EN PRIMERA PERSONA: Juan Antonio Cuenca, abogado

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Juan Antonio Cuenca es el único abogado con despacho en Fuente Obejuna

Juan Antonio Cuenca (Fuente Obejuna, 1972) acabó tan harto de la proyección mediática que desencadenaron sus cuatro trasplantes, un caso único entonces, a principios de los 90, que no ha vuelto a conceder una entrevista. Aquel joven es hoy el único abogado con despacho en el pueblo de Lope de Vega, un lugar que ha pasado a la historia por su lucha contra la injusticia. Cuenca, que perdió la vista como consecuencia de su proceso, se muestra muy crítico con el estado de la Justicia en España, con el sistema político y con la pérdida de valores en la sociedad.

 

     “La Justicia está mal”     

 

Cuatro veces trasplantado entre 1990 y 1995. Fue usted uno de los primeros pacientes que se sometió en España a un doble trasplante, en su caso de hígado y páncreas, en 1990. Después vino otro de riñón en 1992 y de nuevo de riñón en 1995. Es usted un superviviente nato.

Soy un afortunado. Son problemas médicos que la ciencia pudo resolver en aquel momento que era el primero, pero lo que soy es un afortunado, no un superviviente.

En su momento fue un icono de la sanidad pública.

Si, el primero de España, el tercero del mundo, me hicieron los trasplantes en Córdoba, donde nadie creía que se podían hacer estas cosas.

¿Con qué actitud se afronta para superar tanto bache en la salud?

Como te digo, soy un afortunado. La ciencia puso los medios, me dijeron que tenía que hacer para recuperarme, me surgía otro problema y me lo solucionaban, yo lo único que puse fue mi cuerpo, y la intención de seguir. La actitud es vivir, seguir viviendo. Siempre quise mejorar y recuperarme.

¿Temió a la muerte?

Si, sí. Pero no es temer, es más bien objetivizar. Lógicamente todo esto lo piensas ahora a toro pasado, en el momento que lo estabas sufriendo no lo podías pensar así, pero los problemas por muy grandes que han sido, científica y médicamente se han solucionado. He tenido siempre la suerte de que he respondido bien a los tratamientos; me trasplantaban, notaba la mejoría al día siguiente; me hacían algo, rápidamente me empezaba a mejorar. Eso me hacía siempre tener más ganas de recuperarme puesto que sentía la recuperación.

La ceguera ¿en qué momento aparece?

En diciembre del 91 por una retinopatía diabética. Era diabético, y como consecuencia de los trasplantes me afectaron al hígado y me dejó tocado el riñón y la vista, la retina. Perdí el ojo derecho por una subida de tensión y luego un día me levanté para ir al Instituto y no veía.

 

“La ceguera no me ha condicionado la vida”

Juan Cuenca en medio de la calle de Fuente Obejuna donde tiene su despacho

"Para mi lo importante es la normalidad, que un abogado sea ciego, rubio o moreno es lo de menos", afirma Cuenca

¿Qué le ha condicionado más los trasplantes o la ceguera?

Es que no me han condicionado la vida. Bueno, sí me la han condicionado en el sentido de que he tenido que adaptar mi vida a ello. Cuando me quedé ciego pensé que el mundo se acababa, pero, poco a poco, gracias a mi familia en primer lugar, he tenido la suerte de estar rodeado de muy buenas personas y tengo buenos amigos que desde el minuto uno ha seguido contando conmigo. Cuando me trasplantaron anduve entre la vida y la muerte con 17 años y mis amigos lo sufrieron conmigo. Cuando me quedé ciego con 19 años, el 3 de diciembre me levanté y no veía y ese viernes mis amigos me vinieron a buscar a casa como si no pasara nada, por supuesto no salí. Estaba totalmente renegado. A la siguiente semana volvieron otra vez y supongo que no saldría tampoco, pero a la tercera semana ya no pude aguantar más y salí. Me he tenido que adaptar, pero las cosas que antes hacía, por ejemplo, dibujar, que era mi pasión, tuve que dejarlo. Yo quería ser arquitecto, pero no pude serlo. Me he ido adaptando, pero no condicionando.

¿Por qué eligió Derecho?

Porque mi madre no me dejaba irme de Córdoba y como no había ninguna carrera que me gustara me apunté a Derecho. Las cosas de las madres: “Apúntate a Derecho que tienen muchas salidas”.

¿Y las tuvo realmente?

Me lo pasé como los indios y cuando acabé me dije ¿ahora que hago?

Ya estaba ciego cuando entró en Derecho.

