¡Dejadles volar!
Un centenar de padres, madres, alumnos y profesionales educativos de Andalucía y Extremadura aprenden cómo reforzar la autonomía de sus hijos en las Jornadas de Familias del CRE de Sevilla
Un centenar de padres y madres, alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria, y profesionales del ámbito educativo de Andalucía y Extremadura participaron el pasado 28 de octubre en la Jornada de Familias, organizada por el Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Sevilla. Una experiencia pedagógica absolutamente enriquecedora y muy útil para todos los participantes que permitió a padres y madres compartir su realidad con otras familias que viven situaciones semejantes y asumir la importancia de evitar la sobreprotección; a los niños ganar en autonomía personal y aprender nuevas herramientas de socialización, además de hacer amigos y pasárselo genial; y a los profesionales de los Servicios Sociales de la ONCE, siempre excelentes, sembrar de certidumbres el camino de niños y jóvenes que, a pesar de las dificultades que la ceguera o la discapacidad visual impone, serán lo que quieran ser el día de mañana.
Alumnos de Secundaria realizando posters para exponer luego en el transcurso de la jornada
La sede del Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Sevilla era, el pasado 28 de octubre, un hervidero de emociones, nervios y de ilusiones encontradas, muchas de ellas sobrevenidas, como la alegría contagiosa que produce a unos padres con un niño con ceguera ocasionada por una enfermedad rara encontrarse con otros padres que tienen a una hija en una situación similar, o el alivio de otros al saber que no van tan mal encaminados como temían por dejar caer a su hijo tantas veces como se tropieza para que venza la inseguridad que le provoca la ceguera.
En el encuentro participaron un centenar de padres, alumnos y profesionales de Andalucía y Extremadura
Alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria de Andalucía y Extremadura, sus padres, y un equipo de maestros, profesores, trabajadores sociales y sicólogos entregados llenaron las distintas aulas del CRE con talleres y actividades encaminados a resolver una pregunta estratégica en sus vidas: ¿Cómo puedo generar un ambiente familiar que ayude a mi hijo o a mi hija a ser más competente, a ganar más autonomía y más independencia, y a madurar y crecer como persona?
Una alumna de Secundaria preparando uno los posters
Todo lo programado durante esa jornada, fruto del trabajo de muchas semanas de los responsables del CRE de Sevilla, hasta los más pequeños detalles de los juegos, las charlas, o las preguntas de debate, tuvieron como objetivo dar respuesta a esa inquietud colectiva.
"El primer mensaje que damos a las familias es que no están solas", afirma Carmen de Miguel
“A las familias les planteamos que los niños necesitan ser competentes y hacer las cosas por sí mismos en su vida cotidiana. Insistimos mucho en la necesidad de ser niños y en la competencia social, que es otro eje fundamental del trabajo que realizamos”, explica la directora pedagógica del CRE de Sevilla, Carmen de Miguel. “El primer mensaje que damos a las familias es que no están solas -explica-. Somos muchos los que apoyamos a los papás y a las mamás desde que se enteran de que tienen un hijo con discapacidad e intentamos que no se sientan solos. Y lo agradecen muchísimo -reconoce-, porque la discapacidad es un extra”.
La trabajadora social Inés Lombardo valora la actitud positiva de los padres en su afán de aprender
Para Inés Lombardo, trabajadora social de la ONCE en Jaén, el principal beneficio de una jornada de tanto calado pedagógico y a la vez humano, es el aprendizaje que aporta a los padres. “Interactuar con ellos, sentir que no están solos, que hay otras familias que tienen los mismos problemas que ellos Y ser espejo unos de otros”, afirma. A su juicio, es muchísimo más valioso lo que aprenden de otros que están en la misma situación que lo que asumen de un profesional que les puede resultar más teórico que la propia realidad. “Los niños también aprenden a ver a otros niños que tienen las mismas dificultades que ellos”, subraya Lombardo, que se declara “asombrada y emocionada” de ver cómo los padres reciben las explicaciones de los profesionales de la ONCE. “Vienen con una actitud muy positiva y con ganas de aprender. Quieren mejorar con sus hijos”, dice orgullosa. “Lo importante de nosotros es empatizar con ellos y que se sientan comprendidos” añade. Algo que ocurre en todas las actividades como demuestran las caras de concentración máxima y emoción contenida que muestran padres y madres en cada reunión y después, a la salida, en los encuentros con sus respectivos hijos.
