EN PRIMER PERSONA: David Gámiz, escritor
“En silencio fluyen mejor las ideas”
La pasión por la escritura comenzaría por la lectura imagino.
Sí, es así el proceso. Desde pequeño tuve una profesora en la EGB, en aquel grupo de los 80, que siempre nos inculcó mucho las ganas de leer. Nos traía muchísimos libros y poco a poco fuimos cogiéndole el gustillo. En aquellos tiempos, como no teníamos el volumen de libros en braille que tenemos ahora, los que teníamos los leía y los releía, como ´La vuelta al mundo en 80 días’, que si no la leí 50 veces poco faltó. Siempre me gustó escribir y me dio por empezar a escribir cuentos. Ya con 10 años gané un concurso escolar de cuentos de Navidad y lo gané y a partir de ahí seguí escribiendo lo que pasa es que tardé mucho tiempo en publicar una obra.
¿Cómo fue el proceso de su primera novela, ‘Sé que vendrás esta noche’, publicado en 2015?
Empezó precisamente porque yo tenía un blog, que aún tengo, y empecé a publicar relatos y poemas. La gente me comenzó a seguir animándome. Le gustaba lo que escribía porque eran textos muy actuales y sencillos y les resultaban fáciles de leer. Con el relato que da nombre a ese libro gané el segundo premio en el concurso nuestro del Consejo y otros a nivel provincial de Málaga y me planteé la idea de unir todos esos relatos en un libro. Busqué un sello de autoedición -porque las editoriales no están por la labor de apostar por una persona que empieza- y pedí una tirada pequeña de 300 ejemplares. La experiencia fue bien pero con la editorial no porque no cumplieron lo que firmamos.
La ceguera ¿es un hándicap o un aliciente en el mercado editorial?
Ni una cosa ni la otra, puede ser un hándicap a la hora de escribir porque hay cosas que a lo mejor se me escapan. Yo cuando tengo que describir un escenario, un lugar, un paisaje, no tengo la misma soltura ni lingüística ni imaginativa que una persona que haya podido ver ese paisaje. También esto tiene su contraposición como todo en la vida. Y nosotros, las personas ciegas que escribimos, nos centramos mucho más en describir sensaciones, sentimientos, incluso olores, cualquier cosa que se pueda percibir sin necesidad de verla.
Usted es ciego de nacimiento. ¿Cómo le ha condicionado la vida la falta de visión?
La ceguera sí que te condiciona la vida pero no es lo mismo la ceguera adquirida que congénita. Hay muchas cosas que tú aprendes y ya las das por hechas. Yo aprendí a leer en braille, a escribir, a manejar un ordenador con un lector de pantalla, pero dentro de lo que la vida te la condiciona, y hay muchas cosas que no se pueden hacer, pero creo que tampoco lo he echado mucho de menos estas cosas. Nunca me he planteado por qué no puedo ver. Siempre me he planteado vivir la vida en la medida de mis posibilidades dentro lo más normal posible, dentro de lo subjetivo que es el término normal. Me han condicionado otras circunstancias más la vida que la ceguera.
¿Y en su faceta creativa?
Como decía antes, me siento muy inseguro a la hora de abordar descripciones gráficas de cuestiones como un paisaje un apuesta de sol, el cielo, unas estrellas. Te puedes guiar mucho por la literatura existente, leer y hacerte una idea de cómo puedes describir eso que quieres, pero creo que tengo que enfocar mis escritos en otro tipo de cosas. Hay escritores muy descriptivos y eso no lo puedo hacer. Y eso sí lo echo en falta.
¿Y recurre a las personas que le rodean para completar esa descripción?
Más que de otras personas, de otros autores. Me gusta leer como han descrito otros autores, escenarios, paisajes, y a partir de ahí me hago una idea. Muchas veces nos basamos más en lo que es literatura y en cómo han descrito de forma metafórica determinados escenarios algunos escritores y a partir de ahí te haces tú una idea. Una vez leía a García Márquez que decía que el cielo en un día despejado era como cendal de seda que me llamó la atención y desde entonces le he puesto esa imagen al cielo como una capa de algodón muy fina.
¿Dónde encuentra la inspiración?
Sobre todo en el día a día, en las cosas que me suceden, las cosas que escucho que les suceden a las personas de mi entorno. En la imaginación, en pensar que ocurriría si esto pasara. Sobre todo no ponerle freno a las suposiciones que uno se pone a la hora de escribir, esa libertad si la tiene el escritor. Tú puedes escribir cualquier cosa por muy fantástica que sea. Por ejemplo un banco que no presta dinero, que presta tiempo.
¿Inspira más la venta en la calle que la gestión en un despacho?
Sí te da muchas más ideas para describir. La gestión en un despacho es un trabajo más plano en el sentido de que todos los días pasan las mismas cosas. Cuando vendes en la calle yo me he encontrado personas cada una con una circunstancia y de ese tiempo sí que tengo varias historias escritas.
Y escribir, ¿cómo planifica su trabajo, cuándo, dónde, cómo escribe?
Me gusta escribir de noche, cuando el día ha terminado, después de cenar o antes, pero siempre a última hora del día. Tengo un escritorio con un ordenador y lo que intento hacer para escribir es ponerme en la habitación más silenciosa de la casa. Un coche que pase o una sirena me distrae mucho. En el silencio es cuando mejor fluyen las ideas. Incluso me pongo auriculares con música clásica y así lo consigo.
