáculo para el desarrollo de una persona”. 

¿Cómo marcó Granada su infancia?

Granada claro que marca. Toda mi infancia y juventud se desarrolló en Granada. A Sevilla llegué con 27 años. Y genial, es una ciudad de estudiantes, pequeñita, pero con muchas opciones.

La mala follá granadina es un tópico más o ¿existir, existe?

Y la llevo a cabo, yo ejerzo de mala follá granadina #8211se ríe-. Son los mitos, pero al final hay de todo. El granadino es alguien que de vez en cuando te suelta un improperio por el propio carácter que tenemos, pero reconozco que en ese tema soy muy granaino y la ejerzo.

¿Por qué se decantó por hacer Derecho?

Fue como último recurso. Estudié en el área de Letras, pero descubrí los ordenadores y siempre me gustaron las nuevas tecnologías. Intenté hacer Empresariales, y al final me quedé con Derecho como última alternativa.

Pero nunca ejerció el Derecho.

Acabé en el 97, hice el CAP (Curso de Adaptación Pedagógica), de ahí me apunté a los cursos de la Junta de Andalucía como docente sin tener contacto con el movimiento asociativo. Allí me ofrecieron una oferta de Fundosa para el BBVA, aprobé el sicotécnico y en la entrevista me hicieron la pregunta mágica: ¿Te gusta ser comercial? Dije no. Y no me seleccionaron, pero ya se quedaron con mi perfil en Fundosa y me llamaron para el curso de TIL (Técnico de Inserción Laboral). Y no seguí los pasos para ser abogado. Al final me enganché con este curso, y ya dejé la perspectiva jurídica.

Llegó a Sevilla en el año 2000.

En 1999 hice un curso, becado, de técnico de inserción laboral, estuve haciendo prácticas, que coincidió con la puesta en marcha con el cupón de fin de semana y había que hacer un montón de cursos por toda Andalucía, y estuve de prácticas en Jaén montando esos grupos. Y a principios de 2000 me llamaron porque empezaban los programas operativos, entré para llevar cursos de formación de la Junta de Andalucía y a partir de ahí me pasé al programa operativo.

“La percepción de las personas con discapacidad ha cambiado”

Lleva más de 22 años inmerso en el mundo de la integración laboral. ¿Qué es lo que más ha cambiado en estas más de dos décadas? ¿Y quién ha cambiado más?

Ha cambiado todo en general, pero la percepción de la persona con discapacidad como una persona válida para acceder al mercado laboral ha cambiado bastante. El conocimiento social de la discapacidad y de las personas con discapacidad y de la visión social que tienen sobre ellas es lo que ha cambiado y creo que para bien. Queda mucho, porque todavía hay muchas empresas y muchos sitios donde ven a las personas con discapacidad como los pobrecitos que están en sus casas recluidos, pero en general ha cambiado mucho. Por parte de la administración ha estado obligado por la legislación, pero aún te encuentras gente, sobre todo en las administraciones locales, que sigue hablando de inválidos, minusválidos y demás, que chirría mucho. Pero en esa percepción de que las personas con discapacidad son productivas y rentables ha cambiado bastante y se ha avanzado bastante.

¿Los empresarios?

En la gran y mediana empresa es más factible que podamos entrar y presentarles a personas con discapacidad para la incorporación. En la pequeña empresa, que es la gran mayoría, es donde muchas veces nos cuesta llegar, porque al final se mueven en otros núcleos, no hacen un proceso de selección ni piensan en medidas de responsabilidad social, eso al final nos dificulta mucho pero en el mundo empresarial se ha avanzado bastante porque son conscientes de que pueden incorporarlos y que son productivos.

Vivimos en un mundo saturado de información, ¿cree que se conocen la magnitud de herramientas que las personas con discapacidad tienen a su alcance para formarse y acceder al mercado laboral?

No. Realmente hay muchísimos recursos, pero dependiendo de su localización, tienen más o menos conocimiento. Si reside en un núcleo de población grande seguramente tendrá mucho más acceso a entidades que le den mucha más información sobre los recursos que tienen para su inserción social o laboral, que, si reside en núcleos de población pequeños o rurales, donde el acceso es mucho más limitado, aunque esté Internet, nos damos cuenta a diario. En entornos rurales y comarcales, ni las entidades públicas ni las privadas, ni las personas con discapacidad conocen que existimos, mientras que en los grandes núcleos de población el conocimiento es generalizado.

“Es muy complicado penetrar en el sector agrario”

¿Hay que hacer entonces un esfuerzo adicional en el medio rural para que se conozca la labor que realizan?

Totalmente. Y estamos en ello y tratamos de hacerlo porque al final el 50% de la población de Andalucía vive en ese entorno y no llegamos porque las sedes de las oficinas están en las capitales de provincia. Al final hacemos el trabajo en las áreas metropolitanas y se van incorporando personas de todas las poblaciones, pero en mucha menor medida que en las que se incorporan en las grandes ciudades.