Si, sí. Yo terminé COU estando ciego. Me apunté en Derecho, quería ser arquitecto o cirujano, y me quedé aquí en Fuente Obejuna. La vida era muy dura. Yo soy de decisiones drásticas. Y dije que me tenía que ir de aquí. Mis padres me apoyaron, mi familia, pero como soy un afortunado, tuve la suerte de irme a Córdoba encontrar un piso con una amiga mía de toda la vida, luego coincidí en la Facultad con personajes estupendos que seguimos siendo amigos.

¿Y le defraudó en algún sentido o superó las expectativas?

La carrera me abrió muchísimo la forma de pensar porque me cambió totalmente el concepto de lo que yo entendía por Derecho, en el sentido de que piensas que es un montón de letras que te tienes que meter en la cabeza, pero lo que te dan es diferentes opciones de todas las cosas, te las explican y te dan diferentes alternativas, te amplía mucho el campo de visión. Me sirvió mucho para no tomarme nada como un dogma de fe y abrir un abanico de posibilidades sobre todas las cosas.

¿El ejercicio del Derecho tiene algo que ver con lo que se ha estudiado en la Universidad?

Hombre, es la base, lo que pasa es que la utilización del Derecho ya no tiene nada que ver con la justicia.

Eso me genera dudas.

Es que la legalidad y la justicia no son la misma cosa.

¿Y usted cree en la Justicia por encima de todas las cosas?

(Silencio). Yo trabajo con la legalidad vigente.

¿En qué cree Juan?

En las personas.

¿Por encima de las leyes?

Las leyes son normas de obligado cumplimiento. Y dentro de esa norma tenemos que caber todos los que vivimos en un mismo Estado. Entonces, la utilización de esas normas en beneficio de mi cliente es en lo que yo trabajo. La justicia la imparten los jueces. Yo soy un simple abogado.

¿Nunca le tentó la Magistratura?

¿Tomar decisiones sobre el Derecho y las libertades de otras personas?

Si.

No, no, no, no. Tiene que ser dificilísimo.

En su perfil profesional se define como un abogado capaz de ofrecer las soluciones más eficaces a los problemas más complejos, siempre en el menor espacio de tiempo posible y con la máxima profesionalidad. ¿Esa es la ecuación perfecta para ser un buen letrado?


Eso es lo que yo intento llegar y alcanzar. Lo que yo ofrezco es lo que puedo dar. Este trabajo depende de mi esfuerzo, pero ahora empezamos a contar con los plazos judiciales, las huelgas de funcionarios, las paralizaciones de los juzgados, la falta de personal, lo que hace que los procedimientos se dilaten en el tiempo lo más grande, de manera que tú, por mucho que hagas, siempre estás en deuda con tu cliente porque no hay respuesta. Y no porque no se haga el trabajo sino porque no llega la respuesta del juzgado, porque hay muchos problemas en los juzgados, no solo aquí en Andalucía sino en España en general.

En un bufete de abogados ¿el cliente siempre tiene razón?

No. El cliente puede tener la pretensión, pero lo que quiere el cliente tiene que estar dentro de la ley.

¿No ha necesitado salir de Fuente Obejuna para triunfar como abogado?

Trabajo mucho más fuera de Fuente Obejuna.

¿Qué cambia trabajando en el ámbito del Derecho en un pueblo pequeño respecto a la gran ciudad?

Cambia todo. Lo primero, la capacidad económica no es la misma. La serie de asuntos que se generan en un sitio no se dan en otro. No es lo mismo trabajar aquí que en Gibraltar o Algeciras. Me interesa más ir a Madrid o Córdoba y trabajar allí que quedarme aquí porque lógicamente cuando más opciones, tanto económica o de personas, más opciones de trabajo surgen. Siempre una ciudad te da más opciones que un pueblo. Luego está la movilidad, no tengo problema en ir a ningún sitio, pero vivo a 100 kilómetros de Córdoba y 120 euros de taxi.

Es usted especialista en Derecho Civil, Derecho Penal, Administrativo, Mercantil, Laboral, alguna predilección personal tendrá, ¿dónde se siente más cómodo y por qué?

El Penal, porque el que ha hecho, sabe lo que ha hecho, es mucho más fácil que buscar justicia.

¿Todavía sorprende a sus clientes encontrarse con un abogado ciego en frente?

Si, sí. Es más, no solo eso, en el turno de oficio me han llegado a preguntar si estaba preparado para defenderlos. Para mí lo más importante es la normalidad. Que un abogado ciego, rubio o moreno, es lo de menos.

“La Justicia tiene un problema político”

Cuenca en su despacho

En el mundo de las redes, Juan Cuenca considera que "hay mucha ignorancia hecha ley"

En el mundo de las fake news, ¿Hay mucha denuncia falsa contra la que combatir?

Hay mucha ignorancia hecha ley en el sentido de que cualquiera puede opinar sobre Derecho, porque de eso sabe todo el mundo.