Las instalaciones deportivas del CRE también sirvieron para acoger los juegos infantiles
La trabajadora social reconoce que la sobreprotección puede ser un problema, sobre todo -matiza-, cuando los padres no son conscientes de ejercerla. “¿Cómo se trabaja? Pues conociendo, mejorando, siendo reflexivo sobre lo que haces y lo que quieres hacer. Así cada vez vas aprendiendo y vas haciéndolo mejor. Eso, para todos los aspectos de la vida, es lo más importante”, concluye.
"La forma de ayudarlos es dejarlos volar", sostiene el sicólogo cordobés Francisco Sánchez
Francisco Sánchez, sicólogo de la ONCE en Córdoba, le da razón. “A veces los padres lo hacen de forma inconsciente y no saben que la forma de ayudarles es dejarlos volar y tenemos que pedirles que los dejen volar”, explica en un paréntesis de otro de los talleres en los que enseña a un grupo de niños y adolescentes a ser capaces de buscar la ayuda necesaria cuando lo requieran, tanto en clase como en casa, como con la familia o los amigos.
“Mejor, dejarlos caerse”
Daniel Sánchez y Mari Carmen Yuste acudieron a la cita del CRE desde El Puerto de Santa María (Cádiz) con su hijo Dani. A los tres años le detectaron miopía magna cuando empezaron los vértigos, que fue la señal de alarma. Ahora tiene 0,2 de agudeza visual.
La jornada combinó a la perfección la parte formativa y lúdica
“Suena mal decirlo, pero, la verdad, ver que hay padres en circunstancias mucho peores que la nuestra y que están súper enteros, con una fortaleza increíble, nos está sirviendo mundo, estamos aprendiendo de la experiencia de los demás”, resume gráficamente Mari Carmen. “La sobreprotección que damos a nuestros hijos es demasiada, es mejor dejarlos caerse, equivocarse y que aprendan más rápido que si estás todo el día corrigiéndole o protegiéndole”, afirma.
Niños saliendo de un túnel de juego
Olga, de Granada, tiene 10 años y está afiliada a la Organización desde que tenía dos meses. Sus padres, Lorena y Jorge, reconocen que la ONCE les ha ayudado mucho en el camino de afrontar esta situación desde la atención temprana, los técnicos de rehabilitación, los tiflos, los maestros... Y ahí siguen aprendiendo para mejorar el día a día de su hija. “Las aportaciones de las familias vienen muy bien, también de los especialistas, pero las familias que somos las que vivimos el día a día nos aportan mucho y si podemos ayudar a otras familias que son nuevas es bueno”, comenta.
Los padres valoraron mucho la oportunidad de intercambiar experiencias con otras familias en situaciones similares
Fueron muchos los padres y alumnos que acudieron a Sevilla desde Extremadura para participar en este encuentro. Laura Cuevas y Fernando Fernández son los padres de Pablo y llegaron desde Calamonte, un pueblecito de apenas 6.000 habitantes a la sombra de Mérida. Pablo tiene 13 años y es afiliado a la ONCE desde los seis meses por la pérdida de visión que le provocó una de esas enfermedades llamadas raras. De día no ve nada y de noche muy poquito, y en blanco y negro. “Pues al principio un poquillo duro, porque es algo que no te esperas, pero con lucha y paciencia, no queda otra”, aclara Laura. “La ONCE va por encima de otras entidades y aquí los niños se encuentran muy apoyados. Es una organización muy fuerte a nivel nacional, tiene muchísimos recursos”, añade Fernando.
Lectura teatralizada en uno de los talleres
“Yo estoy muy orgullosa de pertenecer a la ONCE porque nos ayudan en todo lo que puede y nos facilita mucho la vida”, interviene la madre. Y, como todos, piensan que la sobreprotección hay que combatirla. “Sí, es verdad que todos los padres lo sobreprotegemos demasiado -reconoce-, y luego poco a poco les vamos dando mucha más libertad a nuestro a nuestros hijos. Entendemos que tienen que caerse y tienen que tropezarse, al igual que si no tuviesen ese tipo de discapacidad, pero hay que dejarlos, hay que dejarlos volar”.
