EN PRIMERA PERSONA: Bárbara Martín, vicepresidenta de la Unión Europea de Ciegos

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“Me preocupa la deshumanización del mundo”

Luis Gresa | Bárbara Martín (Granada, 1974) nació ciega con cataratas congénitas, a los 12 años perdió un ojo y a los 13 años estudiaba ya con fotocopias ampliadas que le facilitaba la ONCE. Pero nunca se amedrantó. Hizo Derecho en sus cinco años correspondientes y hoy, su currículum abrumaría a más de un político de falsos máster y títulos gratuitos. Desde 2007 es responsable de la Oficina Técnica de Asuntos Europeos de la ONCE y desde 2015 vicepresidenta segunda de la Unión Europea de Ciegos (EBU). No le interesa Facebook y sí le preocupa la vorágine del mundo digital en el que nos hayamos inmersos. Es una ciudadana del mundo con el epicentro del corazón en Granada.

Licenciada en Derecho por la Universidad de Granada, grado en Ciencia Política y de la Administración por la UNED, competencia profesional completa en inglés, varios masters, desde 2007 es responsable de la Oficina Técnica de Asuntos Europeos y desde 2015 vicepresidenta segunda además de la Unión Europea de Ciegos, tiene usted un currículum abrumador. En tiempos en los que nuestros políticos ponen en cuestión el valor del esfuerzo en la vida, ¿qué ejemplo compartiría usted de su propia experiencia?

En general diría que, en esta vida, querer es poder, y yo he querido mucho y podido con dificultades, en cuanto a mi formación se refiere. Soy una mujer con discapacidad convencida de que nadie consigue nada sin esfuerzo, y que si mi esfuerzo es mayor, mayor será la recompensa. Nadie me ha regalado nada, todo lo he conseguido por mí misma.  Y en particular yo diría la fuerza de voluntad. Sobre todo, el Grado que lo he estudiado mientras trabajaba y he tenido que renunciar a fines de semana, vacaciones y estudiar como si estuviera opositando. Lo curioso es que este grado lo he estudiado gracias a mi trabajo, cuando empecé a ir a Bruselas y a relacionarme con las instituciones europeas donde descubrí lo interesante que eran las relaciones interinstitucionales y políticas.

La deficiencia visual ¿nunca fue un obstáculo en su carrera?

No. Nací ciega con cataratas congénitas, mi madre embarazada de mi tuvo la rubeola al quinto mes, y con cinco meses ya tenía mis gafillas. A los 12 años tuve varios desprendimientos de retina y después de varias operaciones perdí el ojo, que me hizo sufrir muchísimo, y con 13 años, a través de la ONCE, yo ya tenía fotocopias ampliadas de los libros que me facilitaron el estudio. Yo siempre he ido a un colegio ordinario, en la Universidad tenía mis gafas que me ayudaban a estudiar, evidentemente me costaba más que a uno que no tuviera discapacidad, pero en mi casa somos cuatro hermanas muy estudiosas, y mi padre nos ha inculcado mucho la necesidad de ser autosuficientes, de ser responsables y valernos por nosotras mismas. Y yo no he sido menos en mi casa. Me ha costado trabajo sí, pero hice la carrera de Derecho en cinco años.

¿Siempre le gustó viajar?

Para mí y para cualquier persona el viaje abre mentes es una forma de aprender, de compartir, es estimulante ver otras culturas y darse uno cuenta que no siempre lo que se tiene es lo mejor o lo peor.

La democracia española ha tardado 40 años en tener una clase política que habla en inglés, ¿vamos con mucho retraso, no cree?

Muchísimo, yo esto lo llevo muy mal. Como responsable de la Oficina Técnica de Asuntos Europeos es cuando me di cuenta de la importancia que tiene hablar un idioma e interlocutar uno directamente. Merkel habla ruso, eso que se lleva cuando habla con Putin, de tú a tú, no necesita intérpretes. En las relaciones lo que importa son las personas y poder hablar el idioma en temas importantes de tú a tú no tiene precio. Es una pena que en España hasta ahora no se haya valorado más. Se le pide a una secretaria quinientos idiomas y al presidente del Gobierno que no hable, es ridículo, por lo menos nuestros Reyes siempre han hablado idiomas, bueno, no lo compensa, pero por lo nos menos no nos dejará a la altura de los zapatos.

En el colectivo de personas ciegas ¿se ve el inglés como una barrera entre los jóvenes?

A nuestros chicos, como el resto de los españoles, el tema del inglés les da pereza, hasta hace poco, que la televisión da versiones originales y los colegios se han tomado un poco más en serio la enseñanza del inglés entre los más pequeños, no se le ha dado importancia. Los afiliados de hoy por hoy están más concienciados, hay cada vez más gente que habla inglés y otros idiomas, la concienciación existe y estamos en ello.

“La ONCE siempre fue visionaria”

Que Fernando Riaño ocupe la vicepresidencia de la Unión Mundial de Ciegos y usted sea vicepresidenta de la Unión Europea de Ciegos, ¿revela el peso específico de la ONCE en los órganos internacionales?