La sobrexposición informativa y el uso de las redes distorsionan mucho la realidad judicial.

Totalmente, partiendo de que la primera distorsión parte de la información policial que se entrega a la Prensa en la que magnifican sus actuaciones a fin de ponerse una medalla. Pero en pueblos pequeños ahí puedes destrozarle la vida a una persona que no ha cometido ningún delito, pero la policía cree que sí y montan una operación como si fueran a detener a unos terroristas cuando a lo mejor tienen dos plantas de marihuana en una maceta. Esa desproporción en sitios pequeñitos como este le puede afectar mucho a la gente.

¿Cómo ve el estado de la Justicia en la España de 2023?

(Se ríe). Teniendo en cuenta que los letrados de la administración de Justicia han estado de huelga 8 o 10 semanas, ahora están los funcionarios, se van a poner los jueces, los fiscales, la Justicia está mal, faltan medios, falta personal, habría que limitar el acceso o controlar de alguna manera -que yo no sé cuál es-, pero en la enormidad de denuncias y demandas que se ponen absurdas que bloquean los tribunales, más que por la gente hacerse daño o por el hecho de denunciar, que hay gente que se lo toma como si fuera a tomarse un café todos los días.

¿La Justicia es un problema político?

La Justicia tiene un problema político. La Justicia a no debería ser un problema político porque la Constitución deja claro que hay tres poderes independientes; el judicial, el legislativo y el ejecutivo. ¿Cuál es el problema de este país? Que el poder ejecutivo, que es el Gobierno, y el poder legislativo, que es el Parlamento, son los mismos. Y encima, entre ellos se reparten el bacalao para elegir a los jueces en el Consejo General del Poder Judicial y en el Tribunal Constitucional, entonces la Justicia tiene un problema político que se ha generado por los políticos de este país.

Desde hace años, además.

En mi opinión personal este problema viene desde la Constitución, que, aunque tenemos una Constitución super progresista, que ha sido ejemplo para cientos de Constituciones en todo el mundo, nos aferramos a los cuatro puntos que tiene, que se podrían modificar sin problema ninguno, y tendríamos un libro perfecto, quitando beneficio a partidos políticos y sindicatos de los derechos fundamentales limitando los poderes, que cada uno se dedicara a lo suyo, como dice la Constitución. El problema no es la Constitución sino los reglamentos y las leyes que la desarrollan que han hecho los políticos españoles que se han generado sus sueldos vitalicios para ellos y sus herederos. En definitiva, el sistema político en España es vergonzoso y un fracaso total y absoluto.

Esa Constitución le define a usted como un disminuido en el año 2023.

Si, pero esa Constitución se puede cambiar simplemente por un acuerdo. Yo a lo mejor soy un disminuido porque tengo disminuida una de mis capacidades que es la visión. No soy un ofendido. Estamos llevando al extremo cosas que hay que objetivizar. Nosotros no podemos querer que el mundo se adapta a nosotros, nos tenemos que adaptar. Yo, por ejemplo, cuando me quedé ciego, era minusválido, ahora es una palabra mal sonante, pero la cuestión está que es un término para definir una situación, no es más que eso. Si la palabra disminuido ofende ¿quiénes son los ofendidos? Estamos llegando a un punto en el que es más importante el no ofender que el actuar. Entonces creo que no es objetivo.

¿Usted se cree que la Justicia es igual para todos?

Mientras la apliquen hombres y mujeres nunca puede ser justa, todo el mundo tiene sus gustos, sus deseos, sus odios, y por más que queramos nunca puede ser perfecta, totalmente equitativa.

¿Y cree que el Rey emérito ha hecho mucho daño a ese principio constitucional que consagra que la justicia es igual para todos?

Creo que el Rey emérito ha salvado la monarquía abdicando. El despiporre del Rey se lo permite la Constitución, que es el mismo despiporre que les permite a los políticos. Esto es una cosa hecha en el año 78 por una serie de personas que evitaron un conflicto, que hay que reconocerlo, pero que se irrogaron una serie de derechos que como demócratas creo que no lo hicieron bien y es el mismo ejemplo del Rey.

Llegó a ser delegado de Hacienda y Personal del Ayuntamiento por el Partido Popular y dimitió. ¿Frustrado de su experiencia política?

Total y absolutamente.

¿Por qué?

Soy una persona que cree en lo que hace. El problema de la administración pública cero que está en que hay muchísima gente que la utiliza para comer, que lo veo fatal, porque si tú no tienes tus intereses cubiertos no puedes mirar por los míos. El trabajo de los funcionarios que llevan toda la vida ahí metidos, que mandan más que los políticos, y eso impide muchas veces hacer las cosas. Y, sobre todo, cuando las cosas en vez de hacerlas para mejorar se hacen para que las conozca el pueblo o los ciudadanos, con un objetivo de mantenerte en el sillón, independientemente de partidos políticos. No se rigen por el interés general, ni muchísimo menos. Yo vengo de los libros, del Derecho, y ahí lo primero que pones es el interés general.

