EN PRIMERA PERSONA: Alfonso Rodríguez, autor de 'Mis 4 sentidos'

BOLETÍN 197 MAYO 2025

Entrevista a Alfonso Rodríguez, director de la ONCE en El Ejido

Alfonso Rodríguez (Sierra de Fuentes, Cáceres, 1992) es afiliado a la ONCE desde los dos años así que toda su vida ha estado marcada por la ONCE. Fisioterapia, nadador, escritor, nunca se ha reconocido como guapo, pero esa apreciación no es subjetiva, es oficial. Fue Míster Star Universo 2018 y ha sido -sigue siendo- el único hombre con discapacidad en ganar un certamen de belleza a nivel mundial. Ahora desnuda todos sus miedos e inseguridades en un libro ‘Mis 4 sentidos’ con el afán de ayudar a quienes se sienten frágiles en un mundo que no es para los débiles. Desde hace dos años dirige la ONCE en El Ejido (Almería), un municipio en el que conviven 104 nacionalidades diferentes. “La vida baraja, tú juegas”, sostiene Rodríguez.

   “Este libro me ha ayudado a valorar más la vida”   

¿Qué debe figurar en la cabecera de esta entrevista ¿escritor, modelo  o fisioterapeuta?

Puedes poner las tres, las tres me definen. Muchas veces ponemos adjetivos a la gente y se nos olvida que somos personas.

¿Cómo vamos de autoestima después del libro? 

Pues la verdad es que cuando acabé y puse el punto final al libro tenía ese miedo que me caracteriza o que siempre he llevado en mi mochila y ahora toca que la gente lo lea. Como que tenía ese miedo a desnudarme, porque al final el libro cuenta lo que yo he vivido y tenía miedo a que la gente lo leyera o pudiera criticarlo. Y la verdad que me ha sorprendido gratamente para bien la reacción de los que lo han leído. Estoy bien con los pies en el suelo porque al final es un libro, y es algo más en mi vida, y debo de saborearlo y disfrutarlo pero con los pies en el suelo.

Su libro es un poco un desnudo integral.

Bueno, a ver, he contado bastantes cosas. En la presentación en Almería me dijeron que he sido muy valiente por mostrar esa vulnerabilidad que he tenido a lo largo de mi vida. Pero desnudo integral como tal no llega a ser, pero se aproxima al 90%.

¿Ha sentido pudor a la hora de escribirlo?

No porque siento que estamos en una sociedad que parece que solamente queremos contar lo bueno, lo bonito en redes sociales, mostrar lo que nos interesa, por así decirlo, y creo que también es muy importante mostrar la realidad, que lo que a mí me ha pasado a lo largo de mi vida le ha podido pasar a mucha gente con o sin discapacidad independientemente.

¿Cómo nace la idea de este libro? 

La idea nace hace muchísimos años. Cuando me operaron en Argentina en 2004, yo tenía 11, 12 años y le dije a mi madre que iba a escribir una especie de diario por si algún día escribo un libro. Y ahí se quedó. Y luego en la época de lo de Míster volvió a resonar en mi cabeza la posibilidad de hacer un libro y poder contar mis vivencias para intentar ayudar o inspirar a aquellas personas que estén en un momento difícil o en un bache concreto de su vida que al final de todo se sale. Y si la idea era ayudar a alguien con que haya ayudado a una persona ya me doy por satisfecho.

Diría que este es un libro de autoayuda entonces.

Completamente. Autoayuda, desarrollo personal, crecimiento personal. Es un libro para las personas que quieren progresar o desarrollarse como persona porque aparte de mis vivencias, como puede tener cualquier persona, va acompañado de dinámicas de coaching e inteligencia emocional, con fundamentos teóricos que pueden ayudar y desarrollar a esa persona. 

¿Qué le hace pensar que su ejemplo puede servir a los demás? 

Me he acostumbrado a que los medios de comunicación pongan que soy un ejemplo de superación, siempre digo que no me gusta esa palabra porque cada persona tiene que seguir su camino y escribir su historia. Simplemente lo que he hecho ha sido compartir mis vivencias y más que ejemplos me gusta utilizar la palabra inspiración. 