En los momentos de recreo, que fueron muy pocos, hubo tiempo para fotos de grupos
De nuevo el verbo volar. Dícese del movimiento del aire sostenido por medio de las alas. O elevarse en el aire y moverse algún tiempo por él. O mejor, como dice la RAE en una de sus acepciones, sobresalir fuera del parámetro.
Taller de Secundaria en plena faena creativa
Desde que están en la ONCE, o con la ONCE, Laura y Fernando han cambiado la perspectiva hacia su hijo. “Hemos cambiado en todo. Nosotros ya cambiamos el chip en que tiene que ser feliz. Lo primero, feliz y autónomo y que él se valga en la vida por sí mismo, luego que estudie o trabaje, eso ya va a ser secundario. Pero lo primero es que él se pueda valer por sí mismo, que se encuentre a gusto y encuentre su sitio en la vida simplemente. Eso lo hemos aprendido, que él sea feliz y mirar el día a día”.
Dos alumnas con su profesor escuchando atentas su lectura
“El punto débil de Pablo que se frustra muchísimo cuando no consigue sus objetivos”, apunta la madre. “El fuerte que no le miedo nada”, apunta el padre. “No tenemos puesta ninguna meta, el día de mañana que sea feliz, me da igual que venda cupones, que sea maestro, que sea lo que él quiera, pero que sea feliz”, concluyen con un punto de emoción.
“En buenas manos”
María Ángeles Alonso tiene dos hijos afiliados a la ONCE, Diego, con cuatro añitos, y Ana, que tiene dos. Son de Málaga y es la primera vez que acuden a una Jornada de Familias de este tipo. “Al principio cuando tienes el primero y descubren que tiene la discapacidad es un poco shock -relata sin perder la sonrisa-. He tenido mucha relación con la ONCE y sé que son personas plenas. Entonces, como que no pasa nada. Pero al mismo tiempo el miedo a cómo va a ser su vida o cómo va a afrontar las dificultades que tengan está ahí. Luego cuando tienes el segundo hijo y también resulta que tiene la alteración genética, 2 de 2, te planteas ¡qué mala suerte! -sigue contando-. Pero luego lo piensas y dices; mira, van a estar juntos toda la vida, van a estar en el mismo círculo, van a vivir las mismas cosas juntos, y te quedas más tranquila porque al final siempre van a estar acompañados y con la ONCE detrás siempre van a estar en buenas manos. Entonces, pues bien, se asume y se relativiza y bien”.
El jefe de Coordinación del CRE, Sergio Montero, guia a los más pequeños
Alonso tiene la seguridad de que sus hijos llegarán donde quieran llegar. “Totalmente, totalmente”, asevera. Y sí, reconoce que la sobreprotección resulta inevitable. “Vivimos en una sociedad sobreprotectora en líneas generales y es verdad que nosotros tenemos un poquito más, pero al mismo tiempo intentamos relativizarlo y dejar que él vuele”. De nuevo ‘Dejadles volar’, que pareciera el lema que lo preside todo.
Los profesionales del CRE se involucraron de lleno en el éxito de esta Jornada anual de Familias
“Intentamos levantar el pie, no podemos frenarlo, o no podemos evitarle un golpe cuando se lo tiene que dar por ser un niño, no porque él tenga una discapacidad”, insiste María Ángeles. ¿Qué les diría a unos padres que afrontar una situación parecida?, le preguntan. “Que no lo duden y que cuanto antes cojan la rienda de la situación, y cuanto antes pidan ayuda, antes van a vivir en la normalidad”.
Dos alumnas de <secundaria observan los posters expuestos que fueron realizados por los alumnos durante los talleres
La jornada acabó con las paredes de los pasillos del CRE llenas de posters, con la foto de familia de todos en el patio, unos visiblemente orgullosos y otros visiblemente felices, y con un pliego de conclusiones, a modo de resumen que manda deberes en casa para los próximos años; la necesidad de fomentar la participación en entornos diferentes fuera de su zona de confort; exigir por igual a todos los hermanos; poner límites, no estemos siempre a su servicio; dejarles hacer, supervisar, acompañar; estar atentos a sus necesidades emocionales; y claro, la final, “Dejar volar ... con paracaídas”.
La foto de familia pone fin a una jornada muy fructífera y productiva para todos los particpantes
No fue el lema de la jornada, pero sobrevoló todo el tiempo sobre ella. Fue una lección aprendida. Volar, dejadles volar...
| LUIS GRESA
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