“La sociedad está perdiendo los valores”

Cuenca junto a una escultura de la Casa Cardona, un palacete modernista de Fuente Obejuna

Como buen vecino de Fuente Obejuna, Cuenca opina que "la unión hace que todo se consiga"

Como ciudadano, de todos los desafíos que la sociedad tiene por delante, ¿cuál es el que le preocupa más?

Los valores. Creo que la sociedad está perdiendo total y absolutamente los valores.

¿Qué valores principalmente?

El respeto. Está muy guay darle un like en las redes sociales, pero creo que está totalmente fuera del concepto de la sociedad en general, no hablo de jóvenes o mayores, porque aquí hemos llegado a un punto en el que o piensas como digo yo o tú eres malo, no hay otra opción. En Andalucía, en España en general, históricamente, siempre hemos estado divididos en dos grandes grupos. Lo importante no es que esto esté mejor, sino que no progrese el otro grupo. Esta es mi opinión, más subjetiva no puede ser, pero creo que se ha perdido el respeto en las instituciones, en el diálogo, la gente ya no dialoga, ya se insulta. Los políticos se han perdido el respeto, aquí no se buscan soluciones, aquí es el ‘y tú más’. Es que la gente se cae al suelo en la calle y nadie se para ni a mirarlo.

¿Eso también ocurre en un pueblo como en Fuente Obejuna? Pensaba que era un mal endémico solo de las grandes urbes.

Menos, lógicamente, porque todo se magnifica en los sitios más grandes. Pero se está perdiendo el respeto a todo.

¿No hemos aprendido nada como sociedad con la pandemia?

Yo creo que no. Al revés, la hemos utilizado para decir lo buenos que vamos a ser y demostrar lo que somos. Al lo mejor como soy ciego no me doy cuenta, pero. ¿Tú has notado algún cambio?

Lamentablemente no, pero pensaba que sí.

Yo hubo momento que también me lo creí. Yo soy un aficionado a la historia y siempre nos pasa lo mismo, siempre vamos a demostrar que somos los mejores, pero cuando tenemos la oportunidad nosotros lo estropeamos.

¿Es usted un firme defensor de la España rural?

Yo no soy firme defensor de nadie que no me pague. Aquí se vive muy bien, estupendamente, pero vivimos a 100 kilómetros de la capital más cercana, llevamos pendiente de una autovía años indeterminados, estamos en una zona deprimida y abandonada de Andalucía, no tenemos comunicaciones buenas. No soy defensor de nada en particular porque cada uno se siente a gusto en un sitio.

¿Sigue siendo músico en ‘Los Navegantes’?

Era bajo, ahora mismo no, tengo eso parado, todos tenemos trabajo cada uno en un sitio. Como el cantante y compositor es camionero y hace rutas internacionales y nos dificulta mucho la labor.

Y fuera del Derecho ¿con qué desconecta más?

Con la música. Estuve muchos años en la Orquesta Ciudad de los Califas de Córdoba, me gusta el rock progresivo sobre todo de los 70, el rock británico. Ahora me dedico a ser músico solista, toco solo en mi casa. Tengo un proyecto pendiente con una artista cordobesa conocida, que no puedo decir nada, pero para mí sería un pelotazo como aficionado, a mí me gusta jugar a los músicos. Y los libros es otro de mis vicios.

¿Qué lección cree nos enseña la obra de Lope de Vega, escrita en el Siglo de Oro, 1617, en la España de 2023? ¿Sigue vigente su valor, la fuerza de la unión del pueblo contra la opresión?

Yo creo que sí, teniendo en cuenta el contexto en el que se escribió y el que estamos ahora, deja por encima de todo que la unión de la gente es lo que hace conseguir los objetivos. En este caso la unión a la fuerza nunca puede ser bueno, hoy sería horrible, pero sí la unión por conseguir un objetivo. Eso lo refleja la obra de Fuente Obejuna. La unión hace que todo se consiga.

El problema es que en este país no nos une nada, salvo el fútbol.

Como españoles que somos, así lo llevamos genéticamente establecido, tenemos que estar divididos en dos grupos, los del norte y los del sur, los del Betis y del Sevilla, los del Madrid y del Barça, los del PP y los del PSOE, siempre dos grupos para que podamos estar peleados, aquí no hay unión, simplemente separación en dos grupos al 50% para que la pelea siempre sea suficientemente buena.

Por ahí la obra de Fuente Obejuna podría ser un ejemplo para el resto de España.

Totalmente.

| LUIS GRESA

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