Y para leer ¿cuándo es su momento preferido?
Siempre antes de dormir. Yo soy de una media horita o una horita para poder dormir bien, tranquilo.
¿Algún autor español predilecto, algún referente de literatura extranjera?
Habría muchísimo por ejemplo de literatura española mi favorito siempre va a ser Carlos Ruiz Zafón porque me gusta mucho cómo aborda las cosas, él escribe con mucha ironía y a la vez cuenta tragedias bastante considerables. Y extranjero, estoy leyendo a una escritora Tammy Cohen que ha escrito Maldad y me ha encantado como lo ha plasmado. Estoy leyendo ahora mucha novela negra y mucha poesía. Suelo leer más nacional que extranjero, Dolores Redondo o Eva García y Lorenzo Silva, Francisco González Ledesma, con sus novelas negras muy castizas, con lenguaje español como el de antes, y de él me he leido todas las novelas del Inspector Méndez, a él le debo también mis ganas de escribir.
“En Alunizajes no ha términos medios”
Háblenos de su último libro. ¿Qué es Alunizajes?
No tiene nada que ver con naves espaciales. El Alunizaje como tal es algo fortuito. Este libro se llama así porque en él hay muchos personajes que se tienen que enfrentar a circunstancias que no se esperan y que de un momento a otro te cambian la vida para siempre. He tratado de plasmar las personas en cada relato de una forma que aceptan esas dificultades, con las personas que se vienen abajo y por venirse abajo toman decisiones que les acaban de hundir. En este libro he metido más poesía que en el anterior, una poesía poco equilibrada, de gente que ama u odia, en este libro no hay términos medios.
Alunizajes se debate entre la indecisión y el miedo, el deseo y la cordura, el bien y el mal. ¿Cuáles son o han sido sus miedos?
En los últimos años he vivido una etapa de mi vida muy complicada porque cambié de trabajo, estuve unos meses con una depresión, y el principal miedo que yo he tenido es la incertidumbre, el no saber, tener muchas puertas abiertas y quedarte en blanco porque no sabes cuál tomar o porque piensas que tomes la que tomes vas a equivocarte. La incertidumbre y la inseguridad que uno pueda tener consigo mismo son los peores miedos que hay.
Y entre el deseo y la cordura, ¿con qué se queda?
El deseo.
Alunizajes ¿es el resultado de un estado anímico?
Si totalmente, es un libro que si bien las historias han salido todas de mi imaginación y no son autobiográficas, se puede decir que todas han surgido precisamente de un estado anímico. Además no están en el libro el orden en el que las escribí, las historias he barajado un poco para que no se note tanto. El lector va a ver historias de gente que está muy mal, de gente que está mal pero lo va superando y de gente que se come el mundo. El libro en realidad es un proceso, ha salido un poso, lo que pasa es que no está ordenado de esa forma. El libro está ordenado -que ha llamado mucho la atención a la editorial- en cuatro partes que coinciden con los cuartos de la luna. En la luna nueva, la más oculta, está el relato más oscuro con gente que pierde el juicio en ocasiones; luego pasamos a la luna creciente, cuando la persona tiene otro esplendor; la luna llena, con los relatos más sorprendentes; y la menguante que son historias con sabor a final y despedida.
¿Y qué le exige un mayor esfuerzo, la poesía o el relato?
El relato. Yo comencé costándome mucho escribir poesía y muy poco el relato y en estos años me ha sucedido al revés, la poesía me sale con más naturalidad.
En el mercado literario en el que nos encontramos en estos momentos en Andalucía, en España, ¿es muy difícil hacerse un hueco?
Mucho, es muy difícil. De hecho los escritores que auto editamos nuestra obra sabemos que para empezar la distribución, como corre totalmente de nuestra cuenta, no tiene la visión y el alcance de quien trabaje con una editorial consolidada donde la propia editorial por inercia te vende. Pero esto también forma parte del camino. Si yo quiero algún día hacerme un hueco en este mercado creo que se debe empezar así. Es como si el trabajador de una empresa comienza por un puesto directivo y no ha visto lo que hay por debajo, no puede ser objetivo. El escritor pasa igual.
Díganos, ¿qué tiene la comarca de Priego de Córdoba y Cabra para que dé tantos nombres a la cultura?
Da muchas cosas. Fíjate que en esa comarca hay muchas particularidades. Por ejemplo, entre Priego, Alcalá e Iznajar está lo que llaman el triángulo de la muerte que es donde más suicidios hay en Europa. A lo mejor tiene algo que ver, somos gente quizá un poco melancólica, que en un momento dado nos gusta rendirnos con nosotros mismos y plasmar en forma de poema o relato las cosas que tenemos en la cabeza. Yo creo que es el ambiente de la zona porque es muy frío y muy gélido en otoño y en invierno y muy seco en verano. Y es un ambiente que la verdad a veces te sume en esa tristeza y en esa nostalgia. Y a la vez es maravilloso.
Y eso ¿alimenta la creatividad?
Sí, mucho. Además te digo una cosa que yo tengo clara, el escritor cuanto peor está mejor escribe. Un escritor animado no escribe bien.
¿Y ahora qué? ¿Después de Alunizajes, cuál será su siguiente página?
Si no pasa nada mi próximo libro será únicamente de poemas. Tengo prácticamente hecho un poemario bastante completo y me gustaría editar un pequeño poemario de cabecera para finales del año que viene. A mí me gustan los poemas para contar relatos que sean fáciles de entender y de leer.
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