¿Cómo afrontar los cambios relevantes en la vida?

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La ceguera desencadena un proceso de desajuste personal que requiere de ayuda profesional para aceptar la nueva situación

¿Cómo afrontar una pérdida repentina o progresiva de la visión? ¿Cómo abordar un cambio tan relevante en la vida? ¿Qué hacer cuando ésta se empeña en torcer la dirección que habíamos trazado? La pérdida de la visión, como la de un ser querido, como la de cualquier otra tragedia sobrevenida, desencadena un proceso de desajuste personal que requiere, en muchos casos, de ayuda profesional para aceptar -palabra clave- esa nueva situación. Tres catedráticos de Psicología, de Almería, Madrid y Oviedo, trataron de aportar respuestas a la pregunta que ha presidido las primeras Jornadas de Ajuste a la Discapacidad Visual, celebradas en Sevilla: ¿Cómo ajustarse a las nuevas circunstancias?

“Qué mal se pasa”, reconoce Ana Ruiz, directora de Educación, Empleo y Braille de la ONCE. “Lo primero es la negación. ¿Por qué a mí? Luego viene la rabia, la frustración, la envidia. Incluso pensaba que no tenía que ir a la ONCE, pero me acogieron profesionales que me han ayudado a estar hoy aquí”, decía gráficamente en el acto de inauguración de esta cumbre de los profesionales sociales de la ONCE.

En la clausura, Andrés Ramos, director general adjunto de Servicios Sociales para Personas Afiliadas, también contó su “paso del desierto”, como llegó un día en el que médico le confirmó que se quedaría ciego para el resto de su vida. “Y aquí hay dos caminos -explica-; aceptarlo y ajustarlo bien, o emprender una lucha titánica contra esa realidad. Y hay muchísimas personas que no han tomado ese camino de aceptar la realidad y poner el foco en todas las cosas que tenemos y no en las que no tenemos”.

Ramos lamenta que se hable tan poco de la aceptación de la discapacidad en la sociedad de hoy. “Es tremendamente importante, lo que técnicamente llamamos el ajuste. Y cuando no hay aceptación, hay una tremenda frustración e infelicidad. Y es muy complicado hablar de inclusión, de autonomía, de una competencia social normalizada con el entorno, si uno no tiene superado con su familia y con sus amigos esa aceptación”.

Antonio Cano, catedrático de Psicología por la Complutense, con Rafael Pallero, psicólogo asesor del Departamento de Autonomía Personal de la ONCE

Y es que el ser humano vive condiciones cambiantes cada día y todos los procesos a los que se somete generan estrés y provocan desajustes que exigen adaptación. Así lo cree Antonio Cano, catedrático de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para la Ansiedad y el Estrés. “Si el niño tiene un buen apoyo social lo llevará mejor. Si no, tendrá secuelas y un peor ajuste y, por tanto, mayor probabilidad de trastornos de personalidad”, advierte. A su juicio, las reacciones emocionales son adaptativas porque nos ayudan a ajustarnos mejor a la nueva situación. “La aceptación es fundamental”, resume.

“La vida es un camino, un presente, y otro, y otro, hasta que nos morimos. Un constante cambio. Y, de vez en cuando, nos da un golpe y ese choque nos va a generar problemas dependiendo de cómo aprendamos a contextualizar ese choque”, explica Carmen Luciano, catedrática de Psicología en la Universidad de Almería. “El sufrimiento del ser humano va a depender de nuestra propia historia personal, de cómo aprendemos a estar en cada momento”, añade. Por eso cree importante enseñar a los más pequeños a no achicarse ante los problemas y a enfrentarse a ellos sin evitarlos desde edad muy temprana. “No hay mejor manera de rehabilitarse que decir sí a lo que siente y piensa, decir sí a uno mismo”, subraya.

Todos somos diferentes

Referente internacional en la investigación, desarrollo y expansión de la Psicología Contextual, Luciano considera que no se debe huir de las diferencias porque no son un problema. “Ser ciego, con todas sus limitaciones, no necesariamente tiene que ser un problema, sino que lo será si lo convertimos en un problema, como todas las cuestiones que nos pasan en la vida -afirma-. Enseñémosle cómo es la vida, que todos somos diferentes porque eso no significa que uno no pueda darle sentido a la vida. Cada minuto son posibilidades que la vida me pone delante”.

La aceptación de la diferencia es la clave para superar el proceso de ajuste a la discapacidad

También para el catedrático de Psicopatología y Técnicas de Intervención y Tratamiento de la Universidad de Oviedo, Marino Pérez, la vida es un cambio continuo que implica continuas crisis. A su juicio, la sociedad ha experimentado dos grandes cambios en las últimas décadas. Por un lado, un giro neoliberal, que ha conllevado un creciente individualismo (que tiene que ver con el desmoronamiento de las estructuras sociales y familiares); una sociedad líquida (no hay nada sólido ni duradero ni en el trabajo, ni en las relaciones, o las familias); y la sustitución del ciudadano por el consumidor (con figura muy perversa que siempre cree que tiene razón y siempre tiene que estar satisfecho). Todo ello conduce, a su juicio, a una sociedad construida sobre la insatisfacción.

El segundo gran cambio tiene que ver con las tecnologías que han alterado nuestras vidas. Pérez, especialista en Psicología Clínica, cree que las redes sociales han creado un trasmundo donde la gente pasa muchas horas de su vida. Una vida basada en la envidia y el narcisismo -denuncia- que exacerba el individualismo actual. “Resultante de ese individualismo está la soledad que es otra epidemia de nuestro tiempo”, advierte. En su opinión, la satisfacción del consumo encubre la insatisfacción de la soledad que está emergiendo.

¿Cómo afrontar de otra manera los problemas de la sociedad? Marino Pérez cree que tendríamos mucho ganado si asumiéramos que la vida es en sí un problema que debemos resolver. Y juzga imprescindible que la educación, tanto la escolar como la familiar, empiece por entender que la vida implica sufrimiento. “Si educamos a los niños en la vulnerabilidad les salvaguardamos de que se enfrenten a nada que les pueda perturbar”, advierte. “Hay que tratar de rebajar el individualismo y elevar sentimientos morales como la simpatía o la solidaridad y mirar más para los demás”, resume.

"Todos somos diferentes", una idea común de los ponentes para afrontar los cambios en la vida con determinación

Y en este escenario, entran los profesionales de la ONCE, en el más amplio espectro social, a facilitar sus procesos de ajuste adaptado a las circunstancias de cada uno. “Las personas ciegas se encuentran en un mundo donde ellos son diferentes, un mundo pensado para los que ven, y necesitan herramientas y aprendizaje para saber adaptarse a los problemas que surjan a lo largo de toda la vida”, concluye Antonio Cano.

“El sentido de la vida no viene dado, hay que buscarlo -cierra el debate Marino Pérez-. Hay que preparar el camino a esos niños y preparar al niño para ese camino”. “Todo lo que le va a ocurrir, su relato de vida, cómo va a verse -termina Carmen Luciano- va a influir en cómo los padres interactúan con él. Hay que enseñarles a vivir sintiéndose diferentes respecto a los demás. Si queréis hacerles iguales a los demás tendremos problemas -advierte-, porque todos somos diferentes”.

| LUIS GRESA

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