 

“Hay que aprender a no compararse con nadie”

Alfonso Rodriguez muestra su libro en el Castillo de Guardas Viejas de El Ejido

“Es muy importante conocerse a si mismo para gestionar las ineseguridades”, sostiene Rodríguez | Reportaje gráfico: Marian León

A usted, ¿en qué le ha ayudado?

Sobre todo a recordar muchas de las cosas que he vivido durante estos 32 años, a valorar la vida mucho más de lo que la valoraba, a enumerar mis logros. Y me he dado cuenta de que en muchas ocasiones de mi vida no he disfrutado esos logros.

¿Qué quiere decir?

Por ejemplo, si he hecho la carrera, si me presentaba de míster. Es como que nunca estaba conforme, siempre buscaba algo más y no me paraba a saborear ese logro. El otro día me preguntaron si estaba pensando en escribir un segundo libro y la respuesta fue que por una vez en mi vida quiero pararme a saborear el fruto del libro y no correr más de la cuenta. Entonces el libro me ha enseñado a darme cuenta de que ya valoraba la vida, pero ahora, considero que le doy más valor del que ya le daba. Ya lo sabía pero al me he dado cuenta el gran esfuerzo emocional, físico, mental, económico que ha hecho mis padres durante mi vida para intentar darme la mejor calidad de vida posible y ser una persona totalmente independiente. Porque ellos, obviamente, el miedo de cuando era pequeño o de irme a Madrid a estudiar lo han tenido, pero siempre me han dejado libertad para hacer lo que yo quería, me han dejado equivocarme, me han dejado caer, pero han estado siempre ahí para levantarme. Y eso no lo hacen todos los padres.

¿Cuáles fueron esos miedos de su infancia y adolescencia que le marcaron? 

Pues ser diferente a los demás fue uno de los principales miedos. Cuando ya fui consciente de tener la discapacidad, miedo al rechazo de la sociedad o de las personas de mi entorno. Y quizá miedo a no poder llegar a donde los demás llegaban. Que al final nos comparamos muchas veces. Y hay que aprender a no compararse con nadie, porque cada uno es único y cada uno tiene su camino. También tenía mucha desconfianza en mí mismo.

Esos miedos ¿han desaparecido?

Algunos de los miedos sí que han desaparecido, pero otros aprendes a convivir con ellos. En mi caso tener el glaucoma, una enfermedad congénita, he aprendido a vivir con ella, con los miedos y las inseguridades, y he conseguido dar ese salto y superarlo. Sí que es verdad que cuando me viene una inseguridad o un miedo concreto lo que intento pensar en mi mente para trabajarlo y es pensar en un momento de mi vida en el que no tenía ese miedo o estaba menos presente e intentar retroceder a ese momento como ir a un lugar más seguro mentalmente. 

¿Qué recomienda para gestionar las inseguridades? 

Sobre todo conocerse a sí mismo es muy importante, conocer las emociones de cada uno y saber lo que cada emoción te está pidiendo, porque a lo mejor tenemos un día de bajón y simplemente lo que necesitas es un descanso, o un abrazo. Al final creo que es una asignatura que en ningún sitio nos enseñan y es bastante potente el saber gestionar las emociones.

¿Y cómo aprendemos a gestionarlo? 

Buena pregunta. Es verdad que por muchas dinámicas que pueda dar, al final, si se trata de un tema más profundo igual ya sí que necesitamos recurrir a un  profesional para que nos ayude a gestionar ese tipo de emociones. Yo lo primero que hice fue escribir un diario de 15 días con una lista de emociones, iba apuntando las emociones que iban saliendo en mi vida, y a la vuelta de esa hoja tenía una lista con necesidades que podían enlazarse a esa emoción. 

“Me preocupa la coacción de libertad en el mundo”

Primer plano de Alfonso Rodríguez con el Mediterráneo de fondo

“Hay que aprender a mirar la vida de frente”, afirma Alfonso Rodríguez

¿Cuál diría que es su principal fortaleza y su principal debilidad?