Absolutamente, no es baladí que dos personas afiliadas, además con buen nivel de inglés las dos, estén ocupando vicepresidencias de organizaciones de nivel mundial y regional respectivamente. Es una apuesta de la ONCE por el ámbito internacional. La ONCE siempre ha sido visionaria. Como sabe la Unión Europea de Ciegos y la Unión Mundial de Ciegos se crearon en el 84, España no estaba todavía ni en la Unión Europea, y la ONCE lo tenía claro, había que estar ahí. Y desde entonces hasta hoy se ha evolucionado muchísimo.

¿Somos conscientes del liderazgo internacional de España gracias al modelo social de la ONCE?

Los que trabajamos en el ámbito internacional claro que lo somos. Yo soy muy cuidadosa de no dar una imagen de apisonadora. La ONCE tiene que mucho que aprender de muchas organizaciones, pequeñas, medianas y grandes, pero es verdad que cuando a mí me dicen la ONCE es rica les digo, no, la ONCE no es rica, la ONCE lleva 80 años trabajando, nos dieron una oportunidad la supimos aprovechar, aquella gente fue muy valiente en su momento, y hoy recogemos lo que hemos ido sembrando durante tanto tiempo.

Y fuera, ¿cómo se ve y se valora el modelo que representa la ONCE en el exterior?

Se ve muy positivo porque cuando la ONCE cuenta lo que hace lo cuenta con números reales. Cuando traemos una delegación de eurodiputados a la ONCE a una lavandería o un callcenter, y ven a personas con discapacidad trabajando es una realidad, es nuestra seña de identidad, no vendemos humo.

Porque la situación de las personas ciegas en las grandes potencias europeas, Alemania, Reino Unido, Francia, dista mucho todavía del nivel de integración que goza el colectivo en España, ¿no es así?

Si es bastante así la verdad. Cada uno se queja de lo que tiene. Nosotros nos quejamos de que no funcionan las cosas, pero vete a Bruselas donde todo es inaccesible o vete al Reino Unido, donde el Metro es un horror. Te das cuenta realmente que, aunque queda mucho por hacer aquí en España, estamos bastante concienciados por la labor que ha hecho ONCE y los planes de accesibilidad de Fundación ONCE a nivel local, que es donde hay que empezar, de lo local a lo nacional.

¿Usted diría que España es el país más accesible del mundo?

No, yo no podría decir eso porque no conozco todos los países del mundo. Sé que es bastante accesible, pero hay países que tienen muchas cosas de accesibilidad que sorprenden. Me sorprende ver un aeropuerto de Seúl en Corea que está muy señalizado para los ciegos. No somos los únicos a los que les interesa la accesibilidad está claro.

Díganos algún ejemplo más que le haya sorprendido en positivo.

Por ejemplo, Estados Unidos. San Francisco es una ciudad con muchas cuestas bastante inaccesible y, sin embargo, aunque no tanto por los ciegos, porque allí se funciona a base de coche, por eso los ciegos no se ven, es verdad que están muy concienciados y el conductor de autobús se para en mitad de la cuesta y no pone problemas y está todo señalado para las personas con movilidad reducida.

¿Y se atrevería a decir que España está a la cabeza de la integración en el mundo?

De las personas ciegas sí, lo podría decir, porque creo que es verdad, el Grupo Social ONCE lo avala con sus números.

“La EBU sirve para mejorar la vida de las personas ciegas”

¿También en el ámbito de las personas con discapacidad hay una Europa a dos velocidades?

No me gusta hablar así, ni en el ámbito de la discapacidad ni en el ámbito de la no discapacidad porque desgraciadamente el ámbito de la discapacidad a nivel europeo es nacional, quiero decir, la Unión Europea no puede regular todo lo que quisiera en el ámbito de la discapacidad, con lo cual, depende de cada Estado. España puede estar muy evolucionada en accesibilidad en unas cosas y a lo mejor te vas a Chipre y en algo puntual está más avanzada. Las comparaciones son odiosas. No se puede comparar todo con todo y llegar a esa afirmación categórica.

En un mundo global como el que vivimos, la cooperación internacional es un instrumento fundamental para afrontar los retos que tenemos por delante imagino. ¿Existen suficientes mecanismos de cooperación? ¿Funcionan?

Por lo menos existen las organizaciones y el compromiso por los miembros que forman parte de esas organizaciones, cosa distinta es que el maldito dinero lo invade todo y sea la causa de que muchas cosas no se puedan llevar a cabo, pero no cabe duda que no es lo mismo hablar en representación de 72.000 personas en España que de 30 millones de europeos o de más de 253 millones de personas a nivel mundial, son cifras que no son pequeñas y hay mucha gente involucrada en la mejora de vida de las personas con discapacidad visual, muchas, desde el punto de vista educativo, sanitario, de todos los ámbitos, y no necesariamente son personas con discapacidad visual. Pero como todo lo que es grande, siempre va lento.

Realmente un organismo como la EBU ¿sirve para mejorar la calidad de vida de las personas ciegas?