El campo andaluz y la agricultura, ¿son un aliciente o un freno para la discapacidad?

Es una dificultad sí. El primer sector es el agrario que tiene las grandes masas de personal en la recolección y ahí es muy complicado entrar. Por las condiciones físicas que se dan es muy complicado que podamos tener inserción. Sí que, en el procesamiento del producto, en envasadoras, en Huelva y Almería, hemos tenido inserciones en la línea de producción de preparado del producto, pero para nosotros este sector, como el de la construcción, donde tenemos poco índice de inserción. En el sector turismo cada vez tenemos más posibilidades como camelaras de piso, recepción, ayudantes de cocina y demás y vamos teniendo nuestros resultados, pero el sector agrario es muy complicado que podamos penetrar.

Conocerá perfectamente el perfil del usuario que llama a la puerta de Inserta para abrirse paso en la formación primero y el mercado laboral después. ¿Qué miedos afrontan? ¿Y con qué esperanzas llegan?

Ellos depositan la esperanza en nosotros y cuando vienen por primera vez creen que les vamos a buscar una solución y que somos quienes estamos obligados a buscarles un empleo. Al final somos como un operador más de empleo donde hay un volumen importante de personas en desempleo y no llegamos a encontrar empleos a todos, con lo cual, ellos depositan unas esperanzas que a veces se ven frustradas porque no tenemos empleo para todos. Nosotros les damos orientación, oportunidad de mejora en esa empleabilidad, intentamos hacer todo lo posible pero no operamos como si fuéramos el Servicio Andaluz de Empleo o cualquier otro operador de empleo, donde echas tu currículo y a ver si te llaman.

“La rentabilidad social lleva a la económica”

¿Un puesto de trabajo ocupado por una persona con discapacidad no defrauda nunca?

A ver, no somos superhéroes, somos personas y ocupamos puestos de trabajo y a veces triunfamos y a veces defraudamos, y dependiendo de la tarea, de la actitud y de la habilidad, somos como cualquier otra persona sin discapacidad. Las personas con discapacidad saben lo que vale conseguir un puesto de trabajo y cuando consigue uno, intenta hacerlo lo mejor posible; agradar para que no te echen, pero como cualquier otra persona sin discapacidad que se ha llevado dos años en el paro. Las personas con discapacidad tienen ese plus de decir que cuando entran lo van a dar todo por mantenerse en ese puesto porque llevaban mucho tiempo en desempleo y porque saben que si salen del mercado les cuesta muchísimo reengancharse por su discapacidad.

¿Qué le diría al presidente de la Patronal si tuviera oportunidad?

-Se ríe-. La Patronal tiene que pensar que el tejido empresarial tiene que ser sostenible, integrar a todo el mundo. Al final la rentabilidad económica no es lo único que se tiene que fijar, y aun fijándose en la rentabilidad económica la acción social también es rentable. La rentabilidad social también le lleva a la rentabilidad económica. La gente no mira solo el precio producto, sino qué hay detrás, quien lo hace, cómo se comporta esa empresa, y eso hace que la gente elija uno a diferencia de otro. Así que le diría que falta mucho camino para que realmente se den cuenta de que integrar a la discapacidad en su entorno laboral le es rentable económicamente.

¿Algún reproche que hacer a las administraciones?

Sí. Hay una reserva, un mínimo que las empresas con más de 50 trabajadores tienen que cumplir, que la propia administración no lo cumplen. Hay muchísimas agencias, muchísimas empresas que dependen de la administración, muchísimos proveedores que trabajan para la administración que tampoco le obligan a cumplirlo. Esto es un círculo y eso tiene que exigirse. Y es la propia administración la que internamente no lo cumple ni tampoco lo exige al resto de gente que pueda trabajar. Hay una reserva del 5% para la discapacidad en los cursos de formación de la Junta de Andalucía que no se ocupan. Y no se cumple porque nadie hace el esfuerzo. Ni se cumple para formación, ni para puestos de trabajo ni de la propia administración, ni para la empresa privada de más de 50 trabajadores que tiene un 2% de reserva.

Sin entrar en política, ¿cree que es por falta de voluntad, por incompetencia, por ignorancia?

Yo creo que es falta de voluntad, de ponerse, no creo que sea tan complicado en la administración. Es cuestión de voluntad, al menos intentarlo.

¿Qué resulta lo más gratificante y lo más complejo en su responsabilidad al frente de Inserta Empleo?

Lo más gratificante que tiene este trabajo es que, al final, hay una parte que el resultado es que las personas se integran laboralmente, al final se buscan un medio de vida y resuelven parte de su vida con su inclusión laboral. Y lo más complejo es que, en la estructura en la que estamos, nos centramos mucho en los procesos, en las instrucciones y poco en el cliente. No nos fijamos en las necesidades que tiene, centrados en que todo siga muy bien documentado y quizá no nos centramos en satisfacer a nuestros usuarios, seguramente porque necesitamos justificar en qué nos gastamos el dinero de la financiación.