Yo me sacaría mil debilidades. Y entre ellas, que muchas veces siento que me hago pequeñito, me hago inseguro en algunos aspectos. Soy muy, muy impaciente. Otro de los defectos o debilidades, sería ser perfeccionista. Un profesor que tuve de coaching siempre decía que mejor hecho que perfecto. Entonces a veces busco la perfección que no tiene por qué serlo. Eso también puede ser uno de los grandes defectos. 

¿Y fortalezas?

Autoreconocerse, que muchas veces eso es lo que no nos paramos a hacer. Aplaudirnos y saber escuchar, que es muy importante porque vamos siempre por la vida acelerados y no paramos a escuchar al que está al lado. Esa es una de mis principales fortalezas, saber escuchar y tener don de gentes que va  un poco ligado a saber escuchar.

¿Ya ha aprendido a mirar de frente a la vida? 

Si, es una frase que viene en el libro. Al final la vida viene como viene y efectivamente hay que aprender a mirarla de frente.  Porque como bien digo en el libro la vida te da unas cartas para jugar la partida y debemos utilizarlas lo mejor posible. El hecho de esquivar un problema o esquivar una realidad no te exime de no tenerlo ahí. 

¿A qué llama personas vitaminas?

A las que solamente con mirarte o darte un abrazo no necesita ninguna palabra más para recargarte. Son personas que sin pedirlo están ahí, saben perfectamente lo que necesitas sin pedirlo, es como una recarga de energía sin necesidad de pedir nada.  Y son personas que no piden nunca nada y lo dan todo. Personas de las que todo el mundo se quiere rodear.

Y de los tristes y los tóxicos mejor huir.

No, están ahí, también existen. Son personas que tienen un montón de carencias y necesitan ayuda, está claro, y lo pagan con el resto del mundo. Y muchas veces creo que las personas tóxicas, que todo el mundo hemos tenido en nuestra vida o en nuestro entorno, las he ido apartando de mi vida y ni siquiera se dan cuenta de que son tóxicas. Nadie en su sano juicio reconocería que una es persona tóxica. 

¿Por qué pensó en Irene Villa para el prólogo del libro?

Me interesa su ejemplo de entereza más que de superación. Tenía 11 años cuando sufrió el atentado. Es una persona con discapacidad, de nuestro gremio, y una persona que usa la palabra correcta, transmite mucho, inspira mucho, aparte de ser conferenciante, periodista, deportista y creo que comparto bastantes valores con ella. 

Antes aludíamos al hecho de que a nadie nos enseñan la inteligencia emocional. ¿Estamos preparados para el mundo que se nos avecina? 

Se está hablando bastante de salud mental e inteligencia emocional y hace 20 años nadie sabía lo que eran. Pero preparados para el mundo que nos viene..., diría que el que quiere estar preparado o prepararse se va a preparar y el que no se va a quedar atascado. Al final es como las nuevas tecnologías. Hay personas que han sabido adaptarse perfectamente y otras que no han querido. No que no hayan podido o que no tengan capacidad, sino que no han querido. 

 ¿Y qué le preocupa más del mundo que vivimos ahora?

Me preocupa que se pierdan esas relaciones más personales y directas por culpa de las redes sociales. Si quedo para tomar un café contigo no quedo para tomar un café contigo y con tu móvil. Y en temas globales, me preocupa la situación de incertidumbre en general, que no podamos cada persona o cada país vivir como cada uno quiera en libertad. La coacción de libertad por resumirlo. Porque ahora, dentro de lo que cabe, estamos relativamente con libertad, pero puede llegar un momento que retrocedamos de golpe todo lo que se ha avanzado.

En general nos relacionamos bastante mal ¿no cree?

