EN PRIMERA PERSONA: Fátima Fuster, 'Bendita Calamidad', cantante y profesora
        Bajo el seudónimo de 'Bendita Calamidad' Fátima Fuster (Callosa de Ensarriá, 1992) hace llegar, aderezado con los acordes de su guitarra y una voz serena, "su vida hecha canciones" a sus oyentes. Una vida de armonías complejas, como la que hilvana su carrera profesional, como profesora de Lengua e Historia, con su aventura en la música puramente vocacional. A punto de actuar en la gala de clausura del I Festival de Música ONCE, Fátima nos abre las puertas de su camerino y, sobre todo, de la persona detrás de la artista.
¿Cuáles fueron sus inicios en la música?
Buenos yo empecé de muy pequeña. A los 5 años ya empecé tocando el violín allí en mi pueblo. Primero en la escuela de música y luego ya después al conservatorio. Continué un poco a traspiés en Madrid cuando me vine a estudiar, porque yo he hecho una carrera que no tiene nada que ver con la música, (hice Historia), y mi único contacto era las clases esporádicas que daba de violín. La verdad es que echaba de menos la música así que cuando acabé mi máster me presenté al conservatorio y ya pude hacer el Superior de Música.
Ahí fue cuando me empezó a dar por escribir cancioncillas. No las sacaba ni nada, las tenía ahí guardadas, hasta que me animé a publicarlas.
¿Y cómo dio el paso?
Pues Jano, mi pareja que me acompaña hoy, fue quien me lo propuso. Me enseñó las Ayudas a Iniciativas culturales de la ONCE y me parecieron muy interesantes. Así que presenté algunas canciones para grabarlas en disco, me la dieron y tuve la oportunidad de grabar mi primer EP.
Además, significó algo especial, ¿no?
Sí, además fui a Asturias, al estudio OVNI, que era justo lo que quería. Grabé las canciones y a rodar, hasta ahora.
        
        
 Las ayudas culturales de la ONCE llevaron al nacimiento de Bendita Calamidad con su EP homónimo
¿Prefiere el estudio o el directo?
Creo que son dos cosas muy distintas. En el estudio me lo pasé muy bien porque era la primera vez que grababa cosas mías (alguna vez había estado grabando coros o acompañamientos para algún amigo) pero el escenario ya es otra cosa, son palabras mayores. En realidad estoy acostumbrada, pero tocando el violín. No tiene nada que ver con ponerte de frente y tocar tus propias canciones encima. Pero aun así disfruto mucho, me lo paso muy bien.
¿De dónde llega la inspiración?
Bueno en la vida realmente. Creo que todo el mundo canta de las cosas o que le pasan o que le pasan a gente que conoce y por eso la música tiene tanto valor.
¿La música refleja siempre la experiencia, o cree en las licencias creativas?
Yo creo que hay un poco de todo. Yo siempre empiezo a cantar con la realidad, pero luego hay que buscar la rima, se puede poner un poco de ficción, de sal (ríe).
¿A qué viene el nombre de Bendita Calamidad?
Pues fue natural. Osea descubrí este año que hay una peli que está basada en un libro, pero no tenía ni idea. Lo puse en la pandemia porque era el nombre de mi primera cuenta de Instagram (@bendita_calamidad) donde subía dibujos. Así que empecé a subir dibujos basados en las canciones. En esa época estaba pasando por una época así calamitosa pero me encontré con que surgieron cosas buenas. Esa contradicción del nombre al final es un poco eso, ¿no? De algo que en principio parece malo siempre pueden salir cosas bonitas.
¿Qué busca cuando hace música?
Pues, creo que a mí la música me surgió en primer lugar de la necesidad. Es una terapia, escribir y soltar. Yo escribo para mí, porque me lo paso bien y me divierto, lo que pasa que luego, a la gente que lo escucha y le gusta, me satisface mucho también, pero la música creo que en el fondo siempre se hace para uno mismo. Pero cuando puedes, es muy bonito también pensar en cantar encima de un escenario, en que la gente te escuche, se sientan identificados y pasen un buen rato gracias a ti.