“Estamos en franca recuperación”

Está al frente de una plantilla que integran un centenar de profesionales dedicados a la formación, el empleo y la orientación. Ese incremento exponencial del personal registrado en los dos últimos años ¿revela la apuesta estratégica que Andalucía representa para Fundación ONCE?

Ahora estamos sobre los 1.800 contratos anuales y en 2015 estábamos sobre los 900. Hemos duplicado los contratos a base de duplicar la estructura. Esto revela que Andalucía tiene muchísimo potencial en demandantes con discapacidad y tejido empresarial a pesar de que no es una comunidad industrial ni económicamente potente, pero tiene muchísimas posibilidades. Tenemos un equipo muy bueno para conseguir procesos de selección y hacerlos.

Andalucía ¿qué lugar ocupa en el conjunto de Inserta Empleo a nivel nacional?

Andalucía es casi un tercio de Inserta Empleo en España. A nivel nacional ronda los 400 trabajadores y Andalucía tiene casi cien en plantilla, tiene un peso específico y al final los objetivos son las 8.000 inserciones y Andalucía aporta 1.800 al año. Así que Andalucía es un pilar esencial de Inserta, es un soporte fundamental para los programas operativos.

¿Se está dando un ejemplo de la capacidad de emprendimiento y de talento de Andalucía frente a los tópicos de siempre?

Yo creo que sí. Aquí hay proyectos importantes y demostramos que somos muy capaces de hacer una muy buena inclusión laboral y en puestos diferentes. Tenemos el Parque Tecnológico de Andalucía donde estamos formando a desarrolladores web, aquí en Cartuja lo hemos hecho, lo vamos a iniciar en Córdoba, somos pioneros en eso. Y estamos apostando por eso en Andalucía con andaluces que tienen ese perfil. Estamos demostrando capacidad de liderazgo.

La pandemia de la COVID19 lo ha trastocado todo. ¿Cómo ha afectado en el ámbito de la inclusión laboral?

Cuando llegó la declaración del Estado de Alarma me pareció que esto iba a ser muy complicado porque las personas y las empresas nos necesitaban y nos transformamos en pocas semanas, bien con recursos propios o con los que tenía el personal en sus casas, pero pudimos seguir dando atención telefónica a nuestros usuarios, pudimos seguir dando teleformación incluso gestionando procesos de selección e insertando gente. Fuimos capaces de prestar el mismo servicio que en la oficina. Aprendimos que podemos gestionar a distancia, que tenemos que reforzar nuestra plataforma de formación y que hay cosas que se pueden hacer tecnológicamente.

El estudio sobre los efectos y consecuencias de la Covid 19 entre las personas con discapacidad del Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo de Fundación ONCE denuncia que el 60% de las personas con discapacidad podrían perder su puesto de trabajo como consecuencia de la pandemia. ¿La COVID 19 pone en peligro el empleo de las personas con discapacidad?

La COVID ha frenado mucha contratación de personas con discapacidad. Y lo digo en pasado. Ha habido un momento de reticencia. Nos han podido ver como personas débiles susceptibles de enfermar y con mayor absentismo, todo ese compendio, al final la contratación es una decisión de Recursos Humanos, eso ha podido afectar y se han resentido las contrataciones. Es un colectivo de riesgo y a veces no se ha podido incorporar. Eso es un freno, pero ya con la vacuna, ahora mismo en 2021 estamos volviendo a índices de inserción igual a los de 2019. Eso ha pasado y las empresas estamos volviendo a la normalidad.

Ve razones para el optimismo.

Yo creo que sí, que vamos a recuperarnos y muy bien, que los índices de empleo van muy bien y olvidaremos muy pronto la COVID, no sé si para bien o para mal, pero creo que estamos ya en franca recuperación, así nos lo dice el nivel de ofertas que tenemos y sobre todo hemos notado que los usuarios han vuelto, que eran reticentes a hacer cosas y todo vuelve a la normalidad.

¿Hemos aprendido algo como sociedad?

Sí que individualmente habremos aprendido que llevar mascarilla previene de contagios, pero como colectivo en poco tiempo lo vamos a olvidar y cuando surja otra pandemia vamos a repetir los mismos patrones, cuesta mucho cambiar.

¿Qué le dice a una persona con discapacidad que viva en el interior de Andalucía que tenga dudas sobre cómo dar un paso hacia su inserción laboral?

Que adelante, que lo importante es la persona. Y que tiene que desarrollarse como tal y que tiene que vivir. Lo importante es vivir y acerrarse a lo que quiera ser. A partir de ahí, que cada uno decida su trayectoria, pero la discapacidad no es lo último, no debe ser un obstáculo para el desarrollo de la persona, es una circunstancia y como circunstancia la persona lo puede superar. Tiene que convivir, al final tenemos que convivir con nuestras circunstancias igual que cualquier otra persona tiene las suyas, y a partir de ahí puede desarrollarse como cualquier otra persona.

| LUIS GRESA