Sentir, comprender y aprender juntos
        El Centro de Recursos Educativos de Sevilla celebró el pasado día 25 una jornada dedicada a las familias de niños y niñas ciegos o con discapacidad visual, bajo el lema ‘Crianza y salud mental: claves para un hogar emocionalmente saludable’ para concienciar a las familias de su importancia. El encuentro reunió a quince familias con el apoyo de psicólogos/as, trabajadoras sociales de distintos centros de Andalucía y Extremadura y el equipo de educadores/as y pedagoga del CRE, con el propósito de crear un espacio de reflexión conjunta sobre cómo promover una crianza consciente y un entorno familiar que cuide la salud emocional de todos sus miembros.
 Crianza, emociones y bienestar
 Durante la mañana, las familias participaron en un taller centrado en la gestión emocional en el hogar. Se abordó la importancia de que los padres y madre aprendan a cuidarse para poder cuidar, validen las emociones de sus hijos e hijas y busquen soluciones sin culpables.
        
        
 Los padres se reunieron para escuchar testimonios de los expertos
También se hizo hincapié en que el éxito infantil no se mide sólo por los logros académicos, sino también por el bienestar emocional, y que expresar y compartir las emociones fortalece los lazos familiares. También se destacó el valor de la terapia como un acto de fortaleza y el impacto positivo de los hábitos saludables - sueño, alimentación, ocio y ejercicio - en el equilibrio emocional. El grupo reflexionó además sobre el papel de las relaciones online en la vida de los jóvenes con discapacidad visual, señalando que lo importante no es el medio, sino la calidad de las relaciones que establecen.
 Tecnología y salud mental
 El segundo taller invitó a pensar en cómo la tecnología puede estar al servicio del bienestar. Se analizaron sus ventajas y desventajas para los menores con discapacidad visual  la posibilidad de identificar factores de riesgo y la necesidad de establecer hábitos saludables en su uso.
 Las familias compartieron estrategias para acompañar a sus hijos en el entorno digital y reducir posibles efectos negativos, recordando que el acompañamiento y la comunicación siguen siendo las mejores herramientas preventivas. Mientras los adultos participaban en los talleres, se desarrollaron actividades paralelas para los niños, niñas y sus hermanos/as, centradas también en el reconocimiento y expresión de las emociones.
 Las conclusiones resultaron especialmente significativas: tanto los padres como los hermanos expresaron una profunda toma de conciencia sobre la gestión emocional en el entorno familiar y la importancia de cuidarse mutuamente.
 La jornada culminó con una entrañable actividad de ocio en familia. Los propios niños y niñas leyeron el cuento “La isla de las emociones” de Jorge Bucay, y posteriormente, junto a sus familias, decoraron caretas sin expresión representando las distintas emociones del relato. El acto finalizó con un alegre desfile familiar y, como es tradición, una canción conjunta que simbolizó la unión, la alegría y el cierre compartido de un día muy especial.
 
 Sentir, comprender y aprender juntos
Los alumnos y alumnas del CRE de Sevilla, junto al equipo docente, llenaron el pasado día 7 de octubre el centro de alegría y música. Fue una tarde especial, de esas que dejan huella, en la que la inclusión se vivió como una experiencia compartida, palpable en cada sonrisa, cada gesto y cada aplauso.
Desde primera hora de la tarde, el entusiasmo inundó el ambiente. A medida que los participantes llegaban, se abrían las puertas a diferentes actividades diseñadas para disfrutar, aprender y descubrir nuevas formas de sentir. En la sala de juegos, Ricardo y Luci coordinaron divertidos juegos adaptados donde todos pudieron participar, demostrando que el juego no entiende de barreras, solo de ganas de pasarlo bien.
        
        
 El ajedrez estimuló la capacidad de estrategia de los que se atrevieron a sentarse frente al tablero
Mientras tanto, en la discoteca, Charo e Inma hicieron vibrar el espacio con música y ritmo, invitando a todos a dejarse llevar por las melodías y el movimiento. La música unió voces, cuerpos y emociones, recordándonos que bailar también es una forma de comunicarse, de expresarse y de encontrarse con los demás.
Uno de los momentos más esperados fue el “Túnel de los Sentidos”, coordinado por Josune y Bea en la sala Show Down. Allí, la vista dio paso al tacto, al oído y al olfato, convirtiendo la experiencia en un viaje sensorial que despertó la curiosidad y la empatía. Fue una invitación a percibir el mundo de otra manera, a detenerse en los detalles que normalmente pasan desapercibidos.
En el patio de columnas, la energía se transformó en movimiento con los deportes adaptados, dirigidos por Ramón, Amparo y Mª Luisa. Entre risas, retos y aplausos, se vivieron momentos de auténtico compañerismo. Muy cerca, Mané y Ana guiaban la elaboración de un mural colectivo, donde decoraron un árbol, con adornos creados por cada alumno, representando la diversidad, la colaboración y el valor de construir juntos algo común.
        
        
El árbol, expuesto, fue un divertido proyecto en común para todos los alumnos
  
A las 18:00 horas, el patio se convirtió en una gran pista de baile. La fiesta se animó con un baile conjunto en el que todos participaron, dejando claro que la alegría se multiplica cuando se comparte. Después, la jornada continuó con una merienda en el comedor y el patio exterior, momento perfecto para conversar, reír y seguir disfrutando de la compañía.
Al final, la actividad llegó a su fin, pero el espíritu de la tarde siguió presente en todos los que participaron. Fue una jornada llena de emociones, de aprendizaje y de convivencia. Una tarde para derribar barreras, celebrar la diversidad y reconocer el valor de cada persona, porque la verdadera inclusión no se enseña, se vive. Y aquel martes, todos, sin excepción, aprendimos un poco más a vivir con el corazón.