Está aquí a punto de cantar, pero sin embargo, la música no es lo que trae el pan a su mesa. ¿hace eso la música más auténtica?
Pues no lo sé. Aún me lo pregunto. Uno tiene qeu vivir de lo que puede, desde luego. La música es una cosa muy complicada de tener de trabajo. Además, tengo que decir que yo disfruto muchísimo siendo profe también. Pero aun así, la música la hago porque la tengo que hacer. Se abre paso. Aunque creo que tener esos ratillos y poder hacer música y no obsesionarte con que funcione también es de valorar.
Al final no solo por hacer, todo el mundo disfruta la música. Incluso el que no es músico, muchas veces escuchamos música todos los días.
¿En qué afecta la discapacidad musicalmente?
Todo se basa en hacer las cosas un poco distintas. A mí en concreto, la discapacidad visual ha sido un aliciente para empezar a hacer música más seriamente. Yo nací con retinosis pigmentaria, pero con el tiempo he ido perdiendo visión. Es algo que me acompaña en el día a día, pero la música también.
Pero son muchas cosas. Desde tropezarme con los micros en el escenario, que suele pasarme, a sentir distinto. También tiene un valor añadido para mí porque creo que tenemos la oportunidad de visibilizarlo. Hay gente que me pregunta ¿y tú puedes cantar? como si por no ver bien también fuese muda o algo. El otro día me preguntaron si salía de noche, por ejemplo. La gente se resiste a creer que las personas con discapacidad visual podamos ser normales. Alguno es zurdo, otro es alto, otro bajo, y yo no veo bien.
"De algo que parece malo siempre pueden salir cosas bonitas"
        
        
 El Festival Música ONCE fue el debut de Bendita Calamidad en un gran escenario
¿Qué tiene de especial el Festival de Música ONCE?
Pues es muy distinto, muy especial, y eso me gusta mucho. Se comparte, se vive en común y conozco a mucha gente que tiene en común cosas conmigo como el amor por la música y la discapacidad. Me parece un evento muy bonito y que une mucho. Además, como decía antes, esto es un escaparate para dar visibilidad a las personas con discapacidad visual, porque esto no es solo para la gente de ONCE, es para que todo el público que se quiera apuntar disfrute.
¿Cree que hay esperanza para el panorama actual, o ya se hizo toda la buena música?
Bueno, creo que hay brotes verdes, solo hay que saber mirar. Yo trabajo con adolescentes, y es normal que los adolescentes miran y escuchan otro tipo de música. Yo soy un poco enamorada de lo antiguo, entre el Barroco, el violín y el rock and roll de los 60... Pero hay música distinta. Yo diría que incluso para todos los gustos.
¿Cuál sería su colaboración soñada?
Asi con carta blanca y sin poder revivir a nadie... Voy a decir dos, aunque no tenga nada que ver una con la otra. Paul McCartney, para satisfacer a mi lado de música sesentera. Y por otra, Natalia Lafourcade, porque creo que podría ser los dos (ríe).
Esos serían sus referentes musicales, pero ¿y en la vida?
Bueno, creo que en la vida en general, al final siempre son la gente que tengo cerca. Por eso los tengo cerca. Mi familia, mis amigos, mi futuro marido (sonríe mirando a Jano). Ellos son la guía diaria
¿Tiene alguna manía o ritual antes de salir a tocar?
Pues bueno es que todavía no me ha dado tiempo a coger ninguna. La verdad es que siempre pienso bueno, a disfrutar, y eso es lo que hago. Tengo siempre ese pensamiento de intentar pasarlo bien para que se me quiten los nervios y poder salir con más ganas.
¿Qué le diría a la Fátima del pasado si pudieras?
Pues, eso... le diría que bendita calamidad.
¿Y qué espera del futuro?
Pues poder seguir haciendo lo que hago. Hacer canciones, hacer conciertos aunque sean pequeñitos. Continuar como estoy y sobre todo seguir disfrutando como disfruto.