FIRMA INVITADA: Vicente de Mingo, presidente del CAME

La ONCE dedicará, un año más, el sorteo del próximo 9 de mayo al Día de Europa. El presidente del Consejo Andaluz del Movimiento Europeo, Vicente de Mingo, sostiene en esta tribuna que el proceso de construcción europea ha mejorado la vida de los europeos y aboga por que la UE siga apostando por una Europa inclusiva y así las medidas en torno a incorporar y crecer con la diversidad funcional de casi 100 millones de personas en la UE.
Por una Europa inclusiva
¿Qué celebramos el 9 de mayo? El Día de Europa celebra el aniversario de la Declaración Schuman, presentada el 9 de mayo de 1950, que dio inicio a una nueva era de paz, integración y cooperación democrática en Europa, sentando las bases de la Unión Europea tal y como la conocemos hoy.
Hoy hace 75 años y si bien estamos orgullosos de todo lo que se ha avanzado y como el modelo social europeo ha mejorado nuestras vidas, aún tenemos muchos retos por delante en un escenario cambiante, que cada día le pide más respuestas a la UE.
Este año, el próximo 12 de junio, también se cumplen 40 años de la firma del tratado de adhesión de España y Portugal a las entonces Comunidades Europeas. Desde 1986 España y Portugal formamos parte de este proyecto de integración. Nuestros países sólo pudieron unirse a las Comunidades Europeas una vez superadas las dictaduras y recuperadas la democracia y los derechos fundamentales, rasgos comunes a todos los Estados que participan en la UE. Pero también la pertenencia común a la UE ha impulsado la cooperación transfronteriza y un mejor conocimiento de los vecinos que nos hace no desconfiar sino cooperar.
Este año 2025 también hemos tenido renovación institucional en la UE. Como cada cinco años, los europeos elegimos a los Miembros del Parlamento Europeo, que junto con el Consejo, formado por los Gobiernos de los Estados Miembros, se ocupan de la legislación. Lo cual no es desdeñable teniendo en cuenta que la Unión es fundamentalmente una potencia normativa y las normas son de los pocos instrumentos que tiene para alcanzar sus objetivos de paz, democracia y prosperidad.
Como consecuencia de tal renovación, se eligió a una nueva Comisión Europea para el periodo 2024-2029, que bajo la presidencia de Ursula Von der Layen aprobó un programa de prioridades para este periodo.
Podríamos destacar tres palabras para resumir este programa: Competitividad, Seguridad y Democracia. En este sentido se destacan los principales logros de los primeros 100 días de la Comisión Europea
Es necesario alcanzar estos objetivos de competitividad y seguridad sin olvidar las señas de identidad europeas, sus valores, incluso si ello, a veces, nos lleva a nadar contracorriente.
El Clean Industrial Deal, aprobado por la Comisión Europea en febrero de 2025, es una iniciativa clave para impulsar la competitividad y resiliencia de la industria europea a través de la descarbonización. Con una inversión superior a los 100.000 millones de euros, el pacto promueve la producción limpia, reduce la dependencia energética y fomenta la economía circular. Al incorporar criterios de sostenibilidad y prioridad europea en la contratación pública, se estimula la demanda de productos bajos en carbono. Esta estrategia representa una gran oportunidad para regiones como Andalucía, que destaca por su potencial en energías renovables y el desarrollo del hidrógeno verde, posicionándose como un actor clave en la transición hacia una economía climáticamente neutra y ambientalmente sostenible.
También es clave que la UE siga apostando por una Europa inclusiva y así las medidas en torno a incorporar y crecer con la diversidad funcional de casi 100 millones de personas en la UE. No sólo se facilitan fondos para su formación y adaptación de los medios de vida y trabajo. También se adoptan normas que facilitan su inclusión como esencia del modelo social en una Europa cuyo lema es “Unidad en la diversidad”. Y así en mayo se celebra el mes europeo de la diversidad.
No sólo los desafíos de la UE son relativos a su crecimiento interior. La llegada, por segunda vez, de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos ha convulsionado el ya de por si incierto orden mundial. El declive del atlantismo y la intensificación de la guerra arancelaria entre EE. UU. y la Unión Europea, implican un cambio geopolítico con graves daños colaterales para la OTAN y la defensa de Europa. Bruselas ha apostado por la autonomía estratégica, promoviendo una política comercial más soberana y defensiva. Para España, este escenario presenta retos derivados de la exposición de sectores clave, particularmente el agroalimentario, a represalias arancelarias. Sin embargo, surgen oportunidades claras provenientes de la diversificación de mercados, impulso a la reindustrialización verde y liderazgo en energías renovables. La clave será adaptar nuestra economía a un contexto menos dependiente de EE. UU., consolidando nuestro compromiso con la integración europea, reforzando alianzas fuera de Europa y fomentando una mayor internacionalización de nuestras empresas.
En un momento en que están en peligro los efectos positivos de la globalización, la Unión Europea tiene la obligación de responder de forma unívoca a caprichos unilaterales que perjudicarán a los más desfavorecidos. La imposición de aranceles provocará el aumento de la inflación, el encarecimiento de los productos, la ralentización del crecimiento, el perjuicio para toda la cadena económica y un empobrecimiento de todos y todas.
En cuanto a la política de seguridad y defensa europea se ha venido desarrollando al margen de los tratados, por vía intergubernamental. A pesar de ello, no ha habido progresividad ni incremento de capacidades militares dejando la seguridad en manos de la OTAN. Ahora se hace necesaria esa autonomía estratégica de la que tanto se habla, cuando se abordan los temas de seguridad y defensa. Si la UE quiere ser un actor global, que puede y debe, hay que ser consciente del costo político que supone fortalecer la defensa y la seguridad y ponerse manos a la obra y pagar la factura también.
Es el momento de abrir las puertas de la UE, con cautela, a aquellos Estados que comparten principios y valores y están dispuestos a trabajar por los mismos objetivos.
Pero también, esta nueva situación nos obliga a pensar en grande, a mirar más allá del horizonte cercano y tener la posibilidad de encontrar nuevos aliados que nos permitan extender el relato europeo más allá del continente y así cumplir los objetivos de extender valores y principios en las relaciones con el resto del mundo.
Convirtamos en oportunidades los nuevos desafíos con los que nos encontramos. Este año, más que nuca hace falta más Europa.
¡Larga vida a Europa!
Vicente de Mingo
Presidente del Consejo Andaluz del Movimiento Europeo