Si sirve, claro que sirve. La EBU tiene su sede en París, se compone de 41 miembros, 26 son de la UE porque Letonia y Malta no están en la EBU, y 15 que no son de la zona UE, entre los que destaca Montenegro o Rusia. Cuando la EBU trabaja, trabaja al unísono, no hay tanta burocracia porque el idioma común es el inglés, no todos los miembros participan por igual y con la misma intensidad, pero se consiguen cosas importantes. Por ejemplo, con el Tratado de Marrakech, la EBU ha sido mencionada en informes del Parlamento Europeo. Esto es importantísimo, que la sociedad civil sea mencionada en un informe a nivel político tiene mucho valor. La EBU ha peleado mucho por la directiva de accesibilidad de páginas web, que es importantísima, son cosas muy específicas que tienen mucha importancia, e ir en nombre de 30 millones de personas tiene mucha fuerza y gracias a eso se consiguen muchas cosas a nivel europeo.

¿Preocupa tanto el Brexit en la EBU como en la UE?

Sí preocupa, pero preocupa porque es perder un país que tiene recursos y no participará tanto desgraciadamente en las actuaciones de incidencia política. Y preocupa la situación económica de la organización que representa al Reino Unido que no atraviesa el mejor momento. Sería tremendo que abandonara la EBU porque el Reino Unido ha sido una de la organización de las fuertes en la EBU.

El Brexit no conllevaría la salida de la EBU.

No, no porque la EBU no es solo UE, es Europa. Si se va no es por el Brexit es por sus circunstancias económicas como miembro.

Ha vivido muy de cerca las negociaciones del Tratado de Marrakech que facilita el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas. ¿Cuál es el alcance efectivo de este acuerdo, su importancia estratégica?

El alcance es poder intercambiar obras en formato accesible, incluidas partituras musicales que cuestan mucho trabajo hacerlas porque requiere conocimientos de música y de braille y esto es muy poco común, entre los más de 250 millones de personas. Permite que yo, España, pueda enviar un libro a Argentina y que le pueda pedir un libro a Canadá. Supone ahorrar coste a quien pide un libro, el intercambio transfronterizo de un libro a otro, permite la posibilidad de acceder a un número mayor de libros, -solo del 1 al 5 % son accesibles a nivel mundial-, el Tratado permite acceder a muchos más. Poder acceder a las bibliotecas tan potentes que tienen los americanos o los australianos es abrir un mundo a muchas personas. Poder leer a Shakespeare leído por un británico no tiene precio. Es ampliar de forma exponencial los libros a los que se puede acceder. Acceder a los libros es acceder a la cultura, es acceder a la educación, al empleo y a la integración de las personas.

¿De qué se siente más orgullosa de la ONCE cuando sale fuera?

De la ONCE me siento orgullosa de muchas cosas, pero sobre todo de ser una organización nacional que está estructurada, que sabe lo que quiere, que pelea por lo que quiere, que tiene un modelo que funciona y que lo defiende a capa y espada. Y sobre todo porque a mí me ha dado la gran oportunidad de tener el trabajo de mi vida, poder trabajar en la Unión Europea que era lo que quería, y poder representar a la ONCE es un privilegio que me enorgullece.

“No me interesa Facebook”

El profesor israelí Yuval Noah Harari ha vendido ya más de doce millones de libros tratando de entender el mundo que hemos creado. De todas las amenazas que describe Harari, el cambio climático, el desafío tecnológico, la guerra nuclear, la amenaza del terrorismo, el impacto de las noticias falsas, ¿qué le preocupa más como ciudadana del mundo?

Me preocupa la vorágine que vivimos en el mundo digital donde todo el mundo opina y sabe y no te subes al carro no eres nadie. Discrepo de los que creen que no eres nadie sin estar en Facebook o Twitter. Se puede ser alguien sin estar ahí. Me preocupa la deshumanización que esto supone, al final todo es una máquina, todo pasa por la tecnología, y a mí me da pánico y vértigo, es deshumanizar el mundo.

¿No me dirá que no tiene ni Facebook ni Twitter?

No tengo Facebook. Sí tengo Twitter.

¿Por qué una red sí y otra no?

La filosofía de Facebook no me interesa. Cada uno tiene su vida, en la vida entran y salen las personas, esto de querer a toda costa estar en contacto con todo el mundo saber los pormenores de lo que hace todo el mundo a todas horas no me interesa, bastante tengo ya con mi día a día como para interesarme por lo que hacen los demás. En Twitter estoy como vicepresidenta de la EBU y es una forma magnífica de difundir y recibir información selecta, cada quien decide qué quiere recibir, y siempre relativizando también.

Granada, ¿qué lugar queda en su agenda y su corazón?

En mi corazón el número uno. Este año hago 21 años en Madrid y mi corazón sigue siendo granadino al 100%. En mi agenda menos del que quisiera porque viajo mucho y cuando viajo quiero estar en casa, que está en Madrid, pero en Navidad y Vacaciones la number one.

"Me preocupa la vorágine que vivimos en el mundo digital", reconoce Bárbara Martín en esta entrevista | Foto: Javier Regueros

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