Sabemos relacionarnos pero muchísima gente se relaciona por intereses. Antes era una relación más natural. Ahora con las redes sociales esa relación se ha perdido ese cara a cara. Veo un alto un porcentaje de gente que se relaciona por interés. Yo cuando tenía 5 años mis abuelos se sentaban por la noche al fresco y se juntaban diez quince vecinos y eso se ha perdido, esas tertulias de contarse el día a día por las noches. Ahora no se hace

 “No descarto volver a la pasarela”

Posado de Alfonso Rodríguez en el Castillo de Guardas Viejas de El Ejido

“Me he visto siempre como un patito feo”, afirma Míster Star Universo 2018

Hablemos de su faceta como modelo. ¿Usted se ve muy guapo?

Pues yo me he visto siempre como un patito feo. Nunca quería estar delante de una cámara. Siempre que me querían hacer una foto jamás quería salir y nunca me he visto guapo. A día de hoy sí me veo guapo, pero creo que también ha sido un trabajo bastante potente internamente. 

¿Ha tenido que esperar a ganar un premio internacional para reconocerse como guapo? 

No, tampoco es eso -sonríe-. Pero sí que es verdad que al primer certamen de belleza que me presenté, en Extremadura, sí que me dio mucha confianza en mí mismo. Ya pensé como a creérmelo.

Fue finalista en Badajoz 2016 y en el Certamen de Míster España 2017.

En Míster Extremadura quedé como primer finalista y al fallar uno acabé representando a Badajoz. Y me gustó porque no me eligieron directamente por ser una persona con discapacidad y eso me engrandecido por dentro. No me eligieron ni por pena, ni por el bombo que iba a tener mi participación y cuando me llamaron fue una alegría enorme. Y en Míster España quedé dentro de los 12 primeros y éramos 57. Ahí yo me valoraba y viendo el percal pensaba que quedaría bien. Al final el tema no es solamente una cara o un cuerpo, es saber hablar, saber expresarte, cómo te relacionas con tus compañeros, cómo vistes, son mil cosas. Entonces yo me veía que sí que podía haber chicos más guapos que yo o que estuvieran físicamente mejor, pero sabía que el conjunto me podía llevar a tener un buen puesto en el certamen.  

Después vino el gran subidón, Alfonso Rodríguez Míster Star Universo 2018. ¿Qué aprendió de esa experiencia?

Aprendí a valorarme, a no juzgar, algo muy importante, a no compararme con nadie, cada uno como es, a confiar en mí y a creer en mí.

Es un mundo un poco falso, ¿no? ¿O estoy equivocado?

Yo sentí bastante calidez, ni falso, ni frío, hablo desde mi experiencia. Para mí ni fue ni falso, ni frío. Sí que es cierto que, como todo en la vida, hay mucha gente que si te puede pisar te pisa, pero es que eso es la vida, no solo los certámenes de belleza. Me acogieron con los brazos abiertos muchos compañeros, sorprendidos porque era una persona con discapacidad. Durante esa semana muchos de ellos, por ejemplo, no hicieron la prueba deportiva de meterse en el mar a nadar y yo sí me metí. Ahí fue ir demostrando día a día y seguir creciendo. Yo hice todo y feliz. Pero si es cierto que cada vez más se está consiguiendo normalizar que una marca contrate a una persona con discapacidad o con sobrepeso o a una persona X porque al final la moda está hecha por y para todos.

No diría entonces que el mundo de la moda está vetado a la discapacidad. 

Me voy a mojar. Yo diría que todavía sí. Y me pueden llover críticas por esto. Falta camino por hacer. Muchas marcas sí contratan por limpiar un poco la imagen y tal, pero falta todavía trabajo. 

¿Tiene la sensación de que lo suyo fue un episodio más en tu trayectoria o estaría dispuesto a volver a la pasarela? 

Me lo han propuesto de hecho, el año pasado, y dije que no porque no se dieron las circunstancias. Pero me pica el gusanillo entonces no lo descarto.

¿Cree que sin tu discapacidad visual hubiera tenido una carrera en el mundo de la pasarela? 

Es que quizá no me hubiera presentado porque muchas de las cosas que he hecho en mi vida han sido por ponerme retos. Fíjate que contradicción, no creo en mi pero voy a hacer esto para ver si llego. Creo que muchas cosas no las hubiera hecho. Y lo de la moda me dije, voy a probar y demostrar, ¿por qué no? Tengo unos amigos del pueblo de toda la vida que siempre me dicen; “Menos mal que tienes lo de la vista porque si no habría quien té aguantase de lo guapo que eres”. Bueno, es su opinión -se ríe-.

“La diversidad de El Ejido enriquece mucho”

Alfonso con el mar de plásticos de El Ejido al fondo

Alfonso Rodríguez recomienda constancia, coraje, confianza y compromiso para triunfar en la vida

¿Le ha costado mucho pasar del por qué a mí, al para qué a mí? 

Me ha costado porque siempre me he preguntado que por qué me pasa a mí esto y siempre estaba como enfadado con el mundo, conmigo mismo. En la adolescencia te comparas más, hasta que me di cuenta para qué me pasa esto a mí. Pues para muchas cosas, para ayudar a otras personas, para ayudar a mi entorno en ese momento. Al final han sido varios años, sí, y me ha costado el trance. 

Usted suele definir a la ONCE como su otra familia. ¿Qué ha hecho la ONCE por usted?

 Pues desde convertirme en nadador profesional a tener el puesto de trabajo que tengo actualmente pasando por recibir casi todos los Servicios Sociales que presta la ONCE desde pequeño, ayuda al estudio, ayuda al empleo, el técnico de rehabilitación, el tiflo, tenía dos años cuando me afiliaron a la ONCE, imagínate si ha hecho. Mi primer campamento de verano fue con la ONCE, que además se hacía conjunto Extremadura y Andalucía, las fiestas de Navidad. Aunque yo he estado bastante integrado con mi gente, con mi pueblo, con mi colegio, yo participaba mucho en las actividades de la ONCE porque me encontraba con un grupito de afiliados más o menos de mi edad. Mis inicios de Fisioterapeuta, mis dos primeros años de carrera los hice en la Escuela de Fisioterapia de la ONCE, aunque no la acabé allí.

Desde hace dos años dirige la ONCE en El Ejido, un municipio donde más del 32 por ciento de la población es extranjera. ¿Esa diversidad social es un estímulo  una barrera en la gestión? 

Tener tanta diversidad enriquece mucho. El Ejido es uno de los municipios de España con más nacionalidades diferentes, 104. Nosotros tenemos muchos afiliados de diferentes nacionalidades y te encuentras sobre todo la barrera del idioma y también barreras sociales que traen, porque no está igual vista una persona con discapacidad en España que en otros países. Como dice nuestro presidente Miguel Caballera es una suerte si eres ciego haber nacido en España porque tenemos la ONCE. A nivel social sí que están esas barreras. Me encuentro gente procedente de países donde ocultaban entre comillas a la gente con discapacidad. Te encuentras con la barrera de no querer recibir servicios y cuesta traspasar esa barrera familiar, por así decirlo, de que acepten su discapacidad y que sepan que estamos aquí para ofrecerles ese apoyo, esa mano, ese bastón. Cuesta un poco.

También vendedores.

También tengo varios vendedores de diferentes nacionalidades, son personas que se han adaptado bastante bien, tanto al puesto de trabajo, como a la ONCE, como a todo el equipo, y la verdad es que enriquece tener en plantilla diferentes nacionalidades. 

¿Diría que es una persona ambiciosa? 

Pero con un matiz, soy ambicioso a nivel personal, no en el económico. Y sobre todo soy ambicioso, pero respetando mis valores, respetándome a mí mismo y respetando a cualquier persona, esto quiere decir que soy ambicioso sin pisar a nadie. 

¿Y a qué aspira ahora?

A nivel laboral lo que me vaya viniendo y a nivel personal sobre todo a ser feliz o a tener bastantes momentos de felicidad.

¿Se siente mejor persona después de haber publicado este libro? 

Sigo siendo la misma persona.

Para terminar, ¿alguna recomendación para triunfar la vida?

Las cuatro ‘C’ de Walt Disney; constancia, coraje, confianza y compromiso. Yo le añadiría trabajo, paciencia, constancia, coraje y confianza. Y creer en ti.

| LUIS